Un grito silente que susurro Hoy Renuncio al arte; Joaquín Salazar golpeando con un lápiz el reloj de su escritorio escudriño entre su agenda y unos apuntes mal trazados en una libreta verde, buscaba la forma de cómo ordenar las cosas frente a el; el tintero a la derecha, el reloj en frente, a la izquierda la agenda, la fotografía de Carla, el teclado esta sucio, el reloj de arena, ¿donde colocare el reloj de arena?
Joaquín es un hombre cejijunto, delgado de cara siempre afeitada al ras, Sus Ojos verdes tan verdes que parecían sacados de una joyería, Marcelo siempre le asustaron sus ojos que muchas veces se proyectaban con una imagen inexistente en el frente.
Marcelo estoy arto, me absorbió la corbata ceñida a mi cuello, los gemelos pequeños que pesan tanto como una cadena, me comieron las entrañas el pantalón recto y estos zapatos que a pesar de ser de cueros y de un precio tan absurdo que deberían ser cómodos con sus suelas no puedo correr; Marcelo hoy Renuncio al arte.