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El período persa.


Durante la cautividad babilónica Judá experimentó un cambio de señores, debido a la conquista medo Persa de Babilonia. La restauración a Palestina fue hecha posible por la cooperación de Ciro y fue inspirada por el liderazgo de tres hombres:
·         Zorobabel en la reconstrucción del templo,
·         Esdras en el establecimiento de la ley de Moisés como constitución de la renovada comunidad, y
·         Nehemías en la reconstrucción de los muros de Jerusalén y en el reavivamiento de la vida económica y espiritual del pueblo.

Sólo una porción relativamente pequeña de la nación regresó a la tierra de Sus Padres, si bien éstos pueden ser considerados el elemento más piadoso. Se habían percatado de la insensatez de la idolatría y estaban decididos a no sucumbir en lo futuro ante este pecado, no sea que deban sufrir como lo habían hecho sus padres.

Sin embargo, la edificación de una comunidad con fuertes baluartes religiosos no resultó fácil. A pesar del pacto de servir al Señor y obedecer la ley de Moisés (Esdras. 10):
·         el pueblo iba cayendo en la negligencia del Culto y del pago de los diezmos.
·          La santidad del sábado era descuidada como también lo era la prohibición de los matrimonios mixtos (Neh. 13).
·         En la época de Malaquías los sacerdotes se Hicieron merecedores de severas censuras por su corrupción e independencia.
·          Una causa parcial de la declinación fue el resentimiento de la población mixta y no israelita de Palestina en contra del intento de reconstituir la nación de Israel sobre una base purista.

Estos hicieron todo lo que pudieron para obstaculizar dicho esfuerzo:

·          La renuencia de los judíos al permitir que los samaritanos participasen en la reconstrucción del templo           (Esdras. 4:1-2) produjo un profundo antagonismo, que se refleja en el Nuevo Testamento, y que llevó al establecimiento del culto cismático en el monte Gerizim mencionado en Juan 4.
                                                          
Ya que los persas no estaban dispuestos a tolerar la restauración del reinado davídico después de la experiencia con Zorobabel, el oficial de más alto rango era el sumo sacerdote, quien era responsable, de un modo general, ante el  gobernador persa. El resultado final de este ordenamiento fue el de introducir una veta política y secular en un oficio que, históricamente, había sido de carácter sacerdotal.


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