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Euskal Herria. Greba feminista orokorra- Huelga feminista general




El día 21 de junio pasado se anunció por parte del Movimiento Feminista de Euskal Herria (EHMF) la convocatoria de huelga feminista general para el próximo 30 de noviembre. El anuncio se realizó mediante la proyección en varias fachadas de Ayuntamientos de un cartel con la fecha concreta: “Azaroa Noviembre 30 GREBA FEMINISTA OROKORRA”. Al día siguiente los medios recogían de forma amplia, la explicación de este llamamiento, que lleva tiempo de andadura y se ha ido tejiendo a partir de muchas redes de participación y debate. Los lemas generales de la convocatoria llevan también su tiempo en los espacios de propaganda: “Denon bizitzak erdigunean” (Las vidas de todas en el centro), “Por un sistema público de cuidados”, “Exigir el derecho colectivo al cuidado”. Y de estos previos y de lo trabajado y proyectado es de lo que vamos hablar ahora mismo.

Los antecedentes de la convocatoria

Para situar una fecha y un momento de inflexión fuerte, voy a utilizar la de las V Jornadas Feministas de Euskal Herria, de noviembre de 2019, convocadas bajo el lema de “Salda badago” (Aquí hay caldo). De esas jornadas el Movimiento Feminista salió con muchas ganas de pelea, pues efectivamente había mucho caldo. EHMF demostró en esas convocatorias que tenía capacidad para convocar y organizar las jornadas que reunieron a alrededor de 3000 mujeres en Durango. Organizar las jornadas supuso fortalecer y cohesionar al movimiento lo suficiente como para afrontar los debates importantes. Y también lo justo como para integrar muchas diversidades colectivas y tensionar las diferencias y las divergencias sin llegar a romper, o rasgar lo mínimo.

De estas jornadas, en mi particular visión del asunto, se sale con una tarea muy pendiente y muy presente. La organización del movimiento, o de los movimientos, para confluir en las grandes batallas, que las veíamos venir, y que siempre están aquí.

Venía el movimiento feminista de batallas importantes y se habían marcado unos hitos históricos con las dos huelgas feministas de llamamiento internacional del 8 de marzo de 2018 y 2019. Para este primer año de huelga, en Euskal Herria, ya se sentía la potencia de un movimiento que venía enfrentando dos grandes temas del movimiento feminista con relativo éxito, como fueron el derecho al aborto libre y gratuito, y en la sanidad pública y la creciente ola de violencia machista, que aquí se visualizó especialmente, pero no únicamente, en las fiestas.

La bronca, dicho en términos vulgares, que se montó frente a los intentos de repenalización del derecho al aborto protagonizados por el Gobierno del PP, y uno de sus espadas Ruiz-Gallardón, fue espectacular y grandiosa. En todo el Estado el feminismo se puso de pie, y conjugando alianzas imprescindibles y trascendentales, no solo dio al traste con la propuesta pepera, sino que se llevó por delante al Ministro y su carrera política. Esto sucedió en los años 2013 y 2014.

La lucha, que podemos decir que no cesa, contra la violencia machista en todas sus manifestaciones tuvo su punto álgido de contestación y contundencia con la violación grupal de Sanfermines 2016. No sólo por la contestación inigualable nada más producirse los hechos, sino también por la puesta en cuestión de la justicia que se estaba practicando. Frente al cuestionado funcionamiento de los tribunales, en sus diferentes instancias, el movimiento supo mantener el tipo y no caer en las trampas de los cantos de sirena que ofrecen más protección policial, más código penal, más cárcel, menos libertades y más miedos. El grito de “A mi me cuidan mis amigas, no la policía” hablaba de sobra. “Yo si te creo” y “No es abuso es violación” fueron las consignas que nos situaban en el relato y en la tarea feminista del acompañamiento y del cuidado.

Fue un tema que se retomó, y con mucho éxito, en las jornadas de Durango. El debate sobre Justicia Feminista, fue seguramente uno de los más potentes. Y se hablaba de diferentes violencias machistas y de las diferentes contestaciones.

Pasadas las jornadas, el 30 de enero de 2020 tuvimos la oportunidad de probar tímidamente en una huelga general de Euskal Herria, convocada por la Carta de Derechos Sociales, y apoyada por la mayoría sindical vasca y el Movimiento Feminista de Euskal Herria, entre otros, bajo el lema de “¡Trabajo, pensiones y vidas dignas!”.

Se insistía, como se había hecho alguna vez anteriormente, en unir la huelga de cuidados no retribuidos o sumergidos o irregulares, a la huelga general. Por lo menos simbólicamente se colgaban pancartas, escobones, plumeros, trapos, delantales, señalando que los cuidados de las casas particulares, también querían unirse a esta convocatoria.

Después vino la pandemia. Se abre un paréntesis donde los cuidados están apareciendo en todas partes, como necesidad, como problema, como servicios públicos insuficientes, como servicios privatizados y deficientes, como falta de cuidados y soledad con tanto aislamiento profiláctico. Hay también muchas iniciativas muy locales de crear apoyos mutuos.

Aún así hay intentos de abordar el tema de forma más global, y se recoge en el material de trabajo recopilado por la dinámica “Denon bizitzak Erdiguneak” (Las vidas de todas en el centro) lo que sigue, como pequeña síntesis del proceso:

“Cuando estalló la pandemia diferentes agentes y miembros del Movimiento Feminista de Euskal Herria creamos una coordinadora para poner la problemática de los cuidados en el centro de la agenda social y política. Desde el principio la ambición de la coordinadora ha sido socializar y aterrizar lo teorizado y meditado en estos últimos años. Así en febrero de 2022 celebramos unas jornadas en Vitoria-Gasteiz:Hicimos una aproximación hacia un imaginario colectivo en torno a los cuidados.
Dibujamos los primeros ejes de un sistema de cuidados público-comunitario.
Afloramos reivindicaciones e identificamos urgencias.
Pusimos sobre la mesa la necesidad de un ciclo de movilizaciones.

Tras ello en otoño de 2022 celebramos asambleas abiertas en las provincias en las que marcamos la necesidad de un Acuerdo sobre Cuidados, poniendo en la Agenda una huelga feminista general.”

A partir de aquí dinámicas locales empezaron a crear grupos en barrios y pueblos para extender la red y llegar a definir los objetivos y la modalidad de una huelga general feminista. El 8 de marzo se anunciaba la huelga para el otoño, como se ha dicho. A partir de entonces la actividad está siendo imparable. El 23 de abril, después de analizar el éxito de la convocatoria del 8 de marzo, se realizó una asamblea de ámbito Nacional en Vitoria-Gasteiz, con una asistencia de alrededor de 300 personas.

Revolucionar el sistema de cuidados

El centro de la reivindicación está en el sistema de cuidados y en los trabajos de cuidados. Es una adquisición ya del movimiento feminista los nuevos análisis de los cuidados, de cómo se prestan, en que condiciones, a quiénes, la dualidad público/privado-familiar. No cabe duda que las teorizaciones realizadas, no solo desde el movimiento feminista, sino desde la economía feminista, el ecofeminismo, las corrientes decoloniales, el anticapitalismo, han servido al movimiento para dotarse de un buen sustrato conceptual como para poder afrontar el lema central de la huelga: hay que revolucionar los cuidados.

Además, los clásicos análisis de la división sexual del trabajo y la dicotomía del trabajo pagado y no pagado, con la asignación de roles por sexo, cobran vigencia a la luz de estas nuevas conceptualizacioones.

Quién cuida, porqué cuida, quién es cuidada o cuidado, en qué condiciones se cuida, qué consecuencias tiene el cuidado en las cuidadoras y cuidadores, … y muchas más preguntas son las que se plantean en los grupos de trabajo.

La división público y privado, entendiendo por privado la familia y extendiendo lo público a servicios privatizados que le hacen perder su carácter, dan otra pista para la reivindicación de un trabajo de cuidados público de calidad y digno, también para quien lo hace.

El desmantelamiento de los servicios públicos a manos de gobiernos corruptos, en todos los ámbitos, y de derechas, es otro elemento del análisis.

La precarización de las condiciones de trabajo en los servicios públicos, que pasa por la alta temporalidad e intermitencia del trabajo, ponen también en cuestión el trabajo digno y las condiciones necesaria para prestar el servicio. Se están desmantelando también los elementos materiales de los servicios: hospitales que no se inauguran, plantas que se cierran, residencias que no se mantienen.

Los pocos avances que se han producido, desde que se utilizan las estadísticas en tal sentido, del reparto de trabajo en el ámbito familiar, también es otro de los temas de reflexión. La incorporación de las nuevas masculinidades, y de las viejas, por supuesto, a las tareas familiares, son bastante insignificantes en términos reales de tiempo de trabajo.

La sobrecarga de trabajos para las mujeres por la atención y cuidados a mayores, menores y familiares con necesidades especiales, también por los acompañamientos y seguimientos para que sean atendidas en los centros, va in crescendo, especialmente a medida que la esperanza de vida aumenta y las enfermedades son más curables. Aunque parezca una contradicción, y nos debían de alegrar la vida los muchos adelantos médicos, supone muchas veces un plus de trabajo normalmente para las mujeres de las familias.

La prestación de servicios por las empresas privadas, muchas veces empresas que se dedican igualmente a tareas de limpieza, jardinería, construcción…., y ahora las empresas que especulan con fondos buitres, nos pone en el punto de mira de la denuncia: se está negociando con las vidas y la salud de las personas. Sacan sus beneficios de las horribles condiciones del servicio: por las condiciones laborales, que son de explotación y por los cuidados mal-prestados, que son de cuasi-supervivencia. Las residencias de mayores en época de pandemia, y especialmente las privatizadas y las concertadas, son un ejemplo de esto que se dice. Cuando se señala por parte de las autoras feministas que la contradicción fundamental se sitúa entre el capital(ismo) y la vida, algo de esto se está advirtiendo.

Con lo señalado, que no agota el tema ni los ejemplos, se quiere decir que estamos frente a un nuevo paradigma de los cuidados. Y esto no se solventa con cuatro o cinco ayuditas procedentes de los fondos europeos, que se otorgan a las familias con personas dependientes a su cargo. Se trataría de organizar los servicios públicos de cuidados, universales, para todas las personas, con independencia de los vínculos familiares que tenga. Se trataría de hacer lo que no hizo la Ley de Dependencia estatal. El servicio público no es sustituible por una ayuda monetaria. En definitiva, las políticas familistas y las ayudas monetarias deberían desaparecer del mapa del servicio público de cuidados.

Huelga feminista general

A lo largo de los debates en los encuentros, asambleas y grupos, uno de los temas importantes, además de los contenidos y reivindicaciones, ha sido el analizar esta expresión de huelga feminista general y ver qué se quiere decir con ello, y, en definitiva que es lo que acarrea esta convocatoria.

Las múltiples reflexiones que se hicieron de las huelgas feministas del 8 de marzo de los dos años que se convocaron, han sido como el prólogo para empezar a definir qué carácter tiene el denominar a la huelga como feminista. Y de ese hilo se han tomado las referencias. Queda claro, además, que quien convoca, lidera y define la huelga, en primer lugar, es el movimiento feminista. Así la huelga se hacer por y con los objetivos que define EHMF.

Además, y no solo porque se está hablando de los cuidados, la huelga feminista es huelga de cuidados. Así que habrá que imaginar la huelga en espacios y sectores que no son asalariadas y van a participar y de forma muy activa, en la huelga.

Pero esta vez se ha añadido el término general, que hace referencia a la cesación del trabajo asalariado, durante 24 horas, y se llama a todos los currelas. Esto quiere decir que también a los hombres, a los que en las huelgas feministas anteriores no se les convocaba.

Nada más convocarse la huelga los cuatro sindicatos de la mayoría sindical ELA, LAB, ESK y Steilas informaron de su apoyo y empezaron a hacer propaganda de la huelga y a incluirla en su agenda. Ya se están empezando a hacer reuniones y a empezar a debatir dentro de sus ámbitos la forma para desarrollar la huelga.

De momento el movimiento feminista está realizando asambleas feministas abiertas de barrios y pueblos para poner en común todo lo realizado hasta ahora y empezar a reforzar el tejido organizativo. Estas asambleas son de debate, en parte, y de organización y extensión de la organización. Se hacen llamamientos lo más abiertos posibles y se componen listas interminables para realizar alianzas y para enganchar a la mayoría de gente del barrio. Todo esto se hace en asambleas no mixtas, que confluyen en ámbitos más amplios, como de zonas, y en la asamblea nacional.

Dado que a partir de los Sanfermines, la dinámica del verano empieza a discurrir, además de por las vacaciones obligadas, por las inmumerables fiestas que se celebran en todos los pueblos y barrios, las tareas de propaganda se han trasladado a estos espacios.

Camisetas, pañuelos, abanicos, pegatinas, pancartas, … van a recorrer las fiestas. Para propagar la fecha, para agitar con la huelga y hacer amigas y para hacer también un poco de dinero que financie estos gastos. La presencia festiva de la huelga feminista en los espacios de la diversión se señala como imprescindible. El componente joven de las asambleas de barrios y pueblos es bastante alto, así que la difusión festiva está garantizada, y siempre acompañada de la correspondientes comidas, kale jiras, txarangas, feministas, en espacios seguros. También las mozas jóvenes realizan sus dinámicas propias organizativas. Nos espera un verano festivo y activista. Y nunca olvidamos en estas fiestas, especialmente en los Sanfermines, la permanente reivindicación de fiestas sin agresiones. Una vez más la consigna “Erasorik ez” (No a las agresiones) estará de forma permanente en los espacios festivos. Conviviendo esta vez con la reivindicación de los servicios públicos de cuidados, universales, para todas: Denon bizitzak erdigunean.

Por Begoña Zabala González
Fuente: Viento Sur




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