A Juani
Los humanos contemporáneos vivimos atados con cadenas de acero a la máquina del tiempo. Fraccionamos el espacio, Hora a hora, para Seguir haciendo siempre lo mismo. Así, pasamos nuestra vida. No nos damos cuenta de que el reloj corre, y nuestra esencia se difumina, se diluye, hasta evaporarse entre las nubes que se lleva el viento, hacia ninguna parte.
A veces soñamos despiertos mirando hacia atrás. Claro que, para ver a nuestras espaldas con garantía de ñoñez, hace falta llevar años arrastrados detrás de nuestra piel. Estar curtidos por el sol, el viento, la lluvia y las nieves del ayer. Percibir, al volver a observar, la luna redonda y brillante de las noches de verano en la arena, a orillas de la plácida mar del Mediterráneo, y saber llorar recordando.
Lo bello y grande de la vida es poder acordarte de haber amado y saber que también te han amado, y si el tiempo lo permite seguir amando y que te amen. Poder decir, coge tu sombrero y póntelo, vamos a la playa que calienta el sol, ya que tenemos una familia de lo más original. El haber sabido cuidar el amor y la salud, y la plata . . . haberla tirado.
Para todo eso, no hay nada más hermoso que seguir viviendo recordando las viejas canciones de nuestro tiempo.