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Amadeus

Amadeus (1984)

Director: Milos Forman
Interpretes: F. Murray Abraham, Tom Hulce, Elizabeth Berridge, Simon Callow

El pasado 13 de Octubre, y en el marco de las fiestas del Barrio del Pilar de Madrid (dedicadas este año a Mozart al cumplirse el 250 aniversario de su nacimiento), pude ver por enésima vez la película Amadeus, que se proyectaba de forma totalmente gratuita en pantalla grande. Aquella noche tenía dos opciones: o patear una vez más el mercado estilo siglo XVIII plantado en el Parque de La Vaguada y la feria adyacente, o ver la película y pasar un buen rato, aunque ésta se proyectase en (horripilante) versión doblada. La elección estaba cantada.

Estrenada en 1984, y luego reestrenada en 2002 con veinte minutos extra en uno de esos “montajes del director” que tan de moda estaban por aquellos años, Amadeus constituyó uno de los grandes hitos del cine de los 80. Peter Shaffer (autor del libreto teatral en el que se basa la película) y el director, el checo Milos Forman, trabajaron codo con codo durante meses para conseguir un buen guión con el que rodar una gran película y las cosas no pudieron salir mejor, hasta el punto de que la mayoría de quienes participaron en el elenco principal se vieron devorados por el enorme éxito del filme: Forman jamás ha conseguido alcanzar el listón que tan alto dejó tras rodar la película que nos ocupa y Alguien voló sobre el nido del cuco (realmente lo tenía difícil). La triada de protagonistas (sensacionales Tom Hulce, Elizabeth Berridge y F. Murray Abraham) tampoco pudo sobreponerse a lo que había logrado, y con los años todos acabarían con sus respectivas carreras sumidas en la más discreta penumbra.

Pasado el tiempo, y después de haber visto la película decenas de veces, en versión original y doblada, en el cine (de estreno y reestreno) y en DVD, todavía me sorprende que una película así, tan “épica” y tan “clásica”, teóricamente tan alejada de los cánones del cine comercial de entonces (y pese a todo rodada con un innegable ojo de cara a la taquilla) pudiese tener los efectos que tuvo sobre las masas. Dejando de lado algunas críticas vehementes (en particular me gustó mucho una que leí en una revista, que acusaba a la cinta de ser “básicamente un film sobre Salieri”), la realidad es que Amadeus rebosa calidad por los cuatro costados. Pero la mejor cualidad de esta cinta fue la de contribuir en su día a la difusión de la música clásica, y en concreto la de Mozart, de un modo como nunca se había logrado antes. La “Mozartmanía” encontró hueco, e incluso portadas, en revistas “poppys” y catálogos de música como el legendario BID (Boletín Informativo Discoplay), espacios habitualmente reservados para artistas de radio fórmula. De repente todo el mundo se había vuelto loco por una música que solo unos meses antes era cosa de “melómanos”, miembros de orquestas sinfónicas y tíos raros como esos que van a la ópera vestidos de etiqueta. Fue algo alucinante pero realmente bello, digno de la música del gran genio de Salztburgo.

Total, que volví a disfrutar como un enano durante poco menos de tres horas y media (las que dura el “montaje del director”) con una de esas películas que tan raramente se realizan en el cine moderno, majestuosa y espectacular a más no poder, a la vez que muy entretenida pese a su largísimo metraje. Y eso que tengo en casa las dos versiones. Y a pesar del doblaje: únicamente eché de menos poder cambiar el idioma de proyección y seleccionar el modo VOS. Porque como diría Carlos Pumares, miren que es MALO, MALO, MALO y MALO el doblaje de la versión extendida. Lo puto peor, de verdad.



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