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Que sucede si consumimos alimentos con Moho: Riesgos y Precauciones


Si consumimos Alimentos con moho puede resultar peligroso para nuestra salud, dependiendo mucho del estado real del moho y del volumen consumido. La posibilidad de ingerir alimentos con moho puede resultar desagradable para muchas personas por la evidente apariencia de estos alimentos. Nuestro organismo ha desarrollado mecanismos de protección para evitar la ingestión de alimentos potencialmente dañinos, y el moho entra en esta categoría. 

¿Qué pasaría si consumimos alimentos con moho?

Aquí abordaremos las implicaciones de consumir accidentalmente alimentos con moho. Además es importante conocer cómo prevenir riesgos relacionados con el moho en la alimentación. Básicamente pueden producirse una serie de síntomas específicos en el organismo, como puede ser: 

Alteración en las funciones corporales

Esto puede darse al momento de introducir en nuestra boca alimentos con moho, que puede provocar náuseas, debido a que nuestros cuerpos están diseñados para protegernos de posibles peligros para la salud. Entonces ¿Qué pasaría si por error consumimos un alimento que contiene moho o ingerimos una porción de un alimento después de haber retirado la parte afectada?

Afortunadamente, en la mayoría de los casos, no ocurre nada grave, a menos que seamos alérgicos a ciertos tipos de hongos o tengamos un sistema inmunológico debilitado. En tales situaciones, es posible que se desencadene una reacción alérgica, que puede variar en gravedad. Los síntomas más comunes en estos casos incluyen problemas respiratorios, aunque esto es más común cuando se inhala moho en lugar de ingerirlo, y trastornos gastrointestinales como malestar estomacal, vómitos y diarrea.

Presencia de Micotoxinas

El verdadero peligro asociado con el consumo de alimentos con moho radica en la posibilidad de que contengan micotoxinas, sustancias tóxicas producidas por ciertos tipos de hongos. Estas micotoxinas pueden ser perjudiciales para nuestro organismo cuando se consumen en grandes cantidades y durante un período prolongado. Pueden dar lugar a graves problemas de salud. Por esta razón, es crucial evitar la exposición a estas sustancias siempre que sea posible.

¿Qué son las Micotoxinas y cómo afectan?

Las micotoxinas, también conocidas como toxinas fúngicas, son sustancias producidas por diversas especies de mohos, siendo las más significativas las generadas por hongos como Aspergillus, Fusarium y Penicillium.

Estas micotoxinas se forman de manera natural en ciertos alimentos cuando las condiciones de temperatura y humedad son propicias (generalmente entre 24°C y 28°C) durante el cultivo o el almacenamiento. A largo plazo, las micotoxinas plantean un grave riesgo para la salud humana y animal, ya que pueden inducir cáncer, causar mutaciones en el ADN y provocar problemas en el metabolismo, especialmente en el sistema gastrointestinal, los riñones y el sistema inmunológico.

Cómo Evitar la Exposición a las Micotoxinas

Si bien es prácticamente imposible evitar las micotoxinas en su totalidad, ya que se producen de forma natural en una variedad de alimentos sin procesar y procesados, hay medidas que podemos tomar para minimizar la exposición:Almacenar los alimentos en condiciones de baja humedad y a la temperatura adecuada según el tipo de producto.
No dejar alimentos cocidos fuera del refrigerador durante más de dos horas y mantenerlos tapados.
Mantener limpios los lugares de almacenamiento, como la despensa y el refrigerador.

En términos generales, y con algunas excepciones, se considera que los mohos verdes y blancos suelen ser menos peligrosos, mientras que se debe evitar el consumo de alimentos con moho de color marrón. Los quesos tipo cabrales, por ejemplo, suelen ser seguros debido a la seguridad de los hongos utilizados en su fabricación, así como a las condiciones de refrigeración que reducen la proliferación de micotoxinas.

Además, es importante tener en cuenta que las micotoxinas no suelen eliminarse mediante la cocción, a diferencia de la mayoría de las bacterias, como advierte la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN).

¿Qué hacer si un alimento tiene Moho?

En caso de encontrar moho en un alimento, lo más seguro es desecharlo. Aunque solo una parte del alimento parezca afectada, el moho es solo la parte visible de una colonia de hongos que probablemente se haya propagado a otras partes del alimento, incluso si no es visible. Además, algunos alimentos con moho pueden contener bacterias que crecen junto a los hongos.

En general, se deben desechar alimentos como embutidos y carnes ahumadas, carnes cocinadas, cereales y sus derivados, yogures, quesos blandos, mermeladas, frutas y verduras blandas, frutos secos y productos derivados, como cremas de cacao o cacahuetes. Algunos alimentos más duros, como las zanahorias, la calabaza, el salchichón duro y los quesos curados, pueden salvarse, pero con precauciones, como eliminar al menos dos centímetros alrededor de la zona afectada.

Si bien es importante tomar precauciones y ser cuidadoso, no es motivo de alarma extrema si ocasionalmente consumes un alimento con moho, ya que, como mencionamos anteriormente, es probable que no ocurra nada grave. Sin embargo, si experimentas náuseas y vómitos prolongados después de consumir moho, especialmente en presencia de un sistema inmunológico debilitado, es aconsejable consultar a un profesional médico para obtener orientación sobre posibles tratamientos para eliminar las toxinas del sistema.

En resumen, es importante mantener la prudencia y la higiene en la manipulación y el consumo de alimentos para minimizar los riesgos asociados al moho. La prevención es siempre preferible a lamentar posibles consecuencias para la salud.

¿Es seguro consumir alimentos después de eliminar el Moho?

La práctica común de cortar la parte con moho de un alimento para aprovechar el resto y reducir el desperdicio de comida puede ser viable en ciertos escenarios, pero no en todos.

A menos que el moho sea una parte integral de la composición del alimento, su presencia generalmente indica que una porción del mismo se encuentra en mal estado. La opción de eliminar la zona mohosa y consumir el resto puede ser considerada, pero su aplicabilidad está vinculada a las características específicas del alimento en cuestión.

Incluso después de cortar la parte afectada, es importante tener en cuenta que el hongo podría haber colonizado áreas adyacentes, incluso si no es visible, e incluso podría haber penetrado profundamente, atravesando la piel o la cáscara del alimento.

Por razones de seguridad alimentaria, la práctica de cortar el moho, incluyendo el área circundante, y consumir el resto es recomendable únicamente en alimentos que sean duros y con bajo contenido de agua. Entre los ejemplos citados por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se encuentran el jamón serrano, embutidos curados, quesos duros y frutas y verduras firmes como la zanahoria o el pimiento. Sin embargo, en el caso de otros alimentos, como medida de precaución, se aconseja desecharlos en su totalidad.


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