Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

¿Qué es el hambre emocional?

¿Tiendes a comer más cuando te sientes estresado?

¿Sientes que la comida te calma cuando estás triste, nervioso, preocupado?

¿Sueles comer aunque no tengas hambre o tu estómago ya esté lleno?

¿Sientes que la comida te da una sensación de comodidad y seguridad que no puedes obtener de otra manera?

Estas preguntas pueden ayudarlo a darse cuenta si a menudo come emocionalmente, y la conciencia es el primer paso para cambiar la forma en que ve la comida en su plato.

El hambre emocional se produce cuando una persona recurre inconscientemente a la comida, no para satisfacer su Hambre fisiológica, sino para evitar el malestar que le produce un estado difícil como el estrés, la tristeza, la ansiedad, la ira, etc.

¿Cómo se manifiesta el comer emocional?

La mayoría de las veces, cuando tenemos ganas de Comer, no podemos concentrarnos en otra cosa que no sea un determinado producto, sabor o textura que anhelamos. Al comer sentimos temporalmente un estado de paz y calma pero rápidamente volvemos al estado anterior de malestar al que se suma el sentimiento de culpa y crítica porque no pudimos resistir y cedimos al impulso de comer, muchas veces compulsivamente. Sentimos náuseas, un malestar físico porque comimos más de lo que necesitábamos y nos duele el estómago.

No solemos comer de forma compulsiva comida sana sino dulces o comida rápida porque los hidratos de carbono generan una gran cantidad de dopamina y cuando aumenta nuestro nivel de energía y buen humor, nuestra necesidad se ve satisfecha durante un corto periodo de tiempo.

Es muy importante recordar que el Hambre Emocional no puede ser satisfecha con comida porque detrás de esta tendencia hay varias necesidades emocionales insatisfechas, esperando que las mires y encuentres formas adecuadas de satisfacerlas.

¿Cuál es la diferencia entre el hambre emocional y el hambre física?

 Dado que pueden confundirse fácilmente, necesitamos analizar algunos aspectos para poder diferenciarlos y actuar conscientemente a nuestro favor:

 1. El hambre emocional aparece repentinamente, es abrumadora y requiere satisfacción inmediata y el hambre física aparece gradualmente y puede retrasarse por un corto período de tiempo.

2. El hambre emocional implica un apetito selectivo, automáticamente tenemos en mente determinados productos como la pizza, las patatas fritas, el chocolate, y el hambre física opta por las opciones disponibles en la nevera, entre ellas los alimentos saludables.

3. En el hambre emocional después de algunos bocados de comida el acto de comer se vuelve compulsivo, ya no sentimos el sabor de la comida porque no estamos atentos al acto de comer en sí y no estamos presentes. Sin darnos cuenta nos acabamos una bolsa de patatas fritas o una barra entera de chocolate. Cuando comemos en respuesta al hambre física somos más conscientes de lo que estamos consumiendo y podemos decir fácilmente que nos detengamos cuando nos sintamos llenos.

4. El hambre emocional es un antojo que se apodera de nuestra mente mientras que el hambre física se localiza en el estómago.

5. El hambre física no está asociada con sentimientos de culpa, vergüenza o arrepentimiento. Aparecen cuando el hambre es emocional y son causados ​​por el hecho de que a nivel inconsciente sabemos que no necesitamos comida.

¿Cómo identificamos las causas del comer emocional y qué soluciones tenemos?

Para poder cambiar nuestra relación con la comida es fundamental antes que nada analizar y ser conscientes de las situaciones y emociones que nos obligan a recurrir a la comida, aunque no es ahí donde encontraremos el consuelo que realmente necesitamos.

Aunque el hambre emocional a menudo se relaciona con la incapacidad de manejar sentimientos desagradables, también puede desencadenarse por emociones positivas, como celebrar un evento feliz o ser recompensado por un logro exitoso.

Algunas causas que pueden desencadenar la necesidad de comer emocionalmente son:

1. Incapacidad para tolerar emociones incómodas como el miedo, la ira, la soledad, la vergüenza

Aunque nos perjudica distraernos de nuestros propios sentimientos, inconscientemente creemos que así podemos evitar lo que no queremos sentir. Cuando somos pequeños, necesitamos que los adultos que nos rodean nos consuelen, pongan nuestras emociones en palabras cuando no podemos identificarlas y poco a poco nos ayuden a regular nuestras emociones por nosotros mismos.

Si no tuvimos este apoyo de niños, necesitamos crecer como adultos la capacidad de experimentar emociones difíciles.

Como adultos pensamos que es abrumador sentir lo que nos duele pero en realidad cuando nos conectamos con nuestras emociones sin huir de ellas, ellas nos consumen, pierden su intensidad y poder sobre nosotros. En cambio, si los rechazamos y los ocultamos, volverán cada vez más a menudo y con mayor intensidad hasta que tengamos el coraje de aceptarlos.

La solución: Analizamos nuestro estado antes de abrir la heladera e intentamos conscientemente encontrar métodos a nuestro favor como: llamar a un amigo para contarle lo que nos pasó, escribir en un diario nuestras emociones, dibujar, meditar 10 minutos, ir de paseo por la naturaleza o corremos por el parque.

2. Falta de conciencia del acto de comer en sí

hace que comamos todo del plato aunque nuestro estómago nos diga que hemos comido suficiente.

Cuando comemos emocionalmente sentimos que no tenemos control sobre nuestros antojos y la tensión que sentimos exige que la satisfagamos rápidamente. Debido a que el hambre emocional se vuelve automática, un descanso de 5 minutos antes de ceder al impulso puede ser suficiente para recuperar nuestro poder. Cuando reflexionamos sobre la situación que genera el antojo, nos damos la oportunidad de cambiar la decisión habitual de comer en piloto automático y realmente aprendemos cómo nos sentimos y qué debemos hacer para sentirnos mejor a largo plazo.

Aunque a veces sigas comiendo emocionalmente, es importante no criticarte a ti mismo sino convertirte en tu aliado al continuar practicando la pausa entre el estímulo y la respuesta para comprender por qué lo haces.

La solución: Intentamos comer conscientemente cuando tenemos hambre, aprovechar el descanso para comer para desconectar de las tareas diarias, disfrutar de los aromas, el sabor y la textura sin prisas.

3. Estrés crónico

hace que suba el cortisol y desencadena el antojo de alimentos salados, dulces o fritos para aumentar rápidamente nuestra dosis de energía y placer.

La Solución: Buscamos otras estrategias apropiadas para manejar el estrés en nuestras vidas que no tengan efectos autodestructivos. Necesitamos actividades relajantes para ayudar a desestresar nuestro cuerpo, relajar nuestra mente y obtener nuestra dosis regular de endorfinas.

4. Falta de otras fuentes de placer en nuestra vida

nos hace refugiarnos en la comida porque es la forma más fácil de alcanzar un bienestar temporal.

La solución: Invertimos en construir otras fuentes de alegría en nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos a través de nuevos pasatiempos y actividades que nos saquen de nuestra zona de confort. Las relaciones de amistad y de pareja nos ofrecen vías de realización emocional, por lo que es importante ser conscientes de nuestras necesidades y deseos para alcanzar un nivel óptimo de satisfacción y contentamiento.

5. Hábitos arraigados en la infancia

A veces los padres premian ciertos comportamientos positivos de sus hijos con helado, chocolate u otras comidas favoritas para hacerlos sentir especiales. Como adultos, a veces buscamos la misma sensación pero la asociación en nuestra mente es incorrecta, la sensación no la proporcionó la comida sino la conexión con esa persona desde la infancia.

En otras situaciones, los padres dan dulces a los niños para calmarlos del dolor cuando se golpean, lloran o están enojados. Por lo tanto, no logran identificar lo que sienten y aprenden que las emociones difíciles deben evitarse.

También hay momentos en que los padres insisten, obligan a sus hijos a comer todo lo que tienen en el plato o les ofrecen comida aunque no sientan la necesidad de comer. Con el tiempo, los niños aprenden a no escuchar las señales de su cuerpo y esos hábitos alimentarios de la infancia acaban apareciendo en la edad adulta cuando inconscientemente asociamos determinadas situaciones y emociones con la falsa necesidad de comer.

La solución: Prestamos atención a la diferencia entre el hambre fisiológica real y el hambre emocional falsa, gradualmente encontramos otras formas saludables de satisfacer nuestras necesidades emocionales para crear nuevas asociaciones mentales con el tiempo. A veces no podemos tomar conciencia de los hábitos conservados desde la infancia por nosotros mismos, pero un psicólogo puede guiarnos.

Conclusión

En resumen, el hambre emocional es un trastorno alimenticio basado en la sensación de querer comer, no porque tengamos hambre física, sino porque estamos experimentando emociones difíciles o incómodas. Es como si nuestro cuerpo nos pidiera comida como una forma de consuelo o distracción.

Es importante entender que el hambre emocional no es una forma saludable de lidiar con nuestras emociones. Comer para manejar nuestras emociones puede llevar a problemas de salud y un ciclo difícil de romper. Es esencial aprender formas más saludables de manejar nuestras emociones, como hablar con alguien de confianza, hacer ejercicio, practicar técnicas de relajación o disfrutar de actividades que nos hagan sentir bien.

Si alguna vez sientes hambre emocional, recuerda que no estás solo y que hay formas mejores de lidiar con tus emociones. Hablar con un adulto de confianza, como un padre o un maestro, puede ser de gran ayuda. Juntos, podemos aprender a enfrentar nuestras emociones de manera saludable y encontrar formas más efectivas de cuidarnos a nosotros mismos.

En conclusión, notamos que el hambre emocional quiere que estemos atentos a nuestras necesidades afectivas, emocionales, sociales y que alimentemos con la mayor frecuencia posible nuestras emociones, no nuestros estómagos.



This post first appeared on 4 SEÑALES EN QUE TU TRABAJO ESTÁ AFECTANDO A TU SALUD MENTAL, please read the originial post: here

Share the post

¿Qué es el hambre emocional?

×

Subscribe to 4 SeÑales En Que Tu Trabajo EstÁ Afectando A Tu Salud Mental

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×