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¡No creas todo lo que piensas!

¡Siempre nos gusta tener razón! Es que a veces queremos tener la razón a costa de nuestro bienestar.

Probablemente hayas notado (contigo, o con personas cercanas a ti) que cuando se trata de un tema delicado, tendemos a considerar solo las cosas que confirman lo que creemos. Preferimos agregar algo a la imagen que ya tenemos que desarrollar una nueva imagen. El hecho de que siempre consideremos solo lo que nos da la razón nos hace confiar demasiado en nuestros propios pensamientos y mantener nuestra opinión a pesar de la información contraria.

Este deseo de confirmar nuestras propias opiniones ha demostrado tener efectos negativos en las decisiones en las organizaciones y en la política, pero también en las relaciones sociales. Por ejemplo, cuando tenemos a nuestro lado dos hinchas de dos equipos rivales y aportan argumentos de que su equipo es el más fuerte. ¿Qué harán ellos? Cada uno de ellos seleccionará únicamente la información positiva sobre su equipo favorito y la información negativa sobre el equipo contrario. Tienen acceso a la misma información, pero su creencia de que el equipo X es el más fuerte los influye en la forma en que “procesan” la información.

Como decía al principio, esta tendencia también puede afectar a nuestro bienestar. Como como habrás notado, me interesan los factores que pueden impedir que seamos felices   , opté por desarrollar un poco el tema.

¿Qué hacemos cuando queremos demostrar que tenemos razón?

1. Estamos buscando información tratando de confirmar nuestras creencias.

Por ejemplo: estás en una relación y piensas que tu pareja ya no te quiere (o tienes miedo de esto), buscarás la evidencia que lo confirme aunque afecte tu relación. Si por el contrario crees que tiene suerte de tenerte con él, solo seleccionarás los datos que así lo confirmen (te trajo flores, te llamó, etc.)

2. Interpretamos la información para confirmar nuestra opinión.

Por ejemplo, si tengo una opinión negativa sobre mí Mismo, interpretaré la información que recibo de forma que confirme la imagen que tengo de mí mismo. Un colega me miró con más insistencia, probablemente porque hoy me veo un poco mal. O si pienso que soy una persona que merece ser apreciada, interpretaré su mirada como una muestra de admiración.

3. Recordamos la información que confirma lo que creemos

Si consideramos que un colega es incompetente, solo recordaremos las Situaciones en las que no hizo sus tareas a tiempo o correctamente, y “olvidaremos” o alteraremos la información sobre las situaciones en las que hizo muy bien su trabajo. O por el contrario, si reconocemos a un colega muy capaz, solo recordaremos las situaciones en las que se comportó de manera ejemplar.

4. Transformamos información contradictoria para que sea congruente con lo que creemos

Por ejemplo, si me considero una persona incompetente y me dicen “Me gustó mucho la forma en que completaste el proyecto X”, podría interpretar “Bueno, sí, probablemente se esperaba que lo arruinara como la otra vez” si me considero una persona competente, pensaré (a la misma retroalimentación), “normal, soy muy fuerte   “

¿Cómo nos afecta el hecho de que siempre tratamos de tener la razón?

Destacaría especialmente los efectos negativos. Así que si tu imagen de ti mismo es muy buena, no sigas leyendo   .
Cada uno de nosotros tiene ciertas creencias básicas o centrales sobre nuestra propia persona (p. ej., “Soy incapaz”), sobre los demás (p. ej., “La gente es mala y envidiosa”) y sobre el mundo/la vida (p. ej., “La vida es impredecible”). En general, tenemos tanto creencias positivas (p. ej., “soy especial”) como negativas (p. ej., “soy un inútil”).
Judith Beck clasificó las creencias negativas sobre la propia persona en tres tipos:

  •  Impotencia “no me puedo manejar”
  •  Indigno de amor “no merezco ser amado”
  •  Inútil “soy bueno para nada”

Y ahora vamos a juntarlos:

Si pienso en mí mismo que soy incapaz, que no merezco ser amado y que no soy capaz de nada, y completo esto con la tendencia a confirmar lo que creo, ¿dónde vamos a parar? Muy probable que presente síntomas de depresión o ansiedad.

¿De qué manera confirmamos nuestras creencias negativas sobre nosotros mismos?

  1. Si me considero una persona que no puede arreglárselas sola
    • Buscaré la información que confirme mis creencias. Veré las situaciones en las que no puedo desenvolverme, en las que pido ayuda a los demás, o en las que necesito apoyo. Sin darme cuenta de que hice muchas cosas valiosas sola.
    • Interpretaré la información de manera que confirme mi opinión -si alguien me ofrece ayuda, consideraré que lo hace porque esa persona también piensa lo mismo de mí- que no soy capaz de manejar por mi cuenta.
    • Recordaré principalmente la información que confirma lo que creo: solo recuerdo las situaciones en las que no pude hacer las cosas por mí mismo o no obtuve los resultados deseados al hacer las cosas por mí mismo.
    • Transformaré la información contradictoria para que sea congruente con lo que creo: si en una situación puedo manejarla, la atribuiré a fuentes externas. Por ejemplo: “Resolví los documentos necesarios para el empleo por mí mismo, pero si no hubiera recibido la lista del empleador no lo habría logrado”
  2. Si me considero una persona que no merece ser amada
    • Buscaré información que confirme mis creencias – Veré las situaciones en las que mis padres se comportaron de cierta manera conmigo, mi pareja no me prestó suficiente atención.
    • Interpretaré la información de tal manera que confirme mi opinión: estoy seguro de que no me llamó porque no soy lo suficientemente bueno.
      Recordaré la información que confirme lo que creo – Recuerdo las situaciones en las que el ser querido no respondió de la manera que me hubiera gustado, en las que no me ofreció la atención o el apoyo que necesitaba.
    • Transformaré la información contradictoria para que sea congruente con lo que yo creo – por ejemplo “me dice que me ama pero solo porque yo se lo dije primero” o “él me sacó en mi cumpleaños pero solo porque sabe que me molesté cuando se olvida”
  3. Si me considero inútil (“No sirvo para nada”)
    • Buscaré la información que confirme mis creencias. Veré las situaciones en las que me resulta difícil resolver una tarea o completar ciertas cosas como quiero.
    • Interpretaré la información de tal manera que confirme mi opinión; si alguien me critica, lo tomaré como prueba de que soy incapaz.
    • Recordaré especialmente la información que confirme lo que creo: recuerdo las situaciones en las que tuve bajo rendimiento o fracasos.
    • Transformaré la información contradictoria para que sea congruente con lo que creo: veré un éxito como insignificante. Por ejemplo. “Saqué una nota alta en el bachillerato, pero este año hubo materias fáciles.

En otras palabras, somos como detectives que no buscan la verdad, sino que buscan confirmar lo que creen.

¿Cómo ver más objetivamente quién eres?

Ten cuidado con lo que piensas

¿Qué te dices con frecuencia a ti mismo en diferentes situaciones? Haciendo esto es posible poder identificar tus creencias sobre ti mismo (a veces no es tan sencillo y necesitamos ayuda para hacerlo).

Descubre cómo seleccionas la información sobre ti

¿Solo recuerdas los fracasos? ¿Puedes ver los buenos momentos también? ¿Puedes ver tus cualidades?

Encuentre explicaciones alternativas y busque evidencia de lo que piensa

Por ejemplo, mi jefe me criticó. ¿Qué quiere decir esto? Bueno, la primera explicación (congruente con mi creencia) es “soy un incompetente”. ¿Qué otras explicaciones hay? Por ejemplo “él hubiera querido que yo resolviera la tarea de otra manera” o “me equivoqué pero es de humanos equivocarme, esto no me hace incompetente porque hay otras situaciones en las que no me equivoqué”

Trate de aplicar la búsqueda de alternativas con la mayor frecuencia posible.

Por las conclusiones que sacas sobre ti mismo en diferentes situaciones y ver qué pasa.

No creas todo lo que piensas, al igual que no crees todo lo que te dicen. Lo que piensas determina cómo te sientes, cómo te comportas y, en última instancia, quién eres. Puedes cambiar tu forma de pensar, cuando no te ayuda, solo tienes que hacer un pequeño esfuerzo y analizar críticamente tus pensamientos. Realmente se necesita esfuerzo y atención para cambiar la forma en que piensas, pero al hacerlo tendrás la oportunidad de ser lo que quieres ser.

Conclusión

Espero que hayan disfrutado de este artículo sobre por qué no debemos creer todo lo que pensamos. Como psicólogo, quiero recordarte que nuestros pensamientos pueden ser engañosos a veces, y es importante tener cuidado y no tomarlos siempre al pie de la letra.

A lo largo del artículo, aprendimos que nuestra mente a veces nos juega trucos. Podemos tener pensamientos negativos que no son ciertos o preocuparnos por cosas que no son reales. Esto se llama “pensamiento distorsionado” y todos lo experimentamos en algún momento.

Sin embargo, es vital recordar que nuestros pensamientos no siempre reflejan la realidad. Podemos entrenar nuestra mente para reconocer y desafiar esos pensamientos negativos o distorsionados. Al hacerlo, podemos mejorar nuestra salud mental y sentirnos mejor con nosotros mismos.

Aquí hay algunos consejos que te pueden ayudar:

  1. Cuestiona tus pensamientos: Cuando tengas un pensamiento negativo, pregúntate si realmente es cierto. A veces, nuestros pensamientos son solo historias que nos contamos a nosotros mismos.
  2. Busca evidencias: Si tienes dudas sobre un pensamiento, intenta encontrar pruebas que lo respalden o lo contradigan. A veces, descubrirás que no hay pruebas sólidas para respaldar un pensamiento negativo.
  3. Habla con alguien de confianza: Si te sientes abrumado por tus pensamientos, busca el apoyo de un adulto o un amigo en quien confíes. Ellos pueden ayudarte a ver las cosas desde una perspectiva diferente y brindarte consuelo.
  4. Practica el cuidado personal: Realiza actividades que te hagan sentir bien contigo mismo, como hacer ejercicio, leer un libro, jugar con tus amigos o escuchar música. Estas actividades pueden ayudar a distraer tu mente de pensamientos negativos.

Recuerda, ¡tú eres más fuerte que tus pensamientos! No dejes que te arrastren hacia abajo. Aprende a desafiarlos y a mantener una actitud positiva. ¡Tú puedes hacerlo!

Gracias por leer este artículo y cuida de tu mente!

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