El agua tibia ayuda al aparato digestivo a descomponer los alimentos, favoreciendo la digestión y aliviando el estrés. Por este motivo, se recomienda tomar después de una comida abundante.
Tomar agua tibia aumenta la temperatura corporal, favoreciendo la eliminación de toxinas a través del sudor. Además, también permite desintoxicar el organismo a través de la orina.
Al consumirse caliente, el agua actúa como vasodilatador, aumentando el flujo sanguíneo. Además, el calor favorece la relajación muscular, lo que también contribuye a una mejor circulación, al mismo tiempo que alivia el dolor en caso de sufrir calambres.
Al beber agua a cualquier temperatura te sientes más lleno y saciado, pero si está caliente aumenta la temperatura de tu cuerpo, incrementando tu tasa metabólica y quemando más calorías.
Tomar agua caliente te puede ayudar a disolver la mucosidad y a aliviar el dolor de garganta.
Estudios científicos demuestran que los líquidos calientes ayudan a aliviar el estrés y reducir la ansiedad, así que toma agua tibia cuando necesites relajarte.
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