Abarricadado en los códices de muchos eruditos esquimales, desde donde sólo haré fuego con textos a rebote a los señores críticos si osaren atacarme, voime ahora Derecho al correo submarino natural de Catania Pesce Cola. Y como por tales señas la mayor parte de ustedes no sabrán quién es; aclaro, y repito, que me voy derecho al atrevido recreador de la cruel admiración de Federico de