Así en ese momento en que la vida se desmembra y figura sospechosa frente al espejo del tiempo, todo lo que no es la muerte, todo lo conocido, se vuelve una emergencia, y lo que te ha parecido inerte desde siempre, arroja una luz, que, por pequeña que sea, alcanza en la esperanza, para cubrir el cuerpo, este cuerpo que se vuelve polvo, se desintegra y deja su Signo Propio en palabras, palabras sobre cosas, cosas que inertes soportan nombres vitales impropios.
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