Raúl García Araujo
No será un día de campo la elección de Morena el próximo año en la Ciudad de México, ya que después de 27 años de ser gobernada por políticos de izquierda, hoy existe la amenaza latente de perderla.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ya leyó que no le alcanza para estar tranquilo, la escudería de Morena, integrada por Clara Brugada, Ariadna Montiel, Ricardo Monreal e incluso, Lázaro Cárdenas Batel para refrendar el triunfo en la Jefatura de Gobierno de la capital del país.
Su primera apuesta era Martí Batres, quien, debido a las circunstancias políticas y la definición de la candidatura presidencial de Morena, que hoy se dará a conocer tuvo que asumir el cargo de jefe de Gobierno interino, para concluir el mandato de su “corcholata”, Claudia Sheinbaum, quien resultará ungida como la abanderada a la primera magistratura del país.
El presidente vio con buenos ojos que la secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, aspirara a tal nominación, pero ante la cascada de renuncias en su gabinete, la funcionaria decidió acompañarlo hasta el último día de su gobierno.
Ante la falta de cuadros que le permitan conseguir el triunfo en la elección de 2024, su apuesta ahora es para el actual secretario de Seguridad Ciudadana, con quien había mantenido un distanciamiento por sus menciones por el caso Ayotzinapa, y ahora en el actual escenario parece ser la pieza precisa.
Hay que tomar en cuenta que desde que asumió el puesto en la policía capitalina, el presidente López Obrador ha sido muy cuidadoso en no mencionarlo, e incluso, en sus conferencias mañaneras destaca más el trabajo del fiscal de justicia mexiquense, José Luis Cervantes Martínez, en tareas de coordinación, que el de Omar García Harfuch.
La razón es muy sencilla, el inquilino de Palacio Nacional ha medido los tiempos y el trabajo hecho por el jefe de la policía capitalina, a quien veía como la última opción en caso de que se complicara con los perfiles para el relevo en la Ciudad de México.
Una garganta profunda en Palacio Nacional dijo a En Corto, que, en la Ciudad de México, Morena no podía ir con un perfil como Delfina Gómez en el Estado de México, que, si bien hizo su trabajo, la carga política y electoral estaba bajo la popularidad de López Obrador.
En la CDMX la cosa es diferente; le asiste la razón al presidente al señalar que los capitalinos son los ciudadanos más politizados del país.
Por tal motivo, abrió el abanico de opciones y encontró que Omar García Harfuch es su mejor carta para retener a la Ciudad de México y ganar la Jefatura de Gobierno sin complicaciones.
En el análisis se plantea que no sería la primera vez que un jefe de la policía asuma las riendas de la capital del país; un ejemplo de ello es su corcholata Marcelo Ebrard, quien después de pasar de la Secretaría de Seguridad, gobernó la Ciudad de México.
Otro ejemplo es Miguel Ángel Mancera, quien fue procurador de justicia de la ciudad y quien al igual que Harfuch tenía un club de admiradoras, a las que les parecía atractivo, pero que a la postre resultó ser un pésimo gobernante, de los más malos que ha habido en la capital del país.
Lo que viene ahora es poner en manos de Omar García Harfuch a políticos de altura, para irle abriendo camino hacia la elección de 2024. Toca a Martí Batres encontrar el mejor perfil para sucederlo en la Secretaría de Seguridad Ciudadana, mientras que en Palacio Nacional le darán todo el impulso para convertirlo en el próximo jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
En Cortito: En temas de seguridad, no cabe duda que la incidencia delictiva y los índices de criminalidad son hoy en día una preocupación de los políticos, pues la percepción ciudadana cada día es de mayor impunidad y violencia en los diferentes municipios o estados del país.
La estrategia del gobierno federal de “abrazos no balazos” ha dejado una alta cifra de muertos, robos a casas o transportes en general, asaltos a transeúntes, vehículos y un largo etcétera es el día a día en las mesas de seguridad denominadas pomposamente “Mesas de Construcción de la Paz”, que para lo único que sirven es para controlar las narrativas con tintes políticos desde las mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Tomemos un ejemplo de los tantos que hay en medio de una pugna por el poder político manejado desde la seguridad, siendo este el talón de aquiles de todos los gobiernos.
En el municipio mexiquense de Tlalnepantla, en los últimos días se han enfocado los reflectores mediáticos inflados a partir de denuncias en redes sociales a veces diseñadas estratégicamente para dañar políticamente, pues está municipalidad luego de la derrota de los aliancistas en la carrera por la gubernatura continúa siendo de la alianza conformada por el PRI, PAN y PRD y está muy lejos que Morena recupere esta plaza en el siguiente proceso electoral.
Sin embargo, preocupa que ahora algunos políticos vean como estrategia política, la de sembrar cuerpos de personas que fueron asesinadas en otros municipios y la divulgación de noticias falsas de robos, como la única vía para desacreditar a las actuales autoridades y dar la idea de que las cosas están muy mal en la localidad. La pregunta es ¿quién estará a cargo de tan siniestra estrategia y a cambio de qué?
En Morelos por más que el presidente Andrés Manuel López Obrador salga a defender al gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, las cosas están que arden por el avance del crimen organizado que todos los días deja muertos en la entidad. El mandatario morelense siempre culpó al fiscal de justicia, Uriel Carmona por la ola de violencia y ahora que lo tienen en prisión, o en secuestro político como dice su defensa, las cosas están cada día peor. Lo cierto, es que la Fiscalía de la Ciudad de México trae una consigna para dejar en prisión al funcionario morelense para evitar así que vaya a meter a la cárcel al ex futbolista e ídolo nacional.
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