¡Qué bella la República Dominicana! Lejos del turismo masivo que nos quieren vender, este país no deja de sorprendernos gratamente.
El tiempo en este lindo lugar está pasando fugaz. Sin casi darnos cuenta ya son nueve meses desde que empezó nuestra aventura dominicana y aún nos quedan tantos lugares increíbles por conocer. De momento teníamos día libre, y no podíamos alejarnos mucho de la turística Bávaro.
Decidimos relajarnos de nuevo en la magnífica Playa Blanca, en Punta Cana. Sol, tranquilidad y mar cristalino...
El objetivo era visitar después de la comida la Reserva Ecológica de los Ojos Indígenas. Después del almuerzo y de pasear un rato por Playa Blanca, nos dirigímos hacia allí.
Para entrar en Ojos Indígenas debéis ingresar en la urbanización de Punta Cana dejando un documento en la Entrada. Podéis acceder a la reserva desde la Entrada Principal, o si bien preferíis hacerlo desde la puerta trasera debéis pedir en la entrada principal una autorización para ir al restaurante de La Marina.
Nosotros la pedimos y fuimos a la parte trasera a echar un vistazo. Allí se encuentra un hotel completamente abandonado con hermosas vistas al mar.
Y ahora sí, a visitar la reserva natural.
El paisaje entre los árboles y el sonido de los pájaros es espectacular. En el parque hay numerosos lagos de agua dulce. Unos habilitados para darse un baño, otros no. No pudimos irnos sin darnos un chapuzón.
Ya casi se noche salimos al exterior. Nos esperaba un estupendo cielo estrellado.....
