Maestro y alumno paseaban por el jardín de la curiosidad cuando el alumno le preguntó:

- Maestro, ¿es bueno tener deseos?

- ¿Es bueno tener hambre? – le respondió el maestro

- No lo sé maestro, viene sola, cuando el cuerpo nos lo pide y eso no lo controlamos

- Lo mismo pasa con los deseos, vienen solos, cuando la mente nos los pide y tampoco lo controlamos.

- Pero entonces, ¿es bueno o no?

- Las cosas de por sí pueden ser buenas o malas, según lo que hagamos con ellas. Por ejemplo comer es bueno pero la gula no. Lo mismo pasa con los deseos, pueden ser alimento de esperanza o de envidia y corrupción.

- Pero eso se puede controlar, ¿no?, maestro

- Es posible pero, una vez desparramada, la semilla del deseo crece como la maleza en nuestra mente. Hay que saber sembrar y segar a tiempo, antes de que invada nuestra alma.

- Si todos los deseos no son malos, ¿cómo podemos controlarlos?

- El amor, es la solución pero también puede ser el problema

- No lo entiendo maestro, me está confundiendo, cómo puede ser el amor el problema.

- Esa es la razón, la confusión, la que tenemos cuando intentamos gestionar los sentimientos del deseo. El amor es la solución cuando lo practicas hacia los demás, con bondad y sabiduría y es el problema si solo es deseo de la carne, se llama egoísmo, avaricia.

- Pero no nos dice Jesús de ¿amar a los demás como a sí mismo?

- Así es, no dice de solo amarnos a nosotros mismos. El amor que no se comparte es amor que parte; el corazón, el alma, la vida. Es deseo de la carne, pecado perverso.

- Entiendo maestro, entonces tenemos que ser vigilantes con nuestros deseos.

- Tú lo has dicho, joven, hay que seguir las enseñanzas de Jesús y evitaremos caer en la tentación del hedonismo egocéntrico, siendo sembradores de bondad para con los demás. Necesitamos desear como necesitamos comer. Lo único que tenemos que hacer con sabiduría es elegir el alimento que nutrirá nuestro cuerpo y nuestra mente para que los deseos que de ella nazcan sean siempre de bendición.

- Bueno ese es mi deseo maestro, jajaja

Continuaron su paseo en silencio y meditación por los caminos florales del jardín.

37 Jesús le dijo:

—“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” 38 Éste es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” 40 De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas. (Mateo 22:37-40)

Más vale lo que ven los ojos que un deseo que pasa. También esto es vanidad y aflicción de espíritu. (Eclesiastés: 6:9)

Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. (Gálatas 5:24)

Que Dios os bendiga, Alfons
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