Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

Enfrentando el Miedo

El Miedo. Todos tenemos que enfrentarlo alguna vez, y "barrerlo debajo de la alfombra" no es la respuesta. No podemos negar nuestros miedos o peor, someternos a ellos, sino que en fe debemos enfrentar nuestros miedos y vencerlos en el nombre del Señor Jesucristo. De hecho, a menos que conozcamos y enfrentemos al miedo, éste, terminará controlando nuestras decisiones,por defecto.

La Biblia nos provee muchos ejemplos, de personas que enfrentaron sus miedos en el poder del Señor. Muchos de los héroes de la fe, aquellos que la Biblia nos lo da como modelos a imitar, tuvieron que enfrentar sus miedos. Por ejemplo, Pablo, enfrentó muchos miedos. En 2 Corintios 7:5
, él escribió:

"Cuando llegamos a Macedonia, nuestro cuerpo no tuvo ningún descanso, sino que nos vimos acosados por todas partes; conflictos por fuera, temores por dentro."
David también tuvo miedos, muchos de los cuales los enfrentó en tiempos de intenso sufrimiento, pero en el Salmo 34:4-6, él escribió:

"Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores. Radiantes están los que a él acuden; jamás su rostro se cubre de vergüenza. Este pobre clamó, y el Señor le oyó y lo libró de todas sus angustias. Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores."
El antídoto para el miedo está, según yo creo, en tres cosas - la fe, la esperanza y el amor (1 Corintios 13:13). Cada una complementa a las otras, y sólo cuando las tres están operando juntas, el miedo es quitado. Veamos rápidamente cada uno de estos "antídotos" y luego compartiré algunos de los miedos que personalmente he tenido que enfrentar y vencer en el poder del Señor.

Fe

El Salmo 56:3-4 dice:

"Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza. Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no siento miedo. ¿Qué puede hacerme un simple mortal?"
Confiar en el Señor, es el antídoto mas básico en contra del miedo. Isaías 12:2 dices:

"¡Dios es mi salvación! Confiaré en él y no temeré. El Señor es mi fuerza, el Señor es mi canción; ¡él es mi salvación!"
En el mismo tono, Hebreos 13:6 dice:

"Así que podemos decir con toda confianza: 'El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué puede hacerme el ser humano?'"
Cuando enfrentamos el miedo, la respuesta de Dios es revelarse así mismo como alguien más grande que nuestro miedo (otra vez, superar el miedo se basa en el principio revelación - respuesta, ver "La Resurrección y la Vida"). Por ejemplo, en Apocalipsis1:17-18, Jesús dijo:

"...No tengas miedo. Yo soy el Primero y el 'Ultimo, y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno."
Esta revelación del Señor como "alguien más grande que nuestro miedo" se resume en 1 Juan 4:4:

"Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo"
A veces ayuda tomar un versículo y personalizarlo mediante la sustitución de algunas palabras. Por ejemplo, en mí caso, yo puedo re frasear 1 Juan 4:4 de la siguiente manera:

"Yo, David, soy de Dios y he vencido mi miedo al cáncer, porque el que está en mí es mas grande que el cáncer."
Pruébalo para ti mismo. Sustituye tu nombre, junto con una palabra que describa tu miedo, en los espacios en blanco, en la siguiente paráfrasis de 1 Juan 4:4:

"Yo, ____________, soy de Dios y he vencido el miedo a _______________, porque el que está en mí es más grande que _______________."
Fe es simplemente tomar la palabra de Dios, sin hacerse preguntas. Es decir, "creo en lo que Dios dice y no en lo que dicen mis miedos". Por esta razón, la fe es el antídoto primordial para el miedo.

Esperanza

Esperanza, definida de una forma simple, es la confianza de que Dios hará conforme a lo que ha prometido. Esperanza significa la certeza de que, a pesar de las aparentes circunstancias, el propósito de Dios va a prevalecer. Por esta razón, Isaías 35:3-4 dice:

"Fortalezcan las manos débiles, afirmen las rodillas temblorosas; digan a los de corazón temeroso: «Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá... a salvarlos.»"
Pero aún cuando la esperanza tiene que ver con el futuro (ver Proverbios 23:18; Jeremías 29:11; Romanos 8:24-25)tiene un gran impacto inmediato en el presente. ¡Porque el producto de la esperanza es paz! Cuando tenemos esperanza, también experimentamos paz, y paz es lo opuesto al miedo. Por esta razón dijo en Juan 14:27: "La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden."

Amor

Sofonías 3:16-17, que el Señor me dio hoy temprano en mí tiempo personal de devocional con él dice:

"...No temas, Sión, ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos"
Es la presencia de Dios la que calma al miedo. Cuando mis hijos eran más chicos, y tenían miedo, corrían hacia mí y los abrazaba.
Ese abrazo era el antídoto inmediato a su miedo. Ellos se sentían protegidos contra aquello que estaba fuera de su control.

Lo mismo sucede entre tú y Dios. Cuando estas lleno de miedos, corre a su abrazo. Como la New Living Translation (Versión en Inglés) traduce Sofonías 3:17:

"Con su amor, él calmará tus temores"
Muchas escrituras hacen eco del simple hecho que el miedo desaparece en la presencia del Dios de nuestra salvación. Por ejemplo, en Isaías 43:5, el Señor dice: "No temas, porque yo estoy contigo..." (ver también Jeremías 1:8).

En 2 Timoteo 1:7(RV), Pablo hace una afirmación importante:

"Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio."
Es el "espíritu de amor" que está en Jesucristo, el que vence al "espíritu de temor". Uno reemplaza al otro.

1Juan 4:18 nos da una comprensión más profunda de la conexión inversa entre el amor y el miedo:

"...sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor"
Así, la respuesta al miedo es el amor de Dios. Es experimentando el "amor perfecto" de Dios, y habiendo "sido perfeccionado" en ese amor, que el temor queda afuera.

Durante este tiempo de sufrimiento, el Señor me ha ayudado a enfrentar mis propios miedos. Puedo decir honestamente que tengo cero miedos a morir. Como Pablo, mi actitud es: "Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia" (Filipenses 1:21). Así que la muerte en sí misma no supone terror para mí. Pero eso no significa que yo no tenga miedos que enfrentar. Mis miedos son los que siguen:

  1. Miedo al dolor - He experimentado un dolor intenso y sostenido en el pasado, y debo decir que a pesar que no es el mayor miedo para mí, el miedo del dolor es aun un factor que debo enfrentar. Pero nuevamente, fe, esperanza y amor han sido los antídotos para este miedo. Tengo fe en que Dios estará ahí para mí, cuando experimente dolor y que él puede sanarme. Tengo la esperanza de que si aún tengo que enfrentar el dolor, Dios me llevará a una victoria completa. Y tengo amor, un conocimiento seguro de que la presencia de Dios va a estar conmigo, aun durante los tiempos de sufrimiento.


  2. Miedo a quedar incapacitado - Este ha sido un miedo que he tenido por mucho tiempo. Hace mucho tiempo, tuve que hablar con el Señor acerca de este miedo. Yo estaba particularmente aterrado de sufrir un ataque de apoplejía, donde pudiera experimentar una parálisis, y particularmente, perder el habla. Así que puedes entender como,cuando enfrentando el tema del cáncer, di lugar fácilmente al miedo de la última fase, la cual a menudo implica incapacitación. Pero el Señor me ha ayudado vencer este miedo. Si necesito enfrentar esto por siempre (y, dicho sea de paso, no es lo que espero), sé que él estará conmigo y experimentaré una gracia especial, una gracia específica para la ocasión.


  3. Miedo a la vergüenza - Este es el miedo básico al momento. Tengo menos miedo a morir que a ser avergonzado. Después de todo, "me puse a mismo en el compromiso" al afirmar que estoy totalmente convencido que Dios me va a sanar. ¿Y si no me sano? ¿Y si me muero? (Notarás como los miedos van en aumento dentro de los escenarios de los "Y si..."). Pero estoy parado firme en la promesa de Isaías 54:4: "No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud, y no recordarás más el oprobio de tu viudez" Y como Pablo en Filipenses 1:20, yo puedo decir: "Mi ardiente anhelo y esperanza es que en nada seré avergonzado, sino que con toda libertad, ya sea que yo viva o muera, ahora como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo."

Tu lista de miedos va a ser muy diferente a la mía, pero la respuesta a esos miedos sigue siendo la misma: fe en el Señor, esperanza en sus promesas y un permanente reconocimiento de su amor por ti. Súbete a bordo de la promesa que se encuentra en el Salmo 27:1,3:

"El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme? Cuando los malvados avanzan contra mí para devorar mis carnes, cuando mis enemigos y adversarios me atacan, son ellos los que tropiezan y caen. Aun cuando un ejército me asedie, no temerá mi corazón; aun cuando una guerra estalle contra mí, yo mantendré la confianza."


This post first appeared on El Viaje, please read the originial post: here

Share the post

Enfrentando el Miedo

×

Subscribe to El Viaje

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×