Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN


Introducción

ÉL Dijo y las galaxias rotaron en su lugar, las estrellas resplandecieron en los cielos y los planetas comenzaron a girar en las órbitas alrededor de sus soles: palabras imponentes, sin límites, poder sin ataduras. Habló otra vez y las aguas y continentes se llenaron de plantas y criaturas que corrían, nadaban, crecían y se multiplicaban: palabras que dan vida, inspiración, que hacen vibrar la vida. Volvió a hablar y se formaron el hombre y la mujer, pensaban, hablaban y amaban: palabras de gloria personal y creativas. Eterno, infinito e ilimitado: Él fue, es y siempre será el Hacedor y Señor de todo lo que existe.
Y luego vino en la carne a un punto del universo llamado planeta tierra. El Creador poderoso vino a formar parte de la creación, limitado por tiempo y espacio, susceptible a la edad, a las enfermedades y a la muerte. Pero el amor lo impulsó y por eso vino a salvar y a rescatar a los que estaban perdidos y darles el don de la eternidad. Él es el Verbo; Él es Jesús, el Cristo.
Esta es la verdad que el apóstol Juan nos revela en su libro. El Evangelio de Juan no es la narración de la vida de Jesús, es un argumento poderoso en cuanto a la encarnación, una demostración concluyente de que Jesús fue y es el Hijo de Dios enviado del cielo y la única fuente de vida eterna.
Juan expone la identidad de Cristo desde sus primeras palabras: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios» y en el resto del libro continúa el tema. Juan, el testigo, escogió ocho de los milagros de Cristo (o señales, como Él las llamó), que revelan la naturaleza divina/humana de Cristo y su misión en la que da su vida.
Estas señales son:
  1. cambiar el agua en vino,
  2. sanar al hijo de un oficial del rey ,
  3. sanar al paralítico de Betesda,
  4. alimentar a más de cinco mil con unos cuantos panes y peces,
  5. caminar sobre el mar,
  6. sanar la vista a un ciego,
  7. resucitar a Lázaro y, más tarde, la resucitar Él,
  8. dar a los discípulos una abrumadora pesca de peces.

En cada capítulo la divinidad de Cristo se revela. Y Juan subraya la verdadera identidad de Jesús mediante los títulos que utiliza: Verbo, Hijo unigénito, Cordero de Dios, Hijo de Dios, Pan de vida, resurrección y vida, vid. Y la fórmula es: «Yo soy». Cuando Jesús usa esta frase, afirma su preexistencia y su deidad eterna.
Jesús dice:
«Yo soy el pan de vida»,
«Yo soy la luz del mundo»;
«Yo soy la puerta»;
«Yo soy el buen pastor»;
«Yo soy la resurrección y la vida»;
«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida»
«Yo soy la vid verdadera».

Sin dudas, la señal más sobresaliente es la resurrección y Juan nos brinda un conmovedor testimonio del hallazgo de la tumba vacía. Luego narra varias apariciones posteriores a este hecho.
Juan, el fiel seguidor de Cristo, nos ha dado una visión personal y poderosa de Jesús, el Hijo eterno de Dios. A medida que usted lea su historia propóngase creer y seguirle.


EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
I

En el principio ya existía el Verbo (la Palabra), y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. El estaba (existía) en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En El estaba (existía) la vida, y la vida era la Luz de los hombres. La Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron (no la dominaron).
Vino al mundo un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Juan. Este vino como testigo para testificar de la Luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. No era él la Luz, sino que vino para dar testimonio de la Luz. Existía la Luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre.
Él estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de Él, y el mundo no Lo conoció. A lo Suyo vino, y los Suyos no Lo recibieron. Pero a todos los que Lo recibieron, les dio el derecho (el poder) de llegar a ser hijos de Dios,(Tu Salvador personal) es decir, a los que creen en Su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.
El Verbo (La Palabra) se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito (único) del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan dio testimonio de Él y clamó: Este era del que yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí (tiene un rango más elevado que yo), porque era primero que yo. Pues de Su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo (Jesús el Mesías).
Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Él Lo ha dado a conocer.

Juan el bautista habla de Jesús:
Este es el testimonio de Juan, cuando los Judíos enviaron sacerdotes y Levitas de Jerusalén (Ciudad de Paz) a preguntarle: ¿Quién eres tú? Y él confesó y no negó, pero confesó: Yo no soy el Cristo (el Mesías). ¿Entonces, qué? le preguntaron ¿Eres Elías? Y él dijo: No lo soy. ¿Eres el Profeta? No, respondió Juan. Entonces le preguntaron: ¿Quién eres? Ya que tenemos que dar respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Juan les respondió: Yo soy LA VOZ DEL QUE CLAMA EN EL DESIERTO: ENDERECEN EL CAMINO DEL SEÑOR, como dijo el profeta Isaías.
Los que habían sido enviados eran de los Fariseos, y le preguntaron: Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Cristo (el Mesías), ni Elías, ni el Profeta? Juan les respondió: Yo bautizo en agua, pero entre ustedes está Uno a quien ustedes no conocen. Él es el que viene después de mí, a quien yo no soy digno de desatar la correa de la sandalia. Estas cosas sucedieron en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Jesús, el Cordero de Dios:
Al día siguiente Juan vio a Jesús que venía hacia él, y dijo: Ahí está el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jesús es el único Salvador). Este es Aquél de quien yo dije: Después de mí viene un Hombre que es antes de mí (tiene un rango más elevado que yo) porque era primero que yo. Yo no Lo conocía, pero para que El fuera manifestado a Israel, por esto yo vine bautizando en agua.
Juan también dio testimonio, diciendo: He visto al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y se posó sobre El. Yo no Lo conocía, pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: Aquél sobre quien veas al Espíritu descender y posarse sobre Él, Este es el que bautiza en el Espíritu Santo. Y yo Lo he visto y hedado testimonio de que Este es el Hijo de Dios.

Los primeros discípulos de Jesús:
Al día siguiente Juan estaba otra vez allí con dos de sus discípulos, y vio a Jesús que pasaba, y dijo: Ahí está el Cordero de Dios. Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y viendo que Lo seguían, les dijo: "¿Qué buscan?" Y ellos Le dijeron: Rabí (que traducido quiere decir Maestro), ¿dónde Te hospedas? "Vengan y verán," les dijo Jesús. Entonces fueron y vieron dónde se hospedaba; y se quedaron con Él aquel día, porque eran como las cuatro de la tarde (la hora décima).
Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús, era Andrés, hermano de Simón Pedro. El encontró primero a su hermano Simón, y le dijo: "Hemos hallado al Mesías" (que traducido quiere decir, Cristo).Entonces lo trajo a Jesús. Jesús mirándolo, dijo: "Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas," que quiere decir Pedro (Piedra).

Jesús llama a Felipe y a Natanael:
Al día siguiente Jesús se propuso salir para Galilea, y encontró a Felipe, y le dijo: "Sígueme." Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encontró a Natanael y le dijo: Hemos hallado a Aquél de quien escribió Moisés en la Ley, y también los Profetas, a Jesús de Nazaret, el hijo de José. Y Natanael le dijo: ¿Puede algo bueno salir de Nazaret? Ven, y ve, le dijo Felipe.
Jesús vio venir a Natanael y dijo de él: "Ahí tienen a un verdadero Israelita en quien no hay engaño." Natanael Le preguntó: ¿Cómo es que me conoces?. Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.” Rabí, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel, respondió Natanael. Jesús le contestó: "¿Porque te dije que te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás." También le dijo: "En verdad les digo que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre."

II

Las bodas de Caná (Jesús convierte agua en vino):
Al tercer día se celebró una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús; y también Jesús fue invitado a la boda, con Sus discípulos. Cuando se acabó el vino, la madre de Jesús Le dijo: No tienen vino. Y Jesús le dijo: "Mujer, ¿qué nos interesa esto a ti y a Mí? Todavía no ha llegado Mi hora." Su madre dijo a los que servían: Hagan todo lo que Él les diga. Y había allí seis tinajas de piedra, puestas para ser usadas en el rito de la purificación de los Judíos; en cada una cabían dos o tres cántaros (unos 100 litros). Jesús les dijo: "Llenen de agua las tinajas." Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: "Saquen ahora un poco y llévenlo al mayordomo." Y se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde era, pero los que servían, que habían sacado el agua, lo sabían. Entonces el mayordomo llamó al novio, y le dijo: Todo hombre sirve primero el vino bueno, y cuando ya han tomado bastante, entonces el inferior; pero tú has guardado hasta ahora el vino bueno. Este principio de Sus señales (milagros) hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó Su gloria, y Sus discípulos creyeron en El. Después de esto Jesús bajó a Capernaúm con Su madre, Sus hermanos y Sus discípulos; pero no se quedaron allí muchos días.

Jesús purifica el templo:
La Pascua de los Judíos estaba cerca, y Jesús subió a Jerusalén. En el templo encontró a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los que cambiaban dinero allí sentados. Y haciendo un látigo de cuerdas, echó a todos fuera del templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó las monedas de los que cambiaban el dinero y volcó las mesas. A los que vendían palomas les dijo: "Quiten esto de aquí; no hagan de la casa de Mi Padre una casa de comercio." Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: EL CELO POR TU CASA ME CONSUMIRA. Entonces los Judíos Le dijeron: Ya que haces estas cosas, ¿qué señal nos muestras? Jesús les respondió: "Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré." Entonces los Judíos dijeron: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y Tú lo levantarás en tres días? Pero Él hablaba del templo de Su cuerpo. Por eso, cuando resucitó de los muertos, Sus discípulos se acordaron de que había dicho esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado.

Jesús conoce a todos los hombres:
Cuando Jesús estaba en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en Su nombre al ver las señales que hacía. Pero Jesús, en cambio, no se confiaba en ellos, porque los conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie Le diera testimonio del hombre, porque El conocía lo que había en el interior del hombre.

III

Jesús y Nicodemo :
Había un hombre de los Fariseos, llamado Nicodemo, prominente (principal) entre los Judíos. Este vino a Jesús de noche y Le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales (los milagros) que Tú haces si Dios no está con él. Jesús le contestó: "En verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios." Nicodemo Le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Jesús respondió: "En verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te asombres de que te haya dicho: Tienen que nacer de nuevo. El viento sopla por donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquél que es nacido del Espíritu." Nicodemo Le preguntó: ¿Cómo puede ser esto? Jesús le respondió: “Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? En verdad te digo que hablamos lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no reciben nuestro testimonio. Si les he hablado de las cosas terrenales, y no creen, ¿cómo creerán si les hablo de las celestiales? Nadie ha subido al cielo, sino Aquél que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquél que cree, tenga en El vida eterna.”

De tal manera amó Dios al mundo :
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito (único), para que todo aquél que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna (Dios te ama). Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. El que cree en Él no es condenado (juzgado); pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito (único) Hijo de Dios. Y éste es el juicio: que la Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, pues sus acciones eran malas (Reconoce que tienes necesidad de ayuda). Porque todo el que hace lo malo odia la Luz, y no viene a la Luz para que sus acciones no sean expuestas. Pero el que practica la verdad viene a la Luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios.”

Juan el Bautista vuelve a hablar de Jesús :
Después de esto Jesús vino con Sus discípulos a la tierra de Judea, y estaba allí con ellos, y bautizaba. Juan también bautizaba en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; y muchos venían y eran bautizados. Porque Juan todavía no había sido puesto en la cárcel.
Surgió entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un Judío acerca de la purificación. Vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira, Aquél que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien diste testimonio, está bautizando y todos van a Él. Juan les respondió: Ningún hombre puede recibir nada si no le es dado del cielo. Ustedes mismos me son testigos de que dije: Yo no soy el Cristo (el Mesías), sino que he sido enviado delante de Él. El que tiene la novia es el novio, pero el amigo del novio, que está allíy le oye, se alegra en gran manera con la voz del novio. Y por eso, este gozo mío se ha completado. Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya.

El que viene de arriba :
El que procede de arriba está por encima de todos; el que es de la tierra, procede de la tierra y de la tierra habla. El que procede del cielo está sobre todos. Lo que Él ha visto y oído, de eso da testimonio; y nadie recibe Su testimonio. El que ha recibido Su testimonio ha certificado esto: que Dios es veraz. Porque Aquél a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, pues Él da el Espíritu sin medida.
El Padre ama al Hijo y ha entregado todas las cosas en Su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él (Jesús es el único Salvador).

IV

Jesús y la mujer de Samaria:
Por tanto, cuando el Señor supo que los Fariseos habían oído que Él hacía y bautizaba más discípulos que Juan (aunque Jesús mismo no bautizaba, sino Sus discípulos), salió de Judea y se fue otra vez para Galilea. Y El tenía que pasar por Samaria.
Llegó, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la parcela de tierra que Jacob dio a su hijo José; y allí estaba el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. Una mujer de Samaria vino a sacar agua, y Jesús le dijo: "Dame de beber." Pues Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. Entonces la mujer Samaritana Le dijo: ¿Cómo es que Tú, siendo Judío, me pides de beber a mí, que soy Samaritana? (Porque los Judíos no tienen tratos con los Samaritanos.) Jesús le respondió: "Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, tú Le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva." Ella Le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Acaso eres Tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados? Jesús le respondió: "Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que Yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna."
Señor, Le dijo la mujer, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla. Jesús le dijo: "Ve, llama a tu marido y ven acá." No tengo marido, respondió la mujer. Jesús le dijo: "Bien has dicho: No tengo marido, porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad." La mujer Le dijo: Señor, me parece que Tú eres profeta.
Nuestros padres adoraron en este monte, y ustedes dicen que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: "Mujer, cree lo que te digo: la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los Judíos. Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que Lo adoren. Dios es espíritu, y los que Lo adoran deben adorar en espíritu y en verdad." La mujer Le dijo: Sé que el Mesías viene (el que es llamado Cristo); cuando El venga nos declarará todo. Jesús le dijo: "Yo soy, el que habla contigo." En esto llegaron Sus discípulos y se admiraron de que hablara con una mujer, pero ninguno Le preguntó: ¿Qué tratas de averiguar? o: ¿Por qué hablas con ella?
 Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo a los hombres: Vengan, vean a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será éste el Cristo (el Mesías)? Y salieron de la ciudad y fueron adonde El estaba.
Mientras tanto, los discípulos Le rogaban: Rabí (Maestro), come. Pero El les dijo: "Yo tengo para comer una comida que ustedes no saben." Entonces los discípulos se decían entre sí: ¿Le habrá traído alguien de comer?" Jesús les dijo: "Mi comida es hacer la voluntad del que Me envió y llevar a cabo Su obra. ¿No dicen ustedes: Todavía faltan cuatro meses, y después viene la siega? Pero Yo les digo: alcen sus ojos y vean los campos que ya están blancos para la siega. Ya el segador recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra se regocije junto con el que siega. Porque en este caso el dicho es verdadero: Uno es el que siembra y otro el que siega. Yo los envié a ustedes a segar lo que no han trabajado; otros han trabajado y ustedes han entrado en su labor."
Y de aquella ciudad, muchos de los Samaritanos creyeron en Él por la palabra de la mujer que daba testimoniodiciendo: Él me dijo todo lo que yo he hecho. De modo que cuando los Samaritanos vinieron, rogaban a Jesús que se quedara con ellos; y Él se quedó allí dos días. Muchos más creyeron por Su palabra, y decían a la mujer: Ya no creemos por lo que tú has dicho, porque nosotros mismosLe hemos oído, y sabemos que Este es en verdad el Salvador del mundo.

Jesús sana al hijo de un oficial del rey :
Después de los dos días, Jesús salió de allí para Galilea. Porque Jesús mismo dio testimonio de que a un profeta no se le honra en su propia tierra. Así que cuando llegó a Galilea, los Galileos Lo recibieron,pues habían visto todo lo que El hizo en Jerusalén durante la fiesta; porque ellos también habían ido a la fiesta.
Entonces vino otra vez Jesús a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había allí cierto oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm. Cuando él oyó que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a Su encuentro y Le suplicaba que bajara y sanara a su hijo, porque estaba al borde de la muerte. Jesús entonces le dijo: "Si ustedes no ven señales (milagros) y prodigios, no creerán." El oficial del rey Le dijo: Señor, baja antes de que mi hijo muera. "Puedes irte, tu hijo vive," le dijo Jesús. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. Y mientras bajaba a su casa, sus siervos le salieron al encuentro y le dijeron que su hijo vivía. Entonces les preguntó a qué hora había empezado a mejorar. Y le respondieron: Ayer a la una de la tarde (la hora séptima) se le quitó la fiebre. El padre entonces se dio cuenta que fue a la hora en que Jesús le dijo: "Tu hijo vive." Y creyó él con toda su casa. Esta fue la segunda señal (el segundo milagro) que Jesús hizo cuando fue de Judea a Galilea.

V

Jesús sana a un paralítico :
Después de esto, se celebraba una fiesta de los Judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, un estanque que en Hebreo se llama Betesda que tiene cinco pórticos. En éstos estaba en el suelo una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos que esperaban el movimiento del agua; porque un ángel del Señor descendía de vez en cuando al estanque y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera. Estaba allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado allí y supo que ya llevaba mucho tiempo en aquella condición, le dijo: "¿Quieres ser sano?" El enfermo Le respondió: Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras yo llego, otro baja antes que yo. Jesús le dijo: "Levántate, toma tu camilla y anda." Al instante el hombre quedó sano, y tomó su camilla y comenzó a andar. Pero aquel día era día de reposo.
Por eso los Judíos decían al que había sido sanado: Es día de reposo, y no te es permitido cargar tu camilla. Pero él les respondió: El mismo que me sanó, me dijo: 'Toma tu camilla y anda.' Le preguntaron: ¿Quién es el hombre que te dijo: 'Toma tu camilla y anda'? Pero el que había sido sanado no sabía quién era, porque Jesús, sin que se dieran cuenta, se había apartado de la multitud que estaba en aquellugar.
Después de esto Jesús lo halló en el templo y le dijo: "Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor." El hombre se fue, y dijo a los Judíos que Jesús era el que lo había sanado.
A causa de esto los Judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en el día de reposo. Pero Jesús les respondió: "Hasta ahora Mi Padre trabaja, y Yo también trabajo." Entonces, por esta causa, los Judíos aún más procuraban matar a Jesús, porque no sólo violaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios Su propio Padre, haciéndose igual a Dios.

La autoridad del Hijo de Dios :
Por eso Jesús les decía: “En verdad les digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera. Pues el Padre ama al Hijo, y Le muestra todo lo que El mismo hace; y obras mayores que éstas Le mostrará, para que ustedes se queden asombrados. Porque así como el Padre levanta a los muertos y les da vida, asimismo el Hijo también da vida a los que El quiere. Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo, para que todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que Lo envió. En verdad les digo: el que oye Mi palabra y cree al que Me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación (a juicio), sino que ha pasado de muerte a vida (Tu Salvador personal). En verdad les digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán. Porque como el Padre tiene vida en El mismo, así también Le dio al Hijo el tener vida en El mismo; y Le dio autoridad para ejecutar juicio, porque Él es el Hijo del Hombre. No se queden asombrados de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán Su voz, y saldrán: los que hicieron lo bueno, a resurrección de vida, y los que practicaron lo malo, a resurrección de juicio.”

Pruebas de la autoridad de Jesús :
Yo no puedo hacer nada por iniciativa Mía; como oigo, juzgo, y Mi juicio es justo porque no busco Mi voluntad, sino la voluntad del que Me envió. Si Yo solo doy testimonio de Mí mismo, Mi testimonio no es verdadero. Otro es el que da testimonio de Mí, y Yo sé que el testimonio que da de Mí es verdadero.
Ustedes han enviado a preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. Pero el testimonio que Yo recibo no es de hombre; pero digo esto para que ustedes sean salvos. El era la lámpara que ardía y alumbraba, y ustedes estaban dispuestos a regocijarse por un tiempo en su luz. Pero el testimonio que Yo tengo es mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre Me ha dado para llevar a cabo, las mismas obras que Yo hago, dan testimonio de Mí, de que el Padre Me ha enviado.
El Padre que Me envió, El ha dado testimonio de Mí. Pero ustedes no han oído jamás Su voz ni han visto Su apariencia. Y Su palabra no la tienen morando en ustedes, porque no creen en Aquél que El envió.
Ustedes examinan las Escrituras porque piensan tener en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio de Mí! Pero ustedes no quieren venir a Mí para que tengan esa vida.
Yo no recibo (no acepto) gloria de los hombres; pero a ustedes ya los conozco, que no tienen el amor de Dios. Yo he venido en nombre de Mi Padre y ustedes no Me reciben; si otro viene en su propio nombre, a ése recibirán. ¿Cómo pueden creer, cuando reciben gloria (honor) los unos de los otros, y no buscan la gloria que viene del Dios único? No piensen que Yo los acusaré delante del Padre; el que los acusa es Moisés, en quien ustedes han puesto su esperanza. Porque si creyeran a Moisés, me creerían a Mí, porque de Mí escribió él. Pero si no creen sus escritos, ¿cómo creerán Mis palabras?”

VI

Jesús alimenta a más de cinco mil :
Después de esto, Jesús se fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. Y una gran multitud Lo seguía, pues veían las señales (los milagros) que realizaba en los enfermos. Entonces Jesús subió al monte y se sentó allí con Sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los Judíos.
Cuando Jesús alzó los ojos y vio que una gran multitud venía hacia El, dijo a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para que coman éstos?" Pero decía esto para probarlo, porque El sabía lo que iba a hacer. Felipe Le respondió: Doscientos denarios (salario de 200 días) de pan no les bastarán para que cada uno reciba un pedazo. Uno de Sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo a Jesús: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero ¿qué es esto para tantos?  "Hagan que la gente se siente," dijo Jesús. Y había mucha hierba en aquel lugar; así que se sentaron. El número de los hombres era de unos cinco mil.
Entonces Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los que estaban sentados; y lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que querían. Cuando se saciaron, dijo a Sus discípulos: "Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada." Ellos los recogieron, y llenaron doce cestas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
La gente, entonces, al ver la señal (el milagro) que Jesús había hecho, decían: Verdaderamente Este es el Profeta que había de venir al mundo. Por lo que Jesús, dándose cuenta de que iban a venir y por la fuerza hacerle rey, se retiró El solo otra vez al monte.

Jesús camina sobre el mar :
Al atardecer Sus discípulos bajaron hasta el mar, y subiendo en una barca, se dirigieron al otro lado del mar, hacia Capernaum. Ya había oscurecido, y Jesús todavía no había venido adonde ellos estaban; y el mar estaba agitado porque soplaba un fuerte viento. Cuando habían remado unos cuatro o cinco kilómetros, vieron a Jesús caminando sobre el mar y que se acercaba a la barca, y se asustaron. Pero El les dijo: "Soy yo; no teman." Entonces ellos querían recibir a Jesús en la barca, pero la barca llegó enseguida a la tierra adónde iban.

La gente busca a Jesús :
Al día siguiente, la multitud que había quedado al otro lado del mar se dio cuenta de que allí no había más que una barca, y que Jesús no había entrado en ella con Sus discípulos, sino que Sus discípulos se habían ido solos. Vinieron otras barcas de Tiberias cerca del lugar donde habían comido el pan después de que el Señor había dado gracias. Por tanto, cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco Sus discípulos, subieron a las barcas y se fueron a Capernaum buscando a Jesús.

Jesús, el pan que da vida :
Cuando Lo hallaron al otro lado del mar, Le dijeron: Rabí (Maestro), ¿cuándo llegaste acá? Jesús les respondió: "En verdad les digo, que Me buscan, no porque hayan visto señales (milagros), sino porque han comido de los panes y se han saciado. Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre les dará, porque a Él es a quien el Padre, Dios, ha marcado con Su sello." Entonces Le preguntaron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Jesús les respondió: "Esta es la obra de Dios: que crean en el que Él ha enviado." Le dijeron entonces: ¿Qué, pues, haces Tú como señal (milagro) para que veamos y Te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: 'LES DIO A COMER PAN DEL CIELO.'  Entonces Jesús les dijo: "En verdad les digo, que no es Moisés el que les ha dado el pan del cielo, sino que es Mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo, y da vida al mundo." Señor, danos siempre este pan, Le dijeron. Jesús les dijo: "Yo soy el pan de la vida; el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí nunca tendrá sed. "Peroya les dije que aunque Me han visto, no creen. Todo lo que el Padre Me da, vendrá a Mí; y al que viene a Mí, de ningún modo lo echaré fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer Mi voluntad, sino la voluntad del que Me envió. Y ésta es la voluntad del que Me envió: que de todo lo que El Me ha dado Yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final. Porque ésta es la voluntad de Mi Padre: que todo aquél que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna, y Yo mismo lo resucitaré en el día final." Por eso los Judíos murmuraban de Él, porque había dicho: "Yo soy el pan que descendió del cielo." Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo es que ahora dice: 'Yo he descendido del cielo'?" Jesús les dijo: "No murmuren entre sí. Nadie puede venir a Mí si no lo trae el Padre que Me envió, y Yo lo resucitaré en el día final. Escrito está en los profetas: 'Y TODOS SERAN ENSEÑADOS POR DIOS.' Todo el que ha oído y aprendido del Padre, viene a Mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino Aquél que viene de Dios, El ha visto al Padre. En verdad les digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Los padres (antepasados) de ustedes comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que coma de él, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que Yo también daré por la vida del mundo es Mi carne."
Los Judíos, por tanto, discutían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede Este darnos a comer Su carne? Entonces Jesús les dijo: "En verdad les digo, que si no comen la carne del Hijo del Hombre y beben Su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré en el día final. Porque Mi carne es verdadera comida, y Mi sangre es verdadera bebida. El que come Mi carne y bebe Mi sangre, permanece en Mí y Yo en él. Como el Padre que vive Me envió, y Yo vivo por el Padre, asimismo el que Me come, él también vivirá por Mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como el que los padres (antepasados) de ustedes comieron, y murieron; el que come este pan vivirá para siempre." Esto dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Capernaum.

Palabras de vida eterna :
Por eso muchos de Sus discípulos, cuando oyeron esto, dijeron: Dura es esta declaración; ¿quién puede escucharla? Pero Jesús, consciente de que Sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: "¿Esto los escandaliza (los hace tropezar)? ¿Pues qué si vieran al Hijo del Hombre ascender adonde estaba antes? El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo les he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de ustedes que no creen." Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién era el que Lo iba a traicionar (entregar).
También decía: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a Mí si no se lo ha concedido el Padre." Como resultado de esto muchos de Sus discípulos se apartaron y ya no andaban con Él. Entonces Jesús dijo a los doce discípulos : "¿Acaso también ustedes quieren irse?" Simón Pedro Le respondió: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y sabemos que Tú eres el Santo de Dios. Jesús les respondió: "¿No los escogí Yo a ustedes, los doce, y sin embargo uno de ustedes es un diablo?" El se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote, porque éste, uno de los doce, Lo iba a entregar.

VII

Los hermanos de Jesús no creían en Él :
Después de esto, Jesús andaba por Galilea, pues no deseaba andar por Judea porque los Judíos Lo querían matar. La fiesta de los Judíos, la de los Tabernáculos, estaba cerca. Por eso los hermanos de Jesús Le dijeron: Sal de aquí, y vete a Judea para que también Tus discípulos vean las obras que Tú haces. Porque nadie hace nada en secreto cuando procura ser conocido en público. Si haces estas cosas, muéstrate al mundo. Porque ni aun Sus hermanos creían en El. Entonces Jesús les dijo: "Mi tiempo aún no ha llegado, pero el tiempo de ustedes es siempre oportuno. El mundo no puede odiarlos a ustedes, pero Me odia a Mí, porque Yo doy testimonio de él, que sus acciones son malas. Suban ustedes a la fiesta; Yo no subo a esta fiesta porque Mi tiempo aún no se ha cumplido." Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.

Jesús en la fiesta de las enramadas (tabernáculos) :
Pero cuando Sus hermanos subieron a la fiesta, entonces Jesús también subió; no abiertamente, sino en secreto. Por eso los Judíos Lo buscaban en la fiesta y decían: ¿Dónde está Ese? Y había mucha murmuración entre la gente acerca de Él. Unos decían: El es bueno. Otros decían: No, al contrario, extravía a la gente. Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de Él por miedo a los Judíos.
A la mitad de la fiesta, Jesús subió al templo y se puso a enseñar. Entonces los Judíos se maravillaban, diciendo: ¿Cómo puede Este saber de letras sin haber estudiado? Jesús entonces les respondió: "Mi enseñanza no es Mía, sino del que Me envió. "Si alguno está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, sabrá si Mi enseñanza es de Dios o si hablo de Mí mismo. El que habla de sí mismo busca su propia gloria; pero Aquél que busca la gloria del que Lo envió, Él es verdadero y no hay injusticia en Él. ¿No les dio Moisés la Ley, y sin embargo ninguno de ustedes la cumple? ¿Por qué Me quieren matar?" La multitud contestó: ¡Tienes un demonio! ¿Quién Te quiere matar? Jesús les respondió: "Una sola obra hice y todos se admiran. Por eso Moisés les ha dado la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres), y en el día de reposo ustedes circuncidan al hombre. Y si para no violar la Ley de Moisés un hombre recibe la circuncisión aún en el día de reposo, ¿por qué están enojados conmigo porque sané por completo a un hombre en el día de reposo? No juzguen por la apariencia, sino juzguen con juicio justo."

(¿Es este el Cristo?) Jesús habla de su origen :
Entonces algunos de Jerusalén decían: ¿No es Este al que procuran matar? Y vean, habla en público y no Le dicen nada. ¿No será que en verdad los gobernantes reconocen que Este es el Cristo (el Mesías)? Sin embargo, nosotros sabemos de dónde es Este; pero cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es.
Jesús entonces, mientras enseñaba en el templo, exclamó en alta voz: "Ustedes Me conocen y saben de dónde soy. Yo no he venido por decisión propia, pero Aquél que Me envió es verdadero, a quien ustedes no conocen. Yo Lo conozco, porque procedo de Él, y Él Me envió."
Procuraban, pues, prender a Jesús; pero nadie Le echó mano porque todavía no había llegado Su hora. Pero muchos de la multitud creyeron en El, y decían: Cuando el Cristo venga, ¿acaso hará más señales (milagros) que las que Este ha hecho?

Los fariseos intentan arrestar a Jesús :
Los Fariseos oyeron a la multitud murmurando estas cosas acerca de Él. Entonces los principales sacerdotes y los Fariseos enviaron guardias para que Lo prendieran. Pero Jesús dijo: "Por un poco más de tiempo estoy con ustedes; después voy a Aquél que Me envió. Me buscarán y no Me hallarán; y donde Yo esté, ustedes no pueden ir." Decían entonces los Judíos entre sí: ¿Adónde piensa irse Este que no Lo podamos encontrar? ¿Será acaso que quiere irse a la dispersión entre los Griegos y enseñar a los Griegos? ¿Qué quiere decir esto que ha dicho: 'Me buscarán y no Me hallarán; y donde Yo esté, ustedes no podrán ir'?

Ríos de agua viva :
En el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz: “Si alguien tiene sed, que venga a Mí y beba. El que cree en Mí, como ha dicho la Escritura: De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva.” Pero Él decía esto del Espíritu, que los que habían creído en Él habían de recibir; porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado.

División entre la gente (¿Realmente quién es Jesús?) :
Entonces algunos de la multitud, cuando oyeron estas palabras, decían: Verdaderamente Este es el Profeta. Otros decían: Este es el Cristo (el Mesías). Pero otros decían: ¿Acaso el Cristo ha de venir de Galilea? ¿No ha dicho la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David, y de Belén (Casa del Pan), la aldea de donde era David? Así que surgió una división entre la multitud por causa de Él. Y algunos de ellos querían prender a Jesús, pero nadie Le echó mano.

Las autoridades no creían en Jesús (¡Nunca nadie ha hablado así!) :
Entonces los guardias vinieron a los principales sacerdotes y Fariseos, y éstos les dijeron: ¿Por qué no Lo trajeron? Los guardias respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla! Entonces los Fariseos les contestaron: ¿Es que también ustedes se han dejado engañar? ¿Acaso ha creído en Él alguien de los gobernantes o de los Fariseos? Pero esta multitud que no conoce de la Ley, maldita es. Nicodemo, el que había venido a Jesús antes, y que era uno de ellos, les dijo: ¿Acaso juzga nuestra Ley a un hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace? Ellos le respondieron: ¿Es que tú también eres de Galilea? Investiga, y verás que ningún profeta sale de Galilea. Y cada uno se fue a su casa.

VIII

La mujer adúltera :
Pero Jesús se fue al Monte de los Olivos. Al amanecer, vino otra vez al templo, y todo el pueblo venía a Él; y sentándose, les enseñaba. Los escribas y los Fariseos trajeron a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio, dijeron a Jesús: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. Y en la Ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. ¿Tú, pues, qué dices? Decían esto, poniendo a prueba a Jesús, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo escribía en la tierra. Pero como insistían en preguntar, Jesús se enderezó y les dijo: "El que de ustedes esté sin pecado, sea el primero en tirarle una piedra." E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Al oír ellosesto, se fueron retirando uno a uno comenzando por los de mayor edad, y dejaron solo a Jesús y a la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, le dijo: "Mujer, ¿d


This post first appeared on EL EVANGELIO : Las Buenas Nuevas Del Reino, please read the originial post: here

Share the post

EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN

×

Subscribe to El Evangelio : Las Buenas Nuevas Del Reino

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×