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EL CRISTIANO Y EL GOBIERNO CIVIL


1.- Ningún gobierno actual representa los intereses y prioridades de Dios el Señor, pero en algún día futuro sí lo harán (Apocalipsis 11:15)

“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos de este mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”

2.- Todas las esferas de autoridad política, el mundo entero y su conformación, están bajo el dominio del maligno (1Juan 5:18-20)

“Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno

3.- No obstante la condición espiritual de los gobernantes, al creyente se le demanda respeto por la autoridad civil establecida (Tito 3:1)

“Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos para toda buena obra”

4.- Los creyentes deben orar por los gobernantes y autoridades a razón de poder llevar una vida de quietud, reposo, piedad y honestidad (1 Timoteo 2:1-3)

“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”

5.- Una síntesis sobre política, gobierno civil, ciudadanía y cristianismo, se nos presenta en Romanos 13: 1-7

            - Reconocimiento y sujeción a las autoridades civiles establecidas (vs1)
            - Dios ha investido a los funcionarios civiles de autoridad (vs1)
            - El oponerse a la Autoridad Civil es contraproducente (vs2)
            - La autoridad civil sirve a los propósitos de Dios (vs.3-4)
            - La autoridad civil está autorizada para castigar (vs.4)
            - Por causa del castigo y conciencia hay que respetar a la autoridad civil (vs.5)
            - El creyente debe cumplir con toda obligación civil establecida (vs.6-7)

6.- Las obligaciones ciudadanas no impiden dar la honra a Dios (Lucas 20:19-25)

“Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”

7.- La condición de los gobiernos no anula lo anterior (Marcos 10:42)

“Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad…”
                                                                                                                        

     Ahora queda por determinar si las condiciones establecidas en los puntos anteriores aplican en casos donde el sistema predominante es un sistema opresivo, de crueldad, injusticia y tiranía, incluso de tipo dictatorial. ¿Se le demanda al creyente que apoye y respete a los que por la fuerza se dedican a someter y oprimir al resto de conciudadanos? ¿Representan ese tipo de autoridad abusiva y dominadora a la autoridad establecida por Dios que sirve y actúa  para bien?


     

     El que un puñado de personas se autodenominen autoridad, no es suficiente para que como tales sean asumidos. Por otra parte, el que en un tiempo y momento determinado alguno haya sido reconocido como autoridad y se le haya investido con legitimidad para ejercer como administrador de la justicia e intereses de la vida civil organizada, no significa que gozará indefinidamente de la concesión que la legitimidad ciudadana otorga a sus representantes. Lo que legitima a la autoridad civil no es el cargo o las funciones que están asociadas a este, lo que legitima a las autoridades civiles es el reconocimiento de la mayoría a la cual sirven y representan. Cuando las autoridades civiles dejan de representar a los intereses, expectativas, ideales y propósitos de la mayoría de la población a la cual sirven, pierden su legitimidad, y harían bien en abandonar su posición voluntariamente para que esta sea ocupada por otros que legítimamente representen a la ciudadanía.

     Ahora bien, ante una autoridad civil deslegitimada y con signos visibles y demostrables de injusticia, perversión, deshonestidad, violencia y crueldad, pero que no obstante insiste en demandar reconocimiento y sometimiento a sus arbitrarios propósitos, ¿Qué actitud, posición, conducta y participación debe asumir el cristiano? ¿Debe prestarle obediencia, sujeción y respeto silencioso? O, por el contrario, ¿debe levantar su voz en denuncia de las injusticias, opresión y perversión que se manifiesta en las esferas de autoridad civil? ¿Cómo actuaron Juan el bautista, Pedro y Juan ante el concilio, Pablo ante las autoridades que le pretendían juzgar injustamente?

     Hay muchas formas de estructurar y organizar la sociedad civil; cada sociedad establece sus propios mecanismos para investir a sus representantes de legítima autoridad para que ejerzan las labores de administración y organización necesarias para el funcionamiento armónico del todo. Ningún sistema es perfecto puesto que todos están integrados por seres imperfectos. Dios ha tratado con los hombres a lo largo de las edades independientemente del sistema político y organizativo imperante: sociedades tribales, comunidades organizadas, monarquías, regímenes despóticos y crueles, democracias, dictaduras, etc. Tenemos la libertad de elegir nuestro camino como sociedad, de valorar y optar por el sistema que nos parezca más conveniente. Los que somos creyentes deberíamos optar por aquellos sistemas y corrientes que aunque imperfectos y con defectos notorios, sin embargo, estén más cerca de los valores imperecederos y trascendentes del reino de Dios. Si bien es cierto que Dios es el que quita y pone reyes, también es cierto que nosotros, los hombres, los ciudadanos, incluyendo los cristianos, tenemos que tomar partido y elegir a quienes nos han de representar, esa, al igual que orar, es también nuestra obligación.

Antonio Vicuña.   


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