| Imagen: ellibertario |
Cada vez me convenzo más de que exceptuando a los más calichines de entre ellos, el llanto de rojetes y caviares contra el fujimorismo no tiene nada que ver con la lucha con la corrupción, sino con el hecho de que su parte de la porción fue reducida Durante Aquellos años. Digo reducida porque varios caviares tendrían que dar cuenta de las labores que ejercieron al servicio del Estado durante aquellos años y de las cuales pretenden olvidarse con pavoroso cinismo.
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Hoy gracias al estallido del caso Lava Jato tenemos la certeza que la caviarada no solo era ineficiente, sino que además corrupta. La chalina de la esperanza se ha convertido en el manto de la corrupción. Diez mil escusas tontas no bastan para encubrir la magnitud del drama por el que atraviesan la izquierda y sus aliados que hoy callan o se hacen los tontos ¿Dónde están los indignados?, ¿Cuándo los veremos saliendo a lavar sus ennegrecidas chalinas?
Los que miraban corrupción en el andar de todos menos en ellos mismos, ahora deben mirarse en el espejo. Como en el cuento, el rey está desnudo y expuestas sus miserias a los ojos de todo el pueblo. No hay donde esconderse, la auto considerada como la reserva moral del país ha quedado en triste evidencia de la magnitud de su hipocresía moral.
Humala, Villarán son dos caras de la misma moneda. Si han recibido un solo centavo de capital extranjero no ha sido por cercanías ideológicas solamente, no se ha tratado de un pacto entre privados. Estamos hablando de personajes que han ejercido autoridad. Como diría Milton Friedman: NO HAY LONCHE GRATIS. Y esta cuenta ha sido extraída con seguridad del bolsillo de todos los peruanos.
¿Con que cara hablara la izquierda de honestidad ahora?
Iván Budinich Castro
