Ya sabemos que los trenes no iban por vías diferentes, sino por la misma y cada uno en sentido contrario al del otro. Los dos se han saltado todas las señales de circulación que han encontrado a su paso e iban aumentando la velocidad, pero a pesar de todo ninguno de ellos ha descarrilado.

Ha sucedido lo inevitable, tremendo choque que ha hecho saltar la noticia en el mundo entero. Europa, toda ella afligida llora.

Ha ocurrido porque un buen día, dos amigos que jugaban juntos en el mismo centro mental en que estaban ingresados, se enfrentaron en una pelea de patio de manicomio. Los amigos dejaron de serlo, y cada uno por su lado, se escaparon del centro para medir sus fuerzas y así saber quien era más Loco.

Uno se dirigió a una estación de tren y el otro a otra, se subieron a una locomotora y se lanzaron a toda velocidad por la vía. Tan torpes eran que cogieron el mismo carril. Las gentes al paso de los ferrocarriles les gritaban, ¡parar!, ¡aminorar la marcha!, ¡echar el freno! pero ellos que se creían los más valientes, no hicieron caso.

Ha pasado lo inevitable, choque de trenes. Los dos saltaron por los aires. En la vía ha quedado la chatarra de las dos máquinas.

Ellos, mientras subían al cielo, iban contentos porque se fueron pensando cada uno, que él, era el más valiente.

Ahora, las gentes salen a la calle, todas ellas con su cantinela, evocando a su loco, pero a nadie se le ocurre decir, ¡leche! que idiota fuiste, cacho loco.

Mañana, a las 18 horas se abrirá el testamento, y la ciudadanía de uno y otro loco, se pondrá a la dura tarea de recoger la chatarra de las dos máquinas de tren.

Se espera que a los sucesores del testamento no se les reproduzcan los genes de los antecesores.

Pedimos una oración para las almas de Dos Locos. Cada uno para el suyo.

Amen.