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LA RAZÓN, crónica del primer diario de izquierda. Libro del maestro JUAN GARGUREVICH REGAL

El 14 de marzo de este año, Ricardo Portocarrero Grados,  Gustavo Espinoza y yo, acompañados de Fanny Palacios, directora dela Asociación Amigos de Mariátegui, presentamos en  la Casa Mariátegui, en Lima, la tercera edición de La Razón, crónica del primer diario de Izquierda, obra del periodista, historiador y maestro universitario,  Juan Gargurevich. Libro dedicado a la primera etapa de la labor periodística  de José Carlos Mariátegui. La primera edición fue de 1978 con las ilustraciones de Carlos Tovar que esta edición también recoge. Aquí, reproduzco mi intervención  como un homenaje al amigo, al colega, al maestro Juan Gargurevich   Regal

Ricardo Portocarrero Grados, Gustavo Espinoza, Sonia Luz Carrillo Mauriz y Fanny Palacios, Casa Mariátegui, Lima, 14 de marzo 2017

LA RAZÓN DE UN TÍTULO

La Razón, crónica del primer diario de Izquierda, tiene y tenía, como apuntaba el autor en la primera edición de 1978, la intención de “aportar información acerca de aquella etapa (la que Mariátegui llamara su ‘Edad de piedra’, alrededor de 1919) en el origen de su interés por la teoría y la praxis revolucionaria”.  De ahí la necesidad de indagar en el pensamiento de la época y la influencia más notable al momento de elegir  el Amauta un nombre para la publicación. Indudablemente  que aquí  encontramos  la prédica y el estilo de Manuel Gonzáles Prada de enorme influencia  tanto en Haya como en Mariátegui y en  la generación de intelectuales y artistas indigenistas de la década del 20’

Recordamos la encendida admiración de José Carlos  Mariátegui por Gonzales Prada
cuando  en los Siete ensayos de interpretación… nos dice:

“González Prada prefiere siempre la afirmación a la negación, a la duda. Su pensamiento es atrevido, intrépido, temerario. Teme a la incertidumbre. Su espíritu siente hondamente la angustiosa necesidad de dépasser le doute. La fórmula de Vasconcelos pudo ser también la de González Prada: “pesimismo de la realidad, optimismo del ideal”. Con frecuencia, su frase es pesimista: casi nunca es escéptica.

“El pensamiento de González Prada, aunque subordinado a todos los grandes mitos de su época, no es monótonamente positivista. En González Prada arde el fuego de los racionalistas del siglo XVIII. Su Razón es apasionada. Su Razón es revolucionaria. El positivismo, el historicismo del siglo XIX representan un racionalismo domesticado. Traducen el humor y el interés de una burguesía a la que la asunción del poder ha tornado conservadora. El racionalismo, el cientificismo de González Prada no se contentan con las mediocres y pávidas conclusiones de una razón y una ciencia burguesas. En González Prada subsiste, intacto en su osadía, el jacobino.”

(…)

“De González Prada debe decirse lo que él, en Páginas Libres, dice de Vigil. “Pocas vidas tan puras, tan llenas, tan dignas de ser imitadas. Puede atacarse la forma y el fondo de sus escritos, puede tacharse hoy sus libros de anticuados e insuficientes, puede, en fin, derribarse todo el edificio levantado por su inteligencia; pero una cosa permanecerá invulnerable y de pie: el hombre”

LA RAZÓN COMO CULMINACIÓN DE UN PROCESO

El libro del maestro  Juan Gargurevich  tiene un propósito muy claro, mostrar la gestación del pensamiento y la actitud social en Mariátegui  y  su convicción del papel del periodismo  para crear conciencia de los problemas: “El periodismo fue el puente que utilizó Mariátegui para acercarse a la realidad peruana tan poco conocida y estudiada en los años de su juventud. En sus artículos en los diarios La Prensa El Tiempo se perfilaba ya la energía futura”.

Fino observador,  Gargurevich  señala un hecho de lenguaje que da la clave de su pronto entusiasmo frente a la revolución bolchevique. La incorporación de nuevos vocablos: “Nuevas palabras, “bolchevique”, “clase obrera”, “trasformación de la sociedad”, “imperialismo”, comienzan a surgir en sus comentarios”.
¿De dónde provienen estas nociones que aparecen en los textos?  Gargurevich ilustra acerca de la composición del equipo de La Razón, diario de la tarde:

“Gran cantidad de influencias se conjugaron para plasmar la idea de editar ese periódico. Anarquistas puros, anarcosindicalistas, socialistas utópicos, románticos contestatarios, integraban el grupo que rodeó a Mariátegui para confeccionar esas páginas que entonces parecieron terribles a los calmados limeños”

Luego, remarca que no solo es acercamiento intelectual. Según el autor, Mariátegui  se acerca “a la realidad concreta que escuchaba de labios de los obreros”. Como consecuencia, conjetura que Mariátegui “se aleja de la burguesía ignorante y retrógrada que admiraba su talento de escritor pero mantenía fura de su estrecho círculo aristocratizante”.    Para concluir con una aseveración que es la idea central del libro: “La culminación de ese proceso es la creación del diario La Razón” (Gargurevich 1977: 10).

Difícil agotar en una reseña  la riqueza del libro que hoy presentamos. Es un cofre de inagotables informaciones. Por ejemplo, en el capítulo III, Juan señala el impacto que ocasiona la salida del diario: “La aparición de La Razón en el mercado periodístico limeño fue como la explosión de un petardo…”

Especial regalo de Juan a sus lectores es la transcripción de las “Palabras preliminares” con la  que se abre el diario “La Razón, diario independiente de la tarde” el 14 de mayo. Una joya que no me resisto a compartir con ustedes:

“Este diario no sale para servir un transitorio interés electoral. Aspira a conquistar una posición permanente en la prensa peruana y a conquistar dentro de ella personalidad propia. Su aparición en un agitado momento de elecciones políticas es un mero accidente, un ocasional sincronismo, una subjetiva coincidencia. La Razón no se halla vinculada a ninguno de los bandos en lucha. Posee absoluta independencia para contemplar el gravísimo problema político sin los pequeños apasionamientos de tal o cual partidarismo.
Tampoco es la razón la manifestación de uno de esos diletantismos  literarios que escogen el periódico como órgano de sus aventuras.  El público conoce a sus organizadores. Sabe que son dueños de una foja de servicios desprovista de todo blasón brillante, pero timbrada por la más constante y honrada devoción al deber.

Es costumbre entre nosotros que los periódicos nuevos se presenten con un programa más o menos retórico y más o menos musical. Mas como nuestra vida en la prensa nos ha hecho apreciar el convencionalismo de estas declamaciones, hemos resuelto prescindir de ellas, convencidos de que en esta hora de programas electorales, estamos más obligados que nunca a economizar al público la lectura de promesas falsas y frases redondas”

(Cita en Gargurevich 2017: 79-80)

Ilustración de Carlos Tovar (Carlín) para la edición de 1978 ,  reproducida en la presente.

NOVELAR LA HISTORIA. AVIVAR LA MEMORIA A TRAVÉS DE LA APLICACIÓN DE TÉCNICAS NARRATIVAS PRESTADAS DE LA LITERATURA

Paso ahora a hablar de las características de enunciación en el libro de Juan Gargurevich. Su estrategia textual.

¿Estamos ante un libro de historia?

En el prólogo de 1977, último párrafo, Gargurevich  califica su obra como “Esta historia del diario La Razón pretende aportar información acerca de aquella etapa en el origen de su interés por la teoría y la praxis revolucionaria…” (p. 11)

El segundo prólogo de 1980 se inicia con estas palabras:

”Este relato fue trabajado con la intención de forjar una historia sencilla que luego fue necesario enriquecer… “más adelante ilustra de que este “relato sencillo, repito, se complicó hasta el punto de tener que reducirlo, para no cansar,  a una biografía de solo ocho meses”  Y continúa dando razones sobre el tipo de texto que mejor se adapta a su propósito expositivo:
“Menos de un año en la vida de un joven. Pero en el caso de José Carlos Mariátegui la anécdota (cuento corto que narra un incidente interesante o entretenido, una narración breve de un suceso curioso ) adquiere tal categoría e importancia que superó nuestras posibilidades de atrapar aquellos días en un relato simple. Y por todo esto también fue escrito como una biografía novelada.

En el tercer prólogo, 2016, el autor nos cuenta  de las vicisitudes de la ubicación del texto cuando lo envía a Cuba al concurso de Casa de las Américas. Lo envía en la categoría “Literatura para jóvenes”  pero los especialistas lo trasladan al género “Testimonio”.

Personalmente creo que en uno y otro caso había error. Primero que se trataba de identificar el tipo de texto no la naturaleza del lector implícito. Y en el segundo caso, simplemente cualquiera que lea el texto verá rápidamente que no se trata de un testimonio, del relato a los que haya asistido el autor.

HIBRIDACIÓN DE TEXTOS, SE DIRÍA EN NUESTROS DÍAS

La Razón, crónica del primer diario de Izquierda de un ejemplo de la destreza del autor para  producir  un relato con inclusión de diálogos ficcionales, crónica, Inserción de textos de variada naturaleza (Nota informativa, párrafos de columnas editoriales, Manifiestos de terceros, etc.

Presencia de un narrador omnisciente, que describe con plástica eficacia:
“En 1919 Lima era una ciudad pequeña cuyo crecimiento hacia los Andes era frenado por una pequeña colina pomposamente llamada Cerro San Cristóbal.

Hacia el oeste, para el lado del mar, la ciudad terminaba en la carretera el puerto del Callao, que se iniciaba en el monumento al Combate del 2 de mayo de 1866; hacia el noreste el Convento de los Descalzos marcaba el final de la ciudad; hacia el suroeste, el monumento a Francisco Bolognesi estaba ya 2extramuros pues ahí partía la vía hacia Magdalena. En el lado opuesto estaban los Barrios Altos, el cuartel de Barbones de un lado y la plazuela de las Maravillas del otro.

Hacia el sureste crecía trabajosamente (ojo con el adverbio) el nuevo barrio de La Victoria (creado en 1920, gobierno de Leguía. Fundo “La Victoria” de doña Victoria Tristán, esposa del Presidente Don Rufino Echenique.)

Un total de menos de cuatrocientas manzanas que los tranvías eléctricos recorrían lentamente; barrios de élite y de plebe. Los ricos se movilizaban desde el centro hacia el Paseo 9 de diciembre; los pobre se agrupaban en los Barrios Altos, el Rímac y La Victoria” (p. 21)

Presencia de diálogos ficcionales con focalización interna, subjetiva. Notable la forma cómo sugiere el desdén con que Leguía entre esquiva y disfruta la zalamería de un personaje:
“El colombiano Forero se acercó con entusiasmo al hombre pequeño, elegantísimo, que miraba con enorme concentración el paso de los caballos de la primera carrera del hipódromo londinense.

  • Feliz año, presidente!

Con sonrisa fácil, seductora, el distinguido turfman contestó el saludo aunque no pudo disimular su disgusto por la interrupción en el momento en que debía elegir.
(pp. 23 – 24)

RELATO TAN REALISTA COMO PERSONAL, SUBJETIVO.

Al final de la larga jornada esquivando el sabotaje para que el diario no viera la luz…

“Con la chaqueta en la mano, Mariátegui salió a la Plaza de Armas, ya envuelta en sombras. Detuvo un coche, se encaramó con trabajo en é y pidió al cochero que lo llevara a la calle Ormeño.
Un canillita corrió hacia ellos y les ofreció La Razón. José Carlos llevó la mano al bolsillo y sacó cinco centavos: “Dame uno, chico”. El cochero preguntó qué es eso?  Y Mariátegui contestó: “Es un diario  proletario, compañero”.

Texto narrativo, con datos verídicos,  periodismo en uso de técnicas narrativas diversas. Elegante y eficaz escritura. La crónica al servicio de la historia del periodismo; trabajo exhaustivo  con las fuentes  y diestro uso de técnicas narrativas procedentes de la literatura a fin de dar cuenta de la realidad. La múltiple realidad  la observable y la que late en la intersubjetividad de una época y un pueblo.

Al final, ante esta obra de Juan Gargurevich, escritor de fuste de prosa lozana,  ya no cabe preguntar  ¿Qué es?

Queda la convicción: Es  escritura de la más alta calidad. La que pone los recursos del lenguaje al servicio de la belleza útil. Escritura que nos reconcilia con lo mejor del texto narrativo, con lo mejor de  la tarea humana de comunicar.

No dejaremos de agradecer  por esta hermosa tarea de  Juan Gargurevich, querido amigo.

Una larga amistad

Gracias

JUAN GARGUREVICH REGAL (En sus palabras)
Periodista, Profesor de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor en la Escuela de Periodismo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. ¿Especialidad? Periodismo y su historia. Autor de varios libros sobre el tema. ¿El último? La tercera edición de La Razón. El primer diario de izquierda.

https://tiojuan.wordpress.com/




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