- La elegancia de un momento a recordar se esfuma con la levedad de la torpeza, con los infinitos detalles mitificados y con las nulas certezas que nos llueven en silencio. Somos nada en el abismo lleno de huesos de quienes han intentado pero sentimos el roce del filo de sus cráneos putrefactos y nos detenemos, sollozando desde nuestras venas. No. Sólo uno es quien se detiene en