Lo primero que se le pregunta a una mujer cuando anuncia que está embarazada es el sexo del bebé, luego “¿y para cuándo tenés fecha?” y acto seguido, ¡¿QUE Nombre LE VAN A PONER?! Es justamente ahí, en ese preciso momento en que una comienza a vivir el acoso de opiniones y comentarios ajenos y no solicitados sobre todo lo que concierne a la gestación, parto, lactancia y posterior educación de sus hijos.
- Poner carita de superada y distante, y decir que eso es algo que van a elegir los padres. SOLITOS. Ahí cortas en seco cualquier otro comentario. Quedas como una madre que está sufriendo sus primeras alteraciones hormonales y a la que es mejor dejar tranquila.
Sin que los pidas, desde tu suegra hasta el panadero de la esquina con el que nunca antes hablaste, te van a Opinar sobre si el nombre elegido es lindo, feo, anticuado, si le van a tomar el pelo en el colegio cuando sea grande, por qué no le pones el nombre de la abuela materna, la tatarabuela paterna, la tía abuela francesa o la princesa (mantenida) de algún país remoto. Ese primer shock que te genera la invasión de opiniones no solicitadas sobre algo tan personal, íntimo y dulce como el nombre de tu futuro hijo, va a ser una constante en tu vida de ahora en más. Por eso es importante que estés preparada desde el principio. Para eso, te comparto un par de alternativas, consejos que pueden ayudar también para lidiar con opiniones sobre si estás muy gorda o muy flaca durante el embarazo, si tenés o no que: tomar alcohol o hacer deporte, darte la epidural, dar la teta, dejar de trabajar, elegir pediatra, etc, etc, etc.
- Poner cara de vaca tonta: ojos entrecerrados y sonrisa bobalicona y responder que lo van a seguir pensando. Que gracias por los consejos. Con esto Quedas como una dulce y educada novel Madre.- Poner carita de superada y distante, y decir que eso es algo que van a elegir los padres. SOLITOS. Ahí cortas en seco cualquier otro comentario. Quedas como una madre que está sufriendo sus primeras alteraciones hormonales y a la que es mejor dejar tranquila.
- Con carita de madre dulce y abnegada y en tonito suave, decís que es lo que tu marido quiere y vas a hacerle el gusto. Ahí quedas como una sometida pero de la pena que te van a tener, nadie te va a opinar nunca más de nada.
- Sin anestesia, decís: "Pero ¿y quién pidió tu opinión? Tu nombre no es muy lindo que se diga y tan mal no saliste". Esta no es la alternativa más correcta ni educada, pero sin lugar a dudas te va a generar un alivio y una descarga enorme. Y valiente va a ser el que te vuelva a opinar de algo respecto a tu hijo. 
