Anoche me preguntabas mientras tomábamos una Schneider en el bar cómo hacía yo para apartarme y "olvidarme" de lo que había pasado una hora antes en la que sólo faltó que volaran platos y sillas por los aires.
Y te respondí sin remordimiento que no me gusta nada lo que tenés en el cerebro, pero lo que llevás en el corazón es otra cosa muy diferente y eso a mi, me enamora, me pierde, me hace feliz.
Aprendí a di-so-ciar.
Y cómo hacés?, indagaste.
....Y...es como cuando pedís un huevo frito al plato...siempre te comés la yema y dejás la clara.
Hermenéutica culinaria
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