Hoy no soy yo, Estoy aquí sin estarlo.
Mi cuerpo está aquí, víctima de este destierro,
en este país frío que hoy tuvo el gesto de sacar a pasear al sol
para que yo pudiera verlo.
Hoy soy toda inercia,
camino por reflejo,
siento el caribe, pero no como una canción,
sino como un inmenso grito atrapado en el pecho.
Estoy allá, en mi Venezuela del alma,
en mi Venezuela querida,
en sus muertos,
en sus torturados,
en una mañana que les amanece oscura,
en la sombra de su dictadura.
La patria la doblé y la cargo en el bolsillo,
llamándome a gritos,
recriminándome la traición del exilio,
mostrándome el cementerio de sus hijos.
Los disparos no los sentí,
hoy no fui yo quien respiró ese gas fatídico,
sin embargo los siento en el cuerpo,
como una herida de ideales,
como un dolor en los principios,
como una fractura en el estado de derecho.
Mis hermanos se dividen en dos bandos,
y de lo que fuimos,
sólo queda un país en el limbo,
en el medio,
maltratado,
humillado.
Hoy no soy de aquí,
ni estoy allá,
la tristeza me puebla,
mientras el horror los acorrala.
Ninguna sangre derramada tiene la propiedad de ser buena.
Hoy me duele el alma,
hoy te Lloro Venezuela.
Lycette Scott