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Historia de un peluquín

Llegué a las 6:15 pm a mi casa. Mi amiga C y su esposo F me trajeron luego de visitarlos parte del día para medio ayudarla con unas traducciones que ella necesita. Confieso que pude haber hecho más pero la Cabeza, últimamente, no me da para más. Veo luz en los cuartos de arriba y reconozco a leguas la luz del pasillo, en lo alto de las escaleras. Abro la puerta y, con un grito, me saluda mi esposo.

Subo para encontrarlo frente a la computadora buscando algo que lo tiene abstraido. Me saluda pero ni voltea a verme. "Es algo sin letricas" me dije, porque si hubiera estado leyendo, o habla o escribe! Al poco tiempo me dice "encontré una tienda que abre hasta las 7 :30 pm, me acompañas?" Tras preguntar qué íbamos a buscar antes de las 7:30 pm me dijo "las pilas". Asentí y, sin terminar de llegar a mi casa, me encontraba otra vez en vías de salir.

Las pilas (baterías) de las que hablaba mi esposo son unas planas de Litio modelo R2032 que anda buscando para su medidor cardíaco y el artilugio de la velocidad y la distancia recorridas que utiliza en sus, hasta hace poco, frecuentes paseos en la bici después del trabajo. El otro día encontramos sólo 2 y las demás costaban (cada una) lo que costaba el duo de la Energizer. Con la piquiña en la cabeza, se consiguió otra tienda de la cadena a la que pertenece la que tenía las pilas que él ya había comprado y para allá nos mandamos.

Unos 13 grados de temperatura, una noche un poco venteada pero no fría y el cielo cerrado de nubes. Un poco cansada, iba comiéndome una manzana en el carro. Llegamos a la tienda, paramos el carro, decidimos que por un par de pilas no ibamos a agarrar un carrito de compra, nos metimos y buscamos el pasillo de las pilas. Hasta aquí, todo era el preludio a "un día más sin idea que me revolotee en la cabeza como para hacer un post."

En eso lo ví: un señor con un carrito en el que llevaba 3 perolitos, una camisa manga larga a cuadritos rojos y protegido por un chaleco acolchado hecho con tela impermeable... y un peinado raro.

Al principio no lo entendí bien. Parecía como si, por obra de alguna operación curiosa, le hubieran rapado la parte de atrás de la cabeza en forma de media luna, dejándole una franja de cabellos, de unos 3 dedos de grueso, en la base de la nuca. El resto iba normalmente peinado y una especie de plástico se alzaba por encima del cabello. dimos un par de vueltas más por la tienda y nos fuimos a la caja.

Tras hacer un rato de cola (fila, línea), vemos a nuestra izquierda al individuo de la rara cabellera. Mi esposo me comenta "le hace falta un poquito de cola, no?" En eso caí en cuenta... debido a los ventarrones que están pegando como para gritarnos a todos que se acabó el verano y llegó el otoño, es posible que al señor d ela camisa de cuadritos le pasara como a todo el mundo: el ventarrón le batió los cabellos en la cabeza. El caso de él era ligeramente distinto porque el ventarrón le batió los cabellos del peluquín y le levantó la mitad del artificio, desde la franja capilar cerca de la nuca hasta la "coronilla".

En ese momento, contemplando en todo su esplendor el chiste que le hiciera el peluquín al infortunado que jamás se dió cuenta del show que estaba dando, se me vino a la cabeza el inicio del post que les estoy redactando ahora, se cortó la redacción y por mi mente desfiló el título del post y luego volvió a saltar a la orden "mira, mira"...

Empecé a captar detalles del peluquín, de ese cabello que era visiblemente artificial pero que, con el cabello semigraso del orgulloso usuario (me creo que no se lo lava a menudo tampoco, por no decir que es de esos belgas que se bañan una vez por semana), no se veía tan mal, de ese incongruente plástico transparente que recordaba al celofán y al que iban cosidas las hebras del cabello que el hombre hubiera perdido pero que se rehusaba a olvidar... ví como el señor arreglaba sus cosas en el carrito y, tras pagar, se dirigía a la salida no sin voltear a ver a todos los que seguíamos en las colas para pagar.

Supongo que debe de haber sentido las miradas de todos los que, por accidente primero y sin poder evitarlo después, seguían a su andar resuelto a la salida con los ojos fijos en su cabeza. Una vez se hubo cerrado la puerta del comercio, una pequeña ola de carcajadas bajitas, sonrisas amplias y discretos comentarios sobre lo inusualmente visto por los presentes inundó esos 12 metros de suelo llenos por 4 filas de usuarios.

Es que, en ese momento, la cotidianidad me tomó la mano y me dijo "agárralo porque esta es la nota cómica del día y el post de hoy!". Y cómo me pareció absurda y coherente la cotidianidad hoy... Qué habría sido tan imprescindible en la faceta de "peludo" en ese hombre que le hacía llevar esa "peludez" a pesar de la "peladez" de su actualidad? Y qué ridículos que nos vemos a veces por no asumir con tranquilidad lo que la edad o las características genéticas nos dan. No sería mejor, y hasta más sexy, que el señor se hubiera pasado la máquina y se rapara la cabeza? Qué se necesita para lucir tan viril mientras se come una chupeta con chicle, como hacía el inspector Kojak en la serie de TV? Y qué hace que a un hombre le asuste quedarse calvo si se ve igual de viril, incluso si se come una chupeta, que uno con todos los cabellos en su cabeza? Bueno, en caso de que sean de verdad, claro...

Viva Kojak y los calvos asumidos.. .y los peluquines rebeldes! jajajajaja...



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