Por Gerardro Adrogué *
A Volver, a volver, vamos a volver. En más de una ocasión me descubrí cantando esta consigna. Hace unos meses con cierta mesura, incómodo tal vez. Hoy con manifiesto entusiasmo. Es un canto potente y ordenador. A veces surge de forma espontánea, hermanando a personas que sólo pretendían escuchar música en un recital. Otras veces fluye en una plaza repleta de vecinos. Con mayor frecuencia lo escuchamos en los actos y encuentros que se suceden a lo largo y a lo ancho del país. A volver, a volver, vamos a volver. Verdadero santo y seña con el que reconocemos a quienes (intuimos) piensan como nosotros.