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Cantantes, predicadores y La Conversación en Curso (Primera parte)

El movimiento progresista y liberal dentro de la iglesia.

Una labor importante de la iglesia cristiana, principalmente de su liderazgo, es advertir a los discípulos acerca del engaño y las herejías que puedan poner en riesgo su salud espiritual y hasta su destino eterno. Esta labor de advertir requiere alzar la voz y denunciar los errores doctrinales que predicadores y congregaciones estén abrazando. Pero esta misión no se puede cumplir en silencio, se debe hacer oír nuestra voz. Esto es como si tú transitaras una carretera que lleva hacia un precipicio y te detuvieras a tiempo, ¿tú no saldrías en ese momento del auto para advertirle a quienes vienen detrás: “¡Hey! ¡Deténganse! ¡Este camino es peligrosísimo!”?

Si eres alguien que te importan las personas, sí.

Lo mismo pasa con el tema de los predicadores, iglesias o movimientos que están esparciendo falsas doctrinas. Ellos son el precipicio delante de la carretera. ¿Qué debemos hacer nosotros? Detenernos y advertir lo que hay allá adelante.

Fíjate, el modelo de Cristo y los apóstoles fue ese. Por ejemplo, el apóstol Pablo denunció a dos personas que estaban esparciendo herejías: “entre los cuales están Himeneo y Fileto, que se han desviado de la verdad diciendo que la resurrección ya tuvo lugar, trastornando así la fe de algunos” (2 Timoteo 2:17-18). Si notas, Pablo mencionó los nombres de estas personas y la herejía en que habían incurrido para que la iglesia estuviera advertida.

Lo mismo hizo el Señor Jesucristo, quien a través de Juan le escribió a la iglesia de Pérgamo: “así tú también tienes algunos que de la misma manera mantienen la doctrina de los nicolaítas. Por tanto, arrepiéntete…” (Apocalipsis 2:15-16). La mayoría de comentaristas que he leído reconocen que es muy difícil saber quién fue este Nicolás del primer siglo y de quien se derivó el término “nicolaítas”; sin embargo, el Señor mismo identificó por nombre este movimiento herético que se había infiltrado dentro de la iglesia para que enmendaran sus caminos.

¿Por qué introduzco esta entrada diciendo esto? Porque lo que voy a compartirte en este y el siguiente artículo sigue este modelo bíblico y se ampara en la responsabilidad que como cristianos tenemos de denunciar los errores doctrinales que están inmiscuyéndose en las congregaciones. Es más, si tú eres cristiano, después de leer estas entradas, deberías reaccionar, bajarte del auto y advertir a todos los demás que allá adelante hay un precipicio. ¿Lo harás?

Todo comenzó cuando me enteré de la existencia del sitio llamado: La Conversación en Curso (ver: http://laconversacionencurso.org/), una web de corte progresista y liberal que pone en duda la inerrancia de las Escrituras y publica artículos a favor del homosexualismo en la iglesia. Si tú hicieras el ejercicio de visitar esta página y pusieras en el buscador las palabras “Biblia”, “Escrituras”, “gay” u “homosexualidad”, verás que se desplegarán delante de ti una serie de artículos traducidos del inglés de varios autores (Rob Bell, Brian McLaren, etc.) que ponen en tela de juicio la autoridad de la Biblia y la interpretación que la iglesia ha hecho a textos bíblicos relacionados con el homosexualismo.

En La Conversación en Curso encontrarás artículos como:

“Jesús no trató a la Escritura como infalible, ni nosotros deberíamos”.
“3 maneras en que Jesús leía la Biblia que los evangélicos enseñan que no se lea”.
“La inerrancia no describe lo que la Biblia es”.
“La homosexualidad no es una abominación”.
“Si Dios odia la homosexualidad, ¿por qué no me libra de ella?”
“La moralidad cristiana en la inclusión de gays y lesbianas”.
“La iglesia está a minutos de abrazar el homosexualismo”.

Y otros más.

La Conversación en Curso es un movimiento que, como afirman ellos: “nació como un facilitador de artículos (traducciones al español) de diversos autores cristianos que han sido discriminados y/o censurados por el monopolio editorial en Hispanoamérica, debido a no coincidir totalmente con la visión dominante del cristianismo tradicional” (ver: http://bit.ly/2p5owVE). Con solo ver los títulos de arriba comprenderás por qué las editoriales a las que ellos hacen alusión no han querido publicar en español a estos autores. Es decir, por su postura liberal. Aun así, no te sorprenda que en los años siguientes algunas se animen a hacerlo.

Te invito que hagas el tiempo y entres a este sitio para que leas los artículos que ya mencioné y otros más publicados allí. De este modo comprobarás que lo que te estoy mostrando es verdad. Y lo mismo te invito a hacer con los links o enlaces con que voy a acompañar esta entrada y la siguiente. Te aseguro que lo que vas a leer no es un invento mío, todo está disponible en la web para tu libre escrutinio.

Ahora, que un sitio como La Conversación en Curso ponga en duda la autoridad de la Escritura y asienta ante la práctica del homosexualismo, más que sorprendernos debería hacernos reaccionar, advirtiendo a la comunidad cristiana latinoamericana de que hay intereses oscuros que pretenden calar en el pensamiento evangélico y que pareciera que ya calaron en la mente de algunos predicadores y congregaciones.

Permíteme comenzar mencionando a Jesús Adrián Romero, pastor de Vástago Epicentro y probablemente el cantante cristiano más influyente en la actualidad. Pero antes de mostrarte los vínculos estrechos que existen entre Jesús Adrián y La Conversación en Curso, quiero aclararte que yo no tengo nada personal contra él. Al contrario, soy el primero en reconocer mi admiración por su música y forma de componer y que he sido verdaderamente bendecido por sus canciones durante años. Sin embargo, cuando revisas la cuenta de Twitter de Jesús Adrián notas el apoyo que él les ha brindado al punto de invitar a su millón de seguidores a que visiten el sitio web de La Conversación en Curso o su cuenta de Twitter. Todo esto sin advertirle a sus seguidores que al hacerlo se encontrarán con contenidos que claramente contradicen las Escrituras y abogan por la tolerancia del homosexualismo en la iglesia. El siguiente tuit es un ejemplo:Mi pregunta es: ¿por qué Jesús Adrián animó a sus seguidores a que visitaran esta página de posturas liberales? ¿Por qué los motiva a leer La Conversación en Curso sin siquiera advertirles que discriminen entre la verdad y el error? ¿Por qué recomienda leerlos si claramente algunas de sus publicaciones niegan la autoridad de la Biblia?

Ahora, cualquiera podría pensar que Jesús Adrián recomendó esta página sin estar enterado del contenido de La Conversación en Curso o simplemente por la entrevista que ellos le realizaron con motivo del lanzamiento de su más reciente grabación “Besos en la frente” (ver: http://bit.ly/2nPdoeZ). Sin embargo, eso no es creíble ya que La Conversación en Curso escribió una breve reseña del disco a petición de Jesús Adrián mismo y que aparece publicada, junto a la de otros más, en el sitio web de “Besos en la frente” (ver: http://bit.ly/2pnIAPD o la imagen que sigue).

Aunado a esto, hay un tuit más donde Jesús Adrián los llama “amigos” y resalta el hecho de que lo acompañarían en un concierto realizado en la Ciudad de México (ver imagen de la derecha). Esto sin contar que La Conversación en Curso misma anima a seguir a Jesús Adrián entre sus links recomendados (ver: http://bit.ly/2oyL91h).

Es decir, el apoyo entre Jesús Adrián Romero y La Conversación en Curso es recíproco.

Para rematar, hace tan solo dos días La Conversación en Curso publicó un video titulado: “Confesiones de una nación cristiana” (ver: http://bit.ly/2oFCOHQ) y debajo de este el siguiente enunciado: “si alguna vez has estado del lado opresor, si el miedo, la ignorancia o tus creencias te han llevado a lastimar, marginar o discriminar personas, es hora de pedir perdón. Es momento de llevar sanidad y ser ministros de reconciliación. Es tiempo de darnos cuenta que es mejor abrazar personas que abrazar doctrinas”.

En el video aparecen cuatro pastores norteamericanos pidiéndole perdón a la comunidad LGTB por la discriminación de los cristianos hacia todos ellos. Y aunque dicha petición parezca muy noble, claramente hay un abierto asentimiento a dicho estilo de vida sin llamarles al arrepentimiento. Ojo: yo estoy en contra de todo tipo de discriminación hacia las personas; sin embargo, que tengamos un corazón compasivo y llamemos al arrepentimiento de una conducta como lo es la homosexualidad no es discriminación. Es decir la verdad acerca de un pecado que pone en juego el destino eterno de un ser humano.

Como dije al iniciar esta entrada, si fuera el caso que te encontraras en una carretera que va hacia un precipicio y lograras detenerte a tiempo, ¿no saldrías del auto para advertirle a los que vienen atrás: “¡Alto! ¡Alto! ¡Este camino conduce a un precipicio!?

¿Por qué entonces Jesús Adrián Romero, en lugar de advertirles a sus seguidores acerca de La Conversación en Curso, los deja seguir hacia adelante como si nada? ¿Por qué en lugar de prevenir a la cristiandad, como pastor y cantante cristiano que es, hace alianzas con un movimiento claramente herético?

Por mi parte, estoy queriendo cumplir mi responsabilidad de advertir desde mi trinchera de lo que está pasando, tanto por medio de esta entrada como por medio de la siguiente, la cual te invito a leer.

Continúa leyendo la 2da. parte.

Nota: todos los links que aparecen en este artículo fueron visitados por última vez el 25/04/2017.



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