Y el nombre es muy indicado, ya que este ejercicio respiratorio envía poderosas corrientes de prana (energía vital) a las neuronas.
Desde el punto de vista fisiológico aumenta la circulación cerebral llevando grandes cantidades de oxígeno y nutrientes al mismo tiempo que remueve las toxinas previniendo potenciales enfermedades neuronales.

Lo realizamos así:
- Hacemos tres respiraciones lentas, tranquilas y profundas.
- Luego exhalamos con vigor por la boca entreabierta usando la fuerza del diafragma y los abdominales, haciendo un vacío abdominal.
Inhalamos relajando todo el cuerpo y dejando que el aire entre naturalmente por la nariz.
- Hacemos una serie de diez de estas respiraciones y pasamos a la respiración natural. En ese momento visualizamos nuestro cerebro brillante y energizado.
- Repetimos lo anterior al menos unas dos veces más.
- Queda una sensación agradable de hormigueo en nuestra cabeza, lo que nos indica que la práctica estuvo bien hecha.