Escribe Néstor A. Scamarone M. Durante las cuatro décadas que duró la Guerra Fría, el no uso de las armas nucleares vino a ser sinónimo de su propia existencia. Si algo caracterizó a ese período fue precisamente el elevado grado de precaución con el que cada superpotencia se aproximó a la otra, así como la disposición a hacer las concesiones necesarias para superar los riesgos de una