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“Razones prácticas” de Pierre Bourdieu

   En el texto “Espacio Social y espacio simbólico”[1] Pierre Bourdieu pretende, y lo logra, presentarnos el modelo del espacio social y del espacio simbólico como referencia introductoria a “La Distinción”. 
   La sociedad y el Mundo Social tienen tantas definiciones y formas posibles de ser percibida y abordada como intelectuales que han abocado sus vidas a estudiarlas y conceptualizarlas, por lo cual, en propias palabras de Bourdieu, comienza por establecer cual es la condición con la que se “puede captar la lógica más profunda del mundo social”…y ésta es “sumergirse en la particularidad de una realidad empírica, históricamente situada y fechada”. Así se elaboraría como caso de figura en un universo finito de configuraciones posibles. 
   Aunque esto nos parezca una limitación para la universalidad que pretende el autor sobre sus modelos, defiende esta forma de gestarlos. Plantea que aplicar a otro mundo social un modelo elaborado siguiendo la lógica que defiende resulta mucho más respetuoso con las personas y las realidades históricas, y más fecundo científicamente. En resumen, busca un modelo que aspire a una validéz universal. 

Lo real es relacional 

   El autor nos comienza haciendo una prevención contra la lectura “sustancialista” por considera cada una de las prácticas y consumos en sí y para sí, independientes. Incluso plantea que el pensamiento sustancialista es el del sentido común y del racismo. En palabras claras: hay que evitar transformar en propiedades innatas de un grupo las propiedades que les incumben en un momento concreto del tiempo debido a su posición en un espacio social determinado. Los análisis de Bourdieu pretenden ser estructurales o mejor dicho relacionales. El modelo que nos propone el autor expone la correspondencia entre el espacio de las clases construidas y el espacio de las prácticas. Lo relacional es lo real. 
   Ahora, la primera condición de una lectura adecuada del análisis de las relaciones entre las posiciones sociales (concepto relacional), los Habitus y las tomas de posiciones, son las “elecciones” que los grupos sociales llevan a cabo en la variedad de prácticas posibles debido a la gran cantidad de ofertas. La segunda condición es que la comparación solo se puede desarrollar de sistema a sistema. La tercera condición es el cuidado que se debe tener al identificar equivalencias directas con funcionalidades “iguales” o nominalmente equivalentes. Esto puede llevar a identificar indebidamente propiedades estructurales diferentes. 
   Luego de orientarnos en la forma de comprensión de su análisis, el autor nos define “espacio”, como base donde se desarrolla “lo social” y “lo simbólico”. Entonces, espacio viene a ser un conjunto de posiciones distintas y coexistentes, externas unas de otras, pero que se definen en función de unas con otras. 
    Teniendo presente el concepto de “espacio”, podemos entender lo que Pierre Bourdieu nos explica por y del espacio social. Este se constituye por grupos que se distribuyen en función de la distribución de los dos principios de diferenciación más importantes: el capital económico y el capital cultural. 
   Entonces, los grupos o agentes se distribuyen en dos dimensiones según el volumen total del capital que poseen y la estructura de su capital, es decir, el peso relativo de los diferentes tipos de capital en el volumen total de su capital. La primera forma de distinción es sin duda la dimensión más importante y notoria. Por otro lado, la segunda dimensión, produce una oposición que es causa de diferencias en las disposiciones y en las tomas de posición. 
De forma más general se puede decir que el espacio de las posiciones sociales se traduce en un espacio de tomas de posiciones a través de los habitus. A cada clase de posición le corresponde un habitus, y este es producto de los condicionamientos sociales asociados a la posición respectiva. A través de los habitus también se asocian un conjunto sistemático de bienes y propiedades unidos por una afinidad de estilo. Es este estilo el que une las prácticas y los bienes de un grupo singular por elección. En resumen, estos son principios generadores de prácticas distintas y distintivas, pero a la vez son esquemas clasificatorios, principios de clasificación, principios de visión y división, aficiones, etc. Pero lo esencial es que cuando las cosas son percibidas a través de estas categorías sociales se convierten en diferencias simbólicas y se transforman en una especie de lenguaje propio. 

La lógica de las clases 
 
   Elaborar el espacio social, nos permite la posibilidad de elaborar clases teóricas como agrupaciones ficticias que solo existen en la hoja de papel. La existencia de clases, tanto en la teoría como en la realidad es una apuesta de luchas. Negar la existencia de estas es negar la existencia de diferencias y de principios de diferenciación. Pero las clases no existen solo así. Lo que existe es un espacio social, un espacio de diferencias, en el que las clases existen en cierto modo en estado virtual, como algo que se trata de construir. El mundo social es algo que los grupos sociales deben hacer, construir individual y colectivamente, en la cooperación y en el conflicto. La posición ocupada por la clase social en el espacio social ordena las representaciones de este espacio y las toma de posición en las luchas para conservarlo o transformarlo. Para finalizar, es el espacio social la realidad primera y última, puesto que sigue ordenando las representaciones que los grupos sociales puedan tener de él. 
    Como plantea Bourdieu en “Razones prácticas” la mejor forma de conocer el mundo social de una nación determinada es a través del estudio de una realidad empírica, históricamente situada y fechada. Como éste autor lo hizo en su momento con Francia y Japón, ahora trataremos de representar el mundo social chileno a través de la dinámica existente en el espacio social y simbólico de los agentes. Esto lo realizaremos mediante el análisis de algunas realidades que actualmente ocurren en nuestro mundo social. Específicamente tres grandes tópicos: la música/moda; el deporte/pasión y práctica; y la comida/práctica. Con sus prácticas y/o estilos correspondientes a cada grupo social que le permiten unirse con sus pares, diferenciarse con el resto o encontrar puntos en común pero que aun les permiten diferenciarse por grupo. 
    La música genera o influye de manera determinante en ciertas actitudes, está más qué claro, bastantes estudios científicos lo han corroborado y varios estudios acerca del suicidio nos demuestran que la música llama en algún grado la atención del sujeto, experimentos como los de Robin Rustad (2003), donde interviene con estudiantes universitarios para enfrentarlos a videos musicales que propicien el suicidio. 
    Este estudio comprueba de manera fehaciente, la importancia de la música en la conducción de ciertos pensamientos o actitudes. Más directamente relacionado con los jóvenes y su comprensión autores como Jaime Hormigos y Antonio Martín Cabello (2004), han escrito acerca de la construcción de la identidad juvenil a través de la música en especial de la música popular, reconociendo la función socializadora, puesto que reconocen la importancia de la música en la formación social y cotidiana del individuo y como esto crea grupos unificados por estilos y gustos. 
   El Pop, estilo musical asociado internacional y nacionalmente al “glamour”, al “jet set” es causante de alienación en la juventud de la clase alta chilena. Es causante de una “madonización” de los adolescentes e incluso individuos de mayor edad (Madona icono de este estilo musical). El habitus los sumerge en una burbuja clasista que impone una forma particular de vestirse para bailar, impone ir a lugares que representen este estilo musical, etc. en algunos casos impone la necesidad de comprar ropa del estilo, la cual es exclusiva y de gran valor económico, lo que provoca otra forma más de diferenciación. 
   En la vereda opuesta encontramos al grupo social más pobre. Estilos musicales como la cumbia no provoca, como si lo puede hacer otro estilo en las clases altas, formas de vestir particulares. Esto se puede deber a un sinnúmero de motivos, sobre todo económicos, ya que las prioridades son dirigidas a otras áreas como la educacional, alimentación e incluso dirigidas a vestuario. Esto no da cabida a desarrollar vestuario de la cumbia. 
    Ahora, para finalizar este tópico, pondremos el ejemplo del Reggaeton como estilo unificador, hasta cierto punto, de distintos grupos sociales. Dentro del espacio social la clase alta ocupa este estilo como argumento de diversión, de baile en discotecas y eventos. En la clase más baja se puede observar lo mismo, solo con una gran diferencia que provoca el habitus de ambos grupos, y es en la forma de vestir a raíz del estilo musical. En las clases más bajas se adopta la forma de vestir, con sus accesorios respectivos sobre la ropa. 
    Entoces, se presenta como un estilo unificador en cuanto a gusto y forma de disfrutarlo, pero se puede observar la diferenciación que provoca el habitus en el paso más allá que realizan algunos grupos sociales al adoptar la vestimenta respectiva y que otros grupos consideran “flaite”. 
    Ahora hablaremos sobre el deporte, la pasión que genera en los distintos grupos del espacio social y como se practica respectivamente desde los comienzo de la socialización en los individuos. 
Para las clases altas, uno dentro de todos los deportes que se les permite desarrollar por el gran capital económico que poseen, es el rugby. Este deporte solo se desarrolla en esta clase y principalmente en los establecimientos educacionales. Esto genera una forma de unión entre ellos y distinción con el resto a todos los individuos que son participes de este deporte. Genera pasión pero siempre mesurada. El habitus establece patrones de conducta que son aceptados dentro del grupo y que se deben respetar. 
   En cambio, el futbol en los otros grupos, genera una pasión ingente. Comienza con una práctica distinta que se desarrolla en el día a día. Los individuos practican este deporte en cualquier espacio disponible y en cualquier momento: en la calle, parques, plazas, multicanchas de poblaciones, etc. Por otro lado la pasión que genera el futbol ha sido motivo de documentales y estudios en todas partes del mundo, especialmente en Sudamérica, donde se desarrolla con más fuerza. En Chile los sujetos siguen a sus clubes y a la Selección nacional de futbol a donde jueguen dentro y fuera del país. Tenemos el número de asistencia al estadio por eliminatorias mundialistas más altos de América del sur. Esta pasión ha llegado a generar, en algunos clubes, las denominadas “barras bravas”. Agrupaciones jerárquicas compuestas por clanes o “piños” de distintos lugares y donde algunos cumplen funciones específicas. 
   Para finalizar este tópico se puede decir que aun dentro de la elección de clubes que realizan los individuos se puede entender que lo realizan de acuerdo a su habitus. Ejemplo de esto es Colo-Colo, equipo popular, con una gran cantidad de adherentes a lo largo de todo el país provenientes de las clases media y baja (el 50% más uno pregonan sus adeptos). Otro caso sería la Universidad Católica, universidad conservadora y elitista, cuyos adeptos del club deportivo provienen de las comunas del país económicamente más ricas. 
   El último tema que trataremos es el de la práctica de la comida en las dos clases que hemos analizado hasta ahora, la alta y la baja. Para la primera el acto de comer es un proceso de distinción donde se privilegia la calidad, la higiene, el ambiente y el servicio antes que la cantidad. En cambio la segunda busca lugares como el mercado o “picadas” que les entreguen buena cantidad de comida por bajo costo. Donde las colaciones, las promociones son preferidas antes que todo. El acto de comer es de alimentación hasta satisfacerse por completo en la medida de lo posible. Comer en compañía aunque sea de desconocidos, tomando cerveza o bebida. Ahora bien, un lugar dentro del espacio real que ha unido a estas dos clases en cierto punto, son las grandes cadenas de comida rápida. Acá los distintos grupos sociales solo interactúan espacialmente, no se desarrolla una interacción individual ni grupal. Ni con el propio grupo ni con uno ajeno. 
    Como hemos observado en estos pequeños análisis y descripciones hechos a algunos aspectos del mundo social chileno, podemos observar que las características generadas en los espacios sociales por los habitus tienen puntos de diferenciación y otros de acercamiento aun cuando esto último no se da en su totalidad. Siempre el habitus presenta una forma de diferenciación con el resto, aunque sea en un pequeño detalle. Podemos decir que, como plantea Bourdieu, lo real es relacional. Es imposible hacer el un estudio sobre la música sin abordar la moda, no se puede hacer un análisis completo del deporte sin abordar la pasión que genera y estudiar su procedencia, no se puede ser sustancialista en los análisis. Se debe, por el bien de los estudios, ser complejo al realizarlos, con una visión holística y certera. Pero, ¿Se puede analizar una sociedad (o clase social en particular) sin formar parte de ella o sin integrarla y observarla desde dentro? ¿Cómo es posible estudiar un habitus ajeno sin desprenderse del habitus propio? ¿Es posible ser objetivo si no se realiza una independencia del propio habitus? 
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[1] Conferencia pronunciada en la Universidad de Todai en octubre de 1989.

Bibliografía

- Rustad, Robin A; Jacob Small, David Jobes, Martín Safer, Rebeca Peterson (2003). “The Impact of video rocks and music with suicidal content on thougths and attitudes about siucide”. Suicide Life and Threatening Behavior. New York, Tomo 33; Nº2, pg 120.

- Hormigos, Jaime & Antonio Martín Cabello (2004) “La Cosntrucción de la Identidad Juvenil a través de la Música”. Universidad Rey Juan Carlos. RES. Pg. 259-270. Disponible en: www.fes-web.org/revista/archivos/res04/11.pdf
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