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¿Qué Dice la Biblia sobre la Vida Laboral?

Tags: dios trabajo

Grabado de la revuelta de Haymarket (Chicago) por la reivindicación de la jornada laboral de 8 horas.

El día 01 de mayo de cada año se celebra en muchos países el “Día Internacional de los Trabajadores”. Aunque para la mayoría es sólo un día feriado en el que pueden descansar, a través de la historia nos damos cuenta de que en el pasado miles y miles de obreros fueron explotados, como en el caso de los Estados Unidos, donde había jornadas laborales obligatorias de más de 18 horas consecutivas. El 01 de mayo de 1886 en Chicago, Estados Unidos, se inició una serie de protestas en las que los trabajadores reclamaban la reivindicación de la jornada laboral de 8 horas. Fueron protestas llenas de ira, indignación, violencia y muerte de trabajadores.

Ciertamente nosotros como cristianos no hemos sido llamados a celebrar tradiciones ni efemérides de hombres (Colosenses 2:16-23, Gálatas 4:8-11). No obstante, hice mención del acontecimiento del 01 de mayo en Chicago para demostrar que desde tiempos bíblicos e históricos el trabajo ha sido, en muchos casos, una vía de explotación del hombre contra su prójimo (Éxodo 1:11-14, Éxodo 2:23, Santiago 5:4).

El trabajo como tal no es malo. Muchos piensan que el trabajo fue sólo una maldición de Dios contra Adán, pero si leemos con detenimiento las Escrituras, nos daremos cuenta de que antes de que Adán y Eva pecaran, ya Dios le había encomendado trabajo a Adán:

Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.” (Génesis 2:15).

Adán labraba y guardaba el huerto de Edén

“Labrar” significa: “Arar la tierra antes de sembrar o cultivar la tierra.” Asimismo, “guardar” quiere decir: “Cuidar, vigilar, custodiar”. Dios puso a Adán en el huerto de Edén para realizar actividades que aun en nuestros días se consideran “trabajo”; por lo tanto, el trabajo en sí no es malo. Adán trabajaba labrando y guardando el huerto. Además, algo que me impacta es el hecho de que Jehová Dios se presenta desde el principio como un Dios activo y trabajador. Nuestro Dios trabajó haciendo la creación (Génesis capítulos 1 y 2) y aún sigue trabajando en nosotros, a fin de que alcancemos la Salvación (Filipenses 1:6), por eso nuestro Señor Jesucristo dijo:

 “…Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.” (Juan 5:17).

Adán y Eva echados fuera del huerto de Edén

El trabajo se hizo fatigoso, agotador, y hasta agobiante cuando Adán y Eva pecaron contra Dios, es algo que sigue siendo así hasta el día de hoy. La Biblia nos enseña que Dios maldijo la tierra a causa del pecado del hombre (Génesis 3:17), la tierra perdió su fertilidad y productividad iniciales (Génesis 3:18), y al hombre le dijo:

 “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.” (Génesis 3:19)

Hoy en día el cansancio y el estrés laboral siguen afectando a los trabajadores de todo el mundo.

Vemos que Dios en la Ley también estableció para el Pueblo de Israel períodos de trabajo y descanso de sus labores (Ejemplos: Levítico 23:3, Levítico 23:27-32). Hoy en día, aunque muchos gocen de los beneficios de haber cambiado el trabajo físico por el trabajo intelectual en lugares con aire acondicionado y computadoras, el cansancio, la fatiga y el estrés siguen presentes en iguales o mayores proporciones; terminando el trabajador su día completamente agotado (Eclesiastés 5:12). Sin embargo, que el trabajo sea agotador, no implica que el cristiano joven o adulto no tenga que trabajar. El deber de trabajar lo imponen nuestras mismas necesidades, como la alimentación; por eso la Biblia dice:

El alma del que trabaja, trabaja para sí, Porque su boca le estimula.” (Proverbios 16:26) y “Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.” (2 Tesalonicenses 3:10)

Muchos jóvenes, aun siendo cristianos, muestran gran pereza y desinterés en sus estudios y la vida laboral

Tristemente hay en el Pueblo Cristiano una mala concepción de lo que significa depender de Dios. En mi vida personal y como responsable de jóvenes, he podido ver un gran número de muchachos y muchachas desmotivados, perezosos, sin aspiraciones profesionales para trabajar (Proverbios 22:29) y darles a sus familias una mejor calidad de vida (Eclesiastés 2:24). Jóvenes que van a los exámenes de sus escuelas o universidades sin estudiar nada, creyendo que por ser Cristianos, Dios de repente les iluminará el cerebro a la hora del examen aunque no hayan estudiado ni 5 minutos. Todo esto crea en nuestra juventud una actitud mediocre y conformista. La Biblia nos enseña que Jehová Dios está en contra de la avaricia (Proverbios 28:22, Lucas 12:15), por eso Dios nos manda a que trabajemos sin avaricia (Salmos 128:2, Hebreos 13:5). Dios es quien provee todo (Génesis 22:14), pero quiere que sus hijos dejen la vida mediocre y perezosa (Proverbios 6:6-11, Proverbios 21:25, 2 Timoteo 2:6). El cristiano debe trabajar, y debe hacerlo bien (Colosenses 3:22-23).

porque raíz de todos los males es el amor al dinero (1 Timoteo 6:10)

El trabajo es malo únicamente cuando éste ocupa el primer lugar en nuestras vidas, el lugar que le corresponde a Dios (Proverbios 28:20), ya que esto se convierte en idolatría (Colosenses 3:5), y ahoga la Palabra de Dios, la semilla de fe en nosotros, haciéndola infructuosa (Marcos 4:18-19). Esto, sin embargo, no significa que no debamos dedicar parte de nuestro tiempo al trabajo (Eclesiastés 3:1). Jesús, siendo el Hijo de Dios, también trabajó, Él fue carpintero (Marcos 6:3). Pablo, teniendo derecho de ser alimentado por sus hermanos por la obra que hacía como apóstol (1 Corintios 9:11-16), no usó ese derecho, sino que él trabajó para ganar su propio pan, porque él no quería ser gravoso (molesto, pesado, una carga) para nadie (2 Tesalonicenses 3:7-9).

Jesús también trabajó. Él fue carpintero.

El cristiano no debe trabajar con el objetivo de hacerse rico, el cristiano debe trabajar por 3 razones principales:

1) Glorificar y honrar a Dios (1 Corintios 6:20, Proverbios 3:9-10),

2) Ganar dinero para suplir sus necesidades básicas y las de su familia, para no ser carga de ninguna persona (1 Tesalonicenses 4:11-12),

3) Tener recursos para ayudar a los que padecen necesidad (Efesios 4:28).

Una cosa importantísima de aprender es que el trabajo secular nunca nos podrá saciar espiritualmente. Por eso Jesús nos enseña:

Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.” (Juan 6:27).

Joven predicando la bendita y poderosa Palabra de Dios

Jesús es la comida que a vida eterna permanece, porque Él es el Pan de Vida (Juan 6:35). La vida eterna que Jesús nos promete no se compra con dinero, el cual ganamos trabajando secularmente, sino que se obtiene creyendo en Jesús (Juan 6:28-29), la fe en Jesús nos llevará a servirle, trabajar para Él (Santiago 2:26). Trabajar para Jesús es el único trabajo que edifica y fortalece el alma (Colosenses 1:24-29), y Él nunca pasará por alto nuestro trabajo en Su obra:

Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” (1 Corintios 15:58). ¡Amén!

Les ama en Cristo,

Hno. Diederik Maynard

Blog JESUCRISTO te llama HOY

Managua, Nicaragua

 




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