La dieta de la zona es una Dieta que ha sido popularizada gracias al trabajo divulgativo realizado por el doctor Barry Sears. A través de diversos libros, el doctor Sears ha desarrollado sus teorías sobre nutrición, abogando por un consumo de calorías equilibrado. Proteínas, carbohidratos y grasas deben estar presentes en nuestra dieta, pero siempre buscando el equilibrio hormonal.

Ese equilibrio es precisamente el punto clave de la dieta de la zona. Sus seguidores deben realizar cinco comidas al día, 3 fuertes y 2 más livianas, con proteínas, carbohidratos y grasas favorables, en una proporción de 30-40-30. Y siempre apoyando la dieta con una buena toma suplementaria de ácidos Omega 3.

Para hacer más sencillo su seguimiento, la mano se utiliza como herramienta de nemotecnia. Cinco dedos para cinco comidas al día y no más de cinco horas entre las comidas. El tamaño y el grosor de la palma para medir las proteínas. Dos grandes puños por valor de carbohidratos favorables o un puño para medir los carbohidratos desfavorables.

De todos modos, la dieta de la zona, pese a esta aparente sencillez, guarda en su interior un complejo esquema de bloques nutricionales. Las llamadas “Zonas de bloques” o “Miniblocks”, que sirven a los seguidores de la dieta a determinar las proporciones aconsejables de nutrientes.

Toda esta estructura no hace sino esconder uno de los recursos habituales de este tipo de dietas. La apuesta por crear entre sus seguidores una sensación de saciedad que les lleve a no comer en exceso.

Aún así, la idea que subyace en la dieta de la zona para lograr perder peso, es la de controlar los niveles de glucosa e insulina. Barry Sears en su libro “The Zone” habla de que el punto clave en el proceso de adelgazamiento consiste en mantener bajo mínimos los niveles de glucosa tras las comidas. Además de mantener la insulina dentro de los límites ideales para nuestra salud. Todo ello produce una cascada de acontecimientos biológicos muy favorables entre los que la pérdida de peso de manera estable ocupa un lugar destacado.

Evidentemente, gracias a estas ideas, se presenta como una dieta ideal para personas con diabetes de tipo I y II.

Otro de sus grandes pros consiste en que sus beneficios no se ciñen sólo a la pérdida de peso. Si no que también se obtienen muy buenos resultados previniendo la aparición de enfermedades crónicas o mejorando el sistema inmunológico.

Como ya se ha indicado la variedad es uno de los puntos fuertes a la hora de decidirse a seguir esta dieta. La posibilidad de diseñar bloques de comida personalizados la hacen muy atractiva. Aunque, por ejemplo, un plan de comidas podría consistir en lo siguiente.

Dieta de la Zona: ejemplo práctico

Por la mañana, como desayuno: un vaso de leche desnatada, una rebanada de pan integral con aceite de oliva y un trozo de queso fresco (60 gramos)

A mediodía, un yogur desnatado acompañado por unas cuantas almendras o una nuez.

Para el almuerzo, un plato principal de merluza a la plancha con pimientos asados. Y de postre un kiwi junto a cinco almendras.

A media tarde, durante la merienda, una pieza de fruta, como por ejemplo una mandarina y nuevamente algo de queso fresco (30 gramos) y un par de nueces.

Finalmente, para la cena, podemos picar algo de jamón como acompañamiento de una ensalada de queso fresco y tomate. De postre la fruta vuelve a estar presente.

De todos modos, los bloques están muy abiertos y permiten multitud de combinaciones, De cualquier modo, antes de decidirse una dieta de este tipo, resulta aconsejable contactar con un profesional que nos oriente al respecto.

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