El por qué de esta lista

Es fácil encontrar información sobre qué hay que hacer para practicar Yoga corporal, pero es más escasa la información acerca de lo que NO hay que hacer durante la practica. No se trata de una visión negativa, sino realista. Como cualquier actividad con el cuerpo, los ejercicios de Yoga pueden causar daño si no se respetan ciertos principios básicos de seguridad.

Por más que se esté bajo la guía de un instructor, en última instancia cada uno es responsable de su propia persona, y no es aconsejable delegar esa responsabilidad en otro. Por eso es importante conocer estos principios que nos ayudan a hacer más placentera, efectiva y segura nuestra práctica.

Los errores que mencionaré son bastante comunes. Algunos tiene que ver con la actitud personal y otros con detalles más técnicos, pero todos se pueden evitar fácilmente.

Acerca de la actitud

Error Nº 1: Creer que podemos hacer todas las prácticas. Es verdad que el Yoga es una disciplina inclusiva y universal, pero eso no significa que todas las personas puedan hacer las mismas prácticas. Debemos conocer y entender las necesidades y los límites de nuestro cuerpo. De esa forma evitaremos lastimarnos intentando hacer movimientos o posturas que no son aptas para nosotros, y que tampoco son necesarias.

Error Nº 2: Tratar de imitar o ‘superar’ a otros. Somos seres únicos y no hay ninguna razón para que nuestra práctica de Yoga (ni ninguna otra cosa) sea exactamente igual a la de otra persona (y mucho menos a la del instructor). Por supuesto que hay lineamientos básicos que es bueno seguir, pero siempre adaptados al propio cuerpo, que es el único que tenemos (y por eso es el mejor de todos). Recordemos que el Yoga no es una competencia, ni una exhibición ni un espectáculo.

Error Nº 3: Pensar que nuestro cuerpo es inapropiado. Este error deriva del anterior. Siempre debemos ver al cuerpo como el medio que nos permite hacer lo que hacemos, con nuestras capacidades y nuestro estilo personal. Enfocar la mente en lo que no podemos hacer (y otros sí pueden) es una pérdida de tiempo y de energía. Es mejor utilizar esos recursos para perfeccionar nuestras capacidades, con una actitud agradecida y positiva hacia nuestro maravilloso cuerpo.

Acerca del lugar y el momento

Error Nº 4: Mezclar la práctica de Yoga con otras actividades físicas. Algo habitual en los gimnasios. De por sí, el ambiente de un gimnasio no es el más indicado para tomar una clase de Yoga (y que me disculpen los dueños de gimnasios), pero si es la única opción, bienvenida sea. En ese caso lo que habría que evitar es la clase de Yoga “en el medio” de otras actividades muy dinámicas o agotadoras. Se sugiere dejar la clase para el final, y evitar también el baño muy frío o muy caliente inmediatamente después de la clase. Lo ideal, pero no siempre posible, sería irse a casa y bañarse allí, luego de un rato.

Error Nº 5: Practicar Yoga al aire libre. Si bien puede parecer muy “natural” y saludable, no se recomienda la práctica de Yoga a la intemperie. Si, no obstante, queremos hacerlo, debemos asegurarnos de no sufrir cambios bruscos de temperatura debido al viento, el sol, la humedad, etc. Durante la práctica, el cuerpo está más sensible a cualquier cambio repentino en el entorno, por eso lo mejor es que el ambiente esté lo más regulado y calmo posible. Por la misma razón hay que evitar las ventanas muy abiertas y las corrientes de aire dentro del salón de práctica.

Error Nº 6: Encender sahumerios en el salón de práctica. Sí, no me equivoqué al escribir. Aunque los sahumerios parezcan muy “místicos” e inspiradores, no dejan de ser productores de humo de sustancias orgánicas, mezclado con esencias aromáticas. Si bien los de mejor calidad dicen ser “totalmente” naturales, es difícil saber qué contienen realmente… pero es fácil entender que el humo es siempre humo. Es razonable pensar que los sahumerios muy baratos tienen sustancias químicas, no muy diferentes a los desodorantes de ambientes. El humo siempre es nocivo, pero mucho más durante una sesión de Yoga, cuando la respiración es más profunda y se busca purificar (no ahumar) los pulmones. Una opción intermedia: retirar el sahumerio media hora antes de la práctica. Si es posible, también se puede colocar en otra habitación, de manera que se sienta un poco del aroma pero que no llegue el humo directamente.

Acerca de la técnica

Error Nº 7: No prestarle atención a la respiración. A nivel psicofísico, el Yoga se define como la unión entre el cuerpo, la respiración y la mente. La armonía entre los movimientos y la repiración es una condición básica del Yoga corporal (y también de la vida misma). Es muy importante sincronizar la inhalación y la exhalación con los movimientos de extensión (expansión) y flexión (contraccioón) del cuerpo, respectivamente. Hay posturas de Yoga que incluyen pausas respiratorias que deben ser realizadas en los momentos apropiados y en sincronía con el ritmo respiratorio. Si no se respetan estas pautas, el Yoga no pasa de ser un simple ejercicio físico.

Error Nº 8: No relajarse. Si bien las posturas de Yoga (asanas) suelen incluir una parte dinámica, la parte central de cada asana la constituye la postura o posición estática o en reposo. Un punto esencial en ese momento es relajar todos los músculos innecesarios para mantener la posición, que suelen ser muchos más de los que pensamos. En esto juegan un papel muy importante la conciencia corporal y la atención profunda, que nos permiten sentir cada parte del cuerpo y colocar la tensión muscular donde realmente se necesita.

Error Nº 9: Permitir que la mente esté “en otro sitio”. El Yoga es una práctica interna y requiere de nuestra atención y concentración mental. No se trata de “pelear” con la mente para que no se distraiga, sino de mantener amablemente nuestra atención en el momento presente y, si se distrae, volver a enfocar la mente en nuestras sensaciones y experiencias internas de ese momento. Ni en el pasado, ni en el futuro, ni en otro lugar: aquí y ahora.

Para el final…

Error Nº 10: Hacernos daño. Este error es la sumatoria de todos los anteriores. Un principio cardinal del Yoga es ahimsa, que significa “no dañar voluntariamente”. Sin este principio (en el salón de práctica y en la vida diaria), el Yoga prácticamente pierde su razón de ser. Ahimsa abarca tanto el no dañar a otros seres, como no dañarse a uno mismo. Tampoco deberíamos aceptar que alguien nos haga daño o dañe a otros.

En síntesis

Una actitud seria y responsable es fundamental para que nuestra experiencia con el Yoga sea agradable y nos inspire a continuar la práctica, con todos los beneficios que ello implica. Contribuyamos para difundir un estilo de Yoga seguro, para todos.

José Luis Ferrero