Callie se despertó tarde, una instantánea sensación de aprensión se agitaba profundamente en su interior. Por unos breves instantes, sus turbulentos pensamientos fallaron en precisar la razón de aquella extraña sensación, hasta que los acontecimientos de la Noche anterior empezaron a surgir, haciéndola terriblemente consciente. Ella se sentó repentinamente en la cama y permaneció inmóvil, los ojos muy abiertos, con la esperanza de que toda la noche hubiera sido un sueño salvaje, ridículo. No tuvo suerte. ¿En qué había estado pensando al ir en medio de la noche a la Casa Ralston? ¿Ella realmente se había presentado delante del marqués de Ralston en su dormitorio? ¿Le había hecho una propuesta al libertino más notorio de Londres?
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