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El día que Katy Perry se convirtió en una extraña obra de arte

 

Desde la “Fountain” de Duchamp, pasando por las noventa latas de mierda (literalmente) de artista de Piero Manzoni, hasta la caja de zapatos Gabriel Orozco, los creadores nos están dando una idea muy retorcida de lo que se trata el Arte para ellos. Algunas veces el discurso detrás de estas instalaciones es lo que las salva de los fuertes comentarios e incluso burlas de los críticos; sin embargo, no todas las piezas logran evadir la crueldad de sus espectadores y terminan siendo bromas de mal gusto montadas en un museo.



¿Cómo esperar que en medio del absurdo en que se ha convertido el siglo XXI, el arte no se comporte de la misma manera que su contexto? Entramos a una era en la que incluso la peor de las contradicciones se está materializando. Como el ejemplo más próximo podemos citar el hecho de que millones de estadounidenses pensaron que el progreso vendría de la manos de un hombre cuya ideología corresponde a una de las etapas más oscuras de la historia norteamericana.

Del lado del arte, está pasando prácticamente lo mismo. En los últimos años han aparecido obras cuyo propósito principal es atacar al arte mismo y a quienes se encargan de promoverlo; para la edición 2016 de Zona Maco, el autor Miguel Monroy montó una instalación en donde describía a detalle el procedimiento que debía seguir alguien para robar una pieza de la feria.



Este tipo de propuestas en donde los mismos artistas atacan al arte ha generado una gran confusión entre los espectadores, misma que les ha llevado a generar prejuicios e ideas acerca del arte contemporáneo en las que prácticamente todo lo que se encuentre en un museo puede ser considerado arte; sin importar lo absurdo que pueda parecer el trabajo en cuestión. Un ejemplo de ello es lo que ocurrió recientemente en el Museo Whitney de Arte Estadounidense en la ciudad de Nueva York donde la cantante Katy Perry y el escritor Derek Blasberg realizaron una broma a los asistentes de este recinto.



Todo comienza con Blasberg haciéndose pasar por un miembro del personal del museo invitando a las personas que visitaban el recinto al estreno de una pieza de la artist
a Katheryn Hudson, verdadero nombre de la cantante. Quienes aceptaban eran llevados a una sala oscura en cuyo interior se encontraba una mesa con diferentes alimentos dispuestos sobre ella, al centro había una charola tapada donde aguardaba la cabeza de Katy con los ojos cerrados.

 

Al destapar la charola, muchos de los asistentes quedaron en shock; parecía como si en realidad estuviesen pasando por un momento catártico provocado por el impacto de una pieza artística de la mejor calidad. Algunos llegaron al punto de comenzar a comentar e interpretar la obra para que, justo en ese momento, comenzara la broma con los ojos de la intérprete abriéndose mientras ésta saludaba a sus espectadores que quedaban boquiabiertos. 



El video publicado el 18 de mayo ha generado más de un millón de visitas y en los comentarios pueden verse desde personas aplaudiendo la broma y el look de Katy, hasta quienes en realidad se sienten molestos porque la “instalación” de la cantante le ha quitado espacio a creadores cuyo trabajo en realidad merece un lugar en ese tipo de recintos. Estos últimos comentarios confirman que el absurdo que gobierna el arte y el mundo en general ha invadido la mente de las personas que, a pesar de haber aclarado que la supuesta instalación se trataba de una broma, creen que la cantante en realidad pretendía llevar su arte a los museos. 



Ante este tipo de posturas vale la pena preguntarnos hacia dónde estamos avanzando en cuanto a la crítica y creación artística, pues al parecer la apertura de mente a la que nos incitan todos los creadores ha estropeado nuestros criterios; haciéndolos cada vez más vagos y condescendientes. Finalmente esto se convierte en un círculo vicioso en donde los artistas que se enfrentan a críticas blandas, de alguna manera sienten el permiso de sus espectadores para realizar obras cada vez más flojas, que encuentren su verdadero sustento en el discurso de su creador y no el de su trabajo per se.

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Fuentes

La República
El comercio




 Articulo cortesia de: http://culturacolectiva.com/katy-perry-bon-appetit-obra-de-arte/



Luis Sanfeliu
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Luis Sanfeliu Alvarenga
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Luis Sanfeliú Alvarenga
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Luis Sanfeliú El Salvador



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