La última película de Trapero goza claramente de su estilo: una problemática social poco tratada que funciona como tema central, personajes marginales que sobreviven a una cruel realidad que les ha tocado vivir, un Estilo de film que roza la hibridez con el documental y un claro compromiso social. Según contó el director, el término “carancho” fue utilizado específicamente para esta película.