Como Paloma en Taberna de la vieja España,
como un libro sagrado leído por un laico,
como rusa en vitrina,
como res abierta en canal,
expuesta
con las vísceras latiendo sobre la Piedra de sacrificios
en la mitad de la calle
desnuda
me dejó tu mirada;
esa piedra que tal vez un día volverás a pisar,
la piedra por la que yo camino
todos los días.