Suena el teléfono en la Secretaría General del Turismo. Una llamada de arriba, dice nerviosa la secretaria. Pásemela inmediatamente. Buenos días. Sí, sí, sí, ¿han llegado las cifras? ¿Tanto han bajado? Estamos implementando un programa nuevo, sí. ¿Resultados? No sabría decirle a ciencia cierta. No se preocupe, no ponemos de inmediato a ello. Lo sé, lo sé, el futuro de Egipto está en nuestros manos. Corresponderemos a dicha responsabilidad. Salude al señor presidente de mi parte. Una llamada breve pero tremendamente importante. Los sudores corrían por la frente del Secretario General. Sabía que el Turismo es una cuestión de confianza, de seguridad, de tiempo... y eso era precisamente lo que no tenía. Todos los sitios turísticos estaban blindados, convoyes llenos de policías turísticos hacían su ronda, pero no había nada que vigilar si los turistas no acudían. ¿Cómo hacer atractivas las pirámides si ya son suficientemente conocidas? Hasta Napoleón ya sabía eso de que desde lo alto de estos monumentos, cuarenta siglos nos contemplan... Démosle una vuelta, tenemos que encontrar oro bajo la arena.

Egipto conoce la importancia del turismo. Lleva más de dos siglos recibiendo visitantes que se quedan admirados con su pirámides, sus tumbas, todos los vestigios históricos de esa impresionante cultura de la Antigüedad. Pero el turismo es una industria inestable, depende de muchos factores cambiantes. La Primavera Árabe hizo que el flujo de turismo cayera estrepitosamente en todos los países árabes, incluso en aquellos donde las revueltas no fueron significativas. Pero Egipto tiene un arma secreta: el interés de Occidente, renovado generación tras generación, por el Antiguo Egipto. Últimamente, las noticias sobre descubrimientos se suceden como nunca: expediciones arqueológicas de todas partes del mundo investigan, estudian, protegen y restauran las grandes joyas de la tierra de los faraones. ¿Una cámara secreta desconocida en la tumba de Tutankamón? ¿Una nueva pirámide bajo las arenas? ¿Una estatua colosal de un faraón bajo las calles de El Cairo? ¿La digitalización completa de las tumbas reales más espectaculares? Llamemos a los medios internacionales y pongamos el altavoz. La egiptología parece que vive un nuevo renacimiento. Egipto deja el proteccionismo y abre la mano al capital y los recursos internacionales en su busca de recobrar la industria turística. Y falta que el Gran Museo Egipcio (GEM) de la meseta de Giza que será el mayor museo arqueológico del mundo sea inaugurado en 2018...