Todos sabemos que Chile se caracteriza por ser un país donde los servicios son basura y donde quienes los prestan creen hacerte un favor realiando labores por las cuales pagamos directa o indirectamente.
Directamente, cuando contratamos un servicio en primera persona. Indirectamente, cuando quien los brinda es el Estado u organizaciones benéficas que viven de nuestros impuestos o limosna.
Sin embargo, no deja de empelotar el hecho que aunque pagues caro, en efectivo y a tiempo, los servicios sean prestados como la soberana callampa, sobre todo en el mundo del transportes.
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