El sol está a punto de morir y la raza humana se extinguirá con él. Un grupo de científicos intentan remediar la implacable catástrofe embarcándose en una misión espacial. En el cohete viajan ocho hombres y una mujer que intentarán devolverle la vida al sol. Si lo consiguen, habrán salvado a la humanidad de la inevitable destrucción.

Pero no es misión fácil: durante la historia los tripulantes de la nave se ven obligados a tomar duras elecciones, se ven inmersos en una serie de dilemas morales que resuelven tomando decisiones arriesgadas, cuyas consecuencias pueden ser fatídicas no sólo para ellos sino también para el resto de la humanidad. Éste es quizá uno de los puntos más interesantes de la cinta porque es un ejercicio de reflexión sobre las encrucijadas en las que de una forma u otra nos encontramos en la vida y nuestra manera de reaccionar frente a ellas.

A nivel argumental, a la película le falta calidad y originalidad. El guión es bastante ambiguo: tan pronto algún personaje explica innecesariamente con pelos y señales lo que ocurre, como de repente el espectador se encuentra en la incertidumbre de no enterarse de lo que ha pasado justo unos minutos antes. Los diálogos son simplistas pero con un aire de pretencioso o grandilocuente que le resta toda credibilidad a la historia.

Otro punto débil a destacar es la inexistente profundización psicológica de los personajes. Quizá la ciencia ficción no sea el género más indicado para una observación intensa de las relaciones que se establecen entre los personajes. Pero de todas formas se echa de menos una cierta recreación, por lo menos, un breve acercamiento a la psicología de los personajes que facilitaría que el espectador lograse llegar a sentir un mínimo de empatía con los mismos. Mención aparte merece la última media hora, en la que todo se resuelve de forma repentina y fuera de toda lógica.

En lo que sí hay que felicitar al director de Transpoitting (Danny Boyle) es en el gran espectáculo visual que podemos disfrutar durante el visionado de la película. Algunas escenas en las que los personajes se quedan fascinados frente a los rayos anaranjados que emite el sol mientras suena una inquietante música, casi llegan a adquirir un tono poético, si no fuera por el tono frío y aséptico que desprenden las interpretaciones.

En resumen: una aventura de fondo casi hueco que únicamente se salva por sus excelentes efectos especiales.

Recomendada para los que disfrutan dejándose embelesar por atmósferas futuristas y ambiguas