Hoy tuvimos una reunión familiar en casa de uno de mis tíos, estuvo toda la familia, se hizo una parrillada donde mi Abuelo estuvo solo mirando, porque la cocina es para las mujeres y un hombre no se puede meter en esas andanzas sino su virilidad quedaría mellada es más sería un mariquita cocinero. El problema sucedió cuando todos reunidos empezamos a brindar con unos tragos bien dulces y agradables, pero el abuelo, empezó con uno y luego tomo otro, Mientras un tercero entraba a su cuenta, nunca antes lo habíamos visto tomar de esa manera, empezó simultáneamente con el vino y no paró hasta llegar a la mitad, nadie le decía nada, porque nadie se percató, sólo yo, que a su edad no quisiera un nieto impertinente que me diga hasta donde debo tomar, y empezó la fiesta con sus cantos y bailes, no podía parar, sus cantos alegraron a más de uno, y mi abuela empezó a temblar cuando le dijeron que ya iba por el quinto vaso y no se veía cuando iba a parar, cuando de un momento a otro se quedó dormido sobre la mesa, fue algo colosal, nunca lo habíamos visto en esa situación, cuando de pronto se levantó y empezó a molestar a su bisnieto menor, al cual lo amenazó con castrarlo en esos mismos instantes, el pequeño no se quedó callado y mostrando su carácter con solo tres años de edad le decía en todo momento que "no", "te voy castrar como a un puerco", insistía el abuelo ebrio, mientras el pequeñuelo lo miraba con odio y solo decía que "no". Al final mi prima con mi mamá los separaron, y mi abuela lo regañó por discutir con un niño, cuando de pronto un pedo de gran intensidad silenció a aquél ambiente mientras mi abuelo empezó a matarse de risa, los dejó a todos con el apestor. Inmediatamente fue donde estaba su yerno el cual cocinaba las chuletas de cerdo y los chorizos a la parrilla, e inmediatamente le exigió que le sirviese, "cocinera, cocinera apúrate que este hombre tiene hambre", le dijo mientras le dio una fuerte palmada en las nalgas, su yerno se puso rojo mientras el resto empezó a reír, aquello era sumamente vergonzoso para mi abuela, ya que dicho yerno gozaba de su predilección. "Apura cocinerita marica sírveme mi porción", fue lo último que dijo mi abuelo mientras mi abuela con ayuda de su bastón se dirigía a la parrilla, a darle un buen patadón, entonces ni tonto ni perezoso, levantó dos chorizos y una chuleta con un tenedor y se dio a la fuga en medio del extenso pastizal que compendia el patio de la casa, "Viejo ya te agarraré, ya te agarraré", lo amenazó mi abuela sin reparo. Al cabo de un media hora encontramos a mi abuelo durmiendo nuevamente sobre la mesa puesta en medio del patio bajo la tolda protegiéndose del sol, con su botella de vino, "¿Dónde estamos hijo?", fue lo que me dijo, el pobre pensaba ahora que se encontraba en una de sus haciendas, "¿Dónde está mi caballo?, ¿dónde estás mis mayordomos?, ¿dónde está mi revolver?", preguntó de manera muy seria, el pobre estaba ebrio, no sabíamos que hacer nunca lo habíamos visto así, cuando un certero bastonazo sobre la pierna le fue propinado por mi molesta abuela, la cual le increpó el nalgazo anterior dado a su yerno preferido sin ningún pudor, mi abuelo sólo empezó a reír, mientras cantaba una canción. "Cocinerita, cocinerita sigue llenándome la barriga...", lo hacía mirando esta vez a su nieto mayor que esta vez cocinaba las salchichas en la parrilla. "No cabe duda que en esta casa hay pura mariquitas, los hombres de antes han desaparecido", me dijo mientras observaba como mi madre, mi tía y mis primas tomaban el sol chismoseando sobre sus vidas bien recostadas sobre sus reclinables y mientras sus esposos al mismo tiempo les servían la comida...."Hijo alcánzame otra botella de vino prefiero seguir tomando antes que ver de sobrio esta porquería", me dijo mientras me dirigí a la bodega a sacar otra botella. Y de vuelta lo escuché cantando su canción. Esta vez era a su hijo quien cocinaba la morcilla a la parrilla.