Yo me llamo 2017 regresa con la manida fórmula del concurso de imitación que ya vivió sus horas más bajas con la aburrida edición de 2014 (sí, la que tuvo dos ganadores) o la de 2015 (llamada La conquista de América, celebrada con ganadores de este formato en Latinoamérica, y que se saldó con cifras ridículas de rating), reemplaza al polémico Jairo Martínez y a Luz Amparo Álvarez por César Escola y Pipe Bueno y a Linda Palma por Jessica “cola de plástico” Cediel.

César Escola bien puede ser el de los comentarios wikipédicos que hacía Martínez y Pipe Bueno será el que repita ciclo sí y ciclo también frases de cajón tan de Luz Amparo como “hay que seguir trabajando”, “melisma” o “color de tu voz”. De hecho, ya usó la última de ellas.

Caracol confía en la polémica que suscita Amparo Grisales, valor ausente de la temporada de 2015,  y considerando lo desgastados de sus conflictos con sus colegas del jurado, los reemplaza, en una búsqueda de las audiencias perdidas para el formato que explotará las manidas imitaciones de los mismos cantantes con las mismas canciones. Aquí no esperen un “Yo me Llamo Bruno Mars”  o “Yo me llamo Beyoncé”. Si acaso “Yo me llamo Vicente Fernández” o “Yo me llamo Claudia de Colombia”, y eso, siendo muy “modernos”.

Ernesto Calzadilla regresa con sus revoluciones subidas de siempre, luces enceguecedoras, pero sin más en la manga. Y es que las audiciones del programa de la diva que se “eriza”, ya no erizan a nadie: puros wannabes y copycats que a mí, ya me despiertan bostezos – ni sueñen con que la voy a cubrir-.

Barranquilla fue la primera ciudad en acoger la convocatoria de Yo me llamo. Y el primero en abrir el fuego de la competencia fue OTRO Juan Gabriel, que puede tener la voz,  pero es un camino ya transitado en la primera temporada. Hasta las lágrimas de Amparito Grisales, recordando a su fallecida progenitora, lo son. Obtuvo el primer sí.

El segundo aspirante fue Carlos Vives, pero suyo no fue el corazón de Amparo Grisales ni del resto del jurado.  Y luego, en menos de 15 minutos, el primer cantante de rancheras. Y lágrimas, muchas lágrimas. Y en menos de media hora, los primeros reggaetoneros, y como no, vallenateros “de nueva ola” en el primer episodio.  Ese Maluma no se llamaba ni por las curvas, así que el paripé de la policía, nada que ver. Tan nada que ver como el mannequin challenge que mostró Caracol.

Tito Nieves, Alejandro Fernández, Diomedes Díaz, Pipe Peláez, Shakira, Selena, Thalía, Ana Gabriel… o sea, ¿transitar los mismos artistas imitados en 2011 y 2012? ¿En serio?

Y claro, en Yo me llamo no faltaron los que fueron a hacer el oso como el aspirante a Ricky Martin con menos ritmo que el suscrito autor. Desafines horribles que fueron pausados por cornetazos de César Escola. Mismo cornetazo que quisiera ponerle a Caracol: ¡No más concursos de canto!

Deprimente me pareció el Nicky Jam de tatuajes hechos con marcador. La afinación no es precisamente el fuerte de un reggaetonero, pero ¿esto merece pasar? ¿Pasan porque muestran la foto de sus hijos y dicen que van a luchar por ellos?

Que no se note que estaban interesados en elegir un Kaleth Morales  o una Patricia Teherán para promover las bionovelas que Caracol va a lanzar en breve.

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