PARIS (AP) — El regreso de Javier Pastore no podía ser más oportuno para el París Saint Germain, especialmente ahora que enfrenta a uno de sus rivales preferidos.

El argentino parece del todo repuesto de una serie de lesiones que lo afectaron la temporada pasada y esta y podría arrancar de titular el miércoles ante Barcelona en la Liga de Campeones.

PSG compite en cuatro frentes y el técnico Unai Emery debe dosificar el esfuerzo de los jugadores. Por eso no sería de extrañar que apueste a Pastore de entrada, sobre todo teniendo en cuenta que PSG ganó 4-0 el duelo de ida de los octavos de final.

Pastore ha tenido grandes desempeños frente a los blaugranas y fue el gran artífice de una victoria 3-2 hace dos años.

Esa noche atormentó al Barsa con sus subidas, su velocidad y sus pases. Después del partido el técnico de entonces de PSG Laurent Blanc dijo que Pastore Era “capaz de tener grandes actuaciones”.

Dos años antes un potente zurdazo de Pastore había puesto adelante al PSG de visitante en Barcelona por los cuartos de final.

Esta temporada Pastore ha dado indicios de que está recuperando su mejor nivel.

Se lució en una reciente victoria 5-1 sobre Marsella afuera, sirviendo estupendos pases al goleador Edinson Cavani.

“Es un artista y lo necesitamos”, declaró el presidente de PSG Nasser Al-Khelaifi después de ese encuentro.

Pocos días después, Pastore entró como suplente en un encuentro de la Copa de Francia bajo la lluvia ante Noirt, anotó un gol e hizo un pase de gol a Cavani.

“Es un jugador importante para el equipo”, dijo Emery. “Con Pastore, la competencia por un lugar entre los titulares aumenta”.

La carrera de Pastore en Francia ha tenido muchos altibajos.

Llegó procedente del Palermo italiano en agosto del 2011 y fue la primera contratación grande que hicieron los nuevos inversionistas cataríes en PSG, la firma QSI.

Acababan de asumir el control del club hacía dos meses y estaban felices de haberse asegurado un talento tan prometedor.

Pastore era por entonces un jugador delgadito de 21 años que había causado sensación con el Palermo.

PSG pagó 42 millones de euros (45 millones de dólares) por él y Pastore pareció justificar ese desembolso anotando 13 goles en su primera temporada en Francia.

Por entonces jugaba como armador, haciendo gala de su visión y de su habilidad.

Con Carlo Ancelotti y Le Blanc como técnicos, no obstante, dejó de tener una posición fija. Los estrategas no parecían muy convencidos de su talento y lo hacían jugar volcado hacia la izquierda o hacia la derecha, rara vez por el medio. A menudo desaparecía de los partidos.

Al no saber si jugaría o no, perdió un poco de confianza.

Para peor, empezó a lesionarse con frecuencia.

La temporada pasada fue titular solo 11 partidos debido a problemas en la ingle, los muslos y la canilla. La llegada de su compatriota Angel Di María, por otro lado, le restó oportunidades de estar en la alineación.