Hay cumpleaños especiales en la vida en el que uno te apetece Hacer Algo Diferente, que perdure en el recuerdo, y es eso lo que me he querido hacer yo esta año. No voy a decir cuantos me han caído, pero si son los suficientes como para justamente no decirlos.
Yo, que soy tan viajero lo quería celebrar con un viaje especial, pero dadas las fechas y otras circunstancias, no era factible. Lo podía aplazar para otro día, pero las Cosas que tienen una fecha específica, hay que festejarlas en el momento en el que sucede, ni ante ni después.
Así que me puse a buscar un lugar especial, con simbología y cercano a donde resido, en Galicia, y celebrarlo allí.
Quería encontrar algo que tuviera un significado relacionado con los viajes, el futuro y la esperanza, y no hay nada mejor que un faro para commemorar el día. Un faro da luz y seguridad a los barcos en la noche,y siempre es guía para llegar a buén puerto.
Encontré por la red un restaurante (El semáforo de Bares), que también es hotel, en Estaca de Bares (La Coruña), que pensaba que cumplía mis expectativas. Cerca del faro de Bares, un restaurante pequeño y coqueto y con una vista maravillosa.
El día por suerte era soleado, raro para Galicia en estas fechas. Las vistas espectaculares y la comida bien elaborada. El precio también es un poco elaborado, pero un día es un día.
Después de la comida y del brindis por otros muchos años más (y que tú los veas), nos fuimos buscando un sitio para realizar el acto al que fui hasta allí. No ese que pensáis, sino otro muy diferente, quería arrojar al mar una Botella con mensaje dentro. Un email del pasado, digamos. Puede ser que esta acción sea tópica o si queréis cursi, pero me apetecía hacer algo diferente, algo para recordar.
Mi vida, como la de todos, es un viaje, por eso quería en este día tan especial depositar en este punto , cercano a donde se une el cantabrico con el atlántico (el cabo Ortegal),un mensaje dentro de una botella. El mar es que como la vida, unas veces nos zarandea, otras navegamos a través de sus aguas en calma y de vez en cuando nos avisa con mar de fondo, que las cosas no son como parecen.
Quería que esta botella viajara como mi vida ha ido viajando, y si algún día alguien la encuentra y la le, yo seguiré estando allí. Porque realmente nunca desaparecemos si permanecemos en la memoria de las demás.
Siempre he tratado de hacer cosas diferentes, o darles a las comunes un toque especial, porque la vida no es un tiempo real, no se mide en años, sino en la intensidad, la variedad o la imaginación con que vives lo que haces.
Para viajar no hace falta ir hasta los confines del mundo, todos vivimos en una parte del finisterre de nuestro mundo, y si para nosotros las islas de la polinesia es nuestro confín , para ellos será cualquier ria de galicía. Todo lugar lejano nuestro es el cercano para otro que reside allí. Muchas veces estamos al lado de sitios maravillosos y viajamos miles de kilómetros para visitar algo menos hermoso de lo que tenemos a nuestro lado.
Lo que puse en el mensaje no os lo voy a decir, pero una parte del mismo fueron buenos deseos. No los tópicos de siempre, de paz mundial, la desaparición del hambre en el mundo, prosperidad y salud para todos, amor universal, etc. Deseos que nunca podemos cumplir porque escapan a nuestras posibilidades.
Yo, después de pensar un buen rato, me quedo con el siguiente:
No pretendas realizar grandes proyectos, ni ayudar a grandes causas, las mejores acciones son siempre las pequeñas, las que haces a los que están a tu alrededor. Todos somos parte de una cadena y esta cadena tiene millones de eslabones.
Una sonrisa por la mañana al encontrarte a tu vecino, una disculpa por un pequeño tropiezo, una llamada al amigo que hace tiempo que no ves, una visita al pariente que siempre te cuenta lo malo que está, un decir “que mas dará esto que no tiene importancia”. Tantas pequeñas cosas que podemos hacer y que muchas veces nunca las realizamos. Yo siempre he dicho que “lo que mas cuesta es lo que menos valor monetario tiene”. Hay que regalar, cariño, paciencia, compresión, serenidad… tantas cosas que no cuestan dinero y cuanto nos cuesta realizar.
Por eso quiero que al leer esto, ya sea en el blog o el que encuentre la botella, por lo menos piense en todo esto un segundo y que haga algo para mejorar su vida y la de los demás. La vida cambia en cada segundo y nosotros somos la que la tenemos que cambiar.
Por cierto que no fue nada fácil dejar la botella en el mar, porque como era bajamar siempre nos la devolvía. Pero bueno, ya subiría la marea y se la llevará. Y que luego viaje por ahí, y si nó, lo hará por mi mente , que por ella, estará viajando siempre.
Así que me puse a buscar un lugar especial, con simbología y cercano a donde resido, en Galicia, y celebrarlo allí.
Quería encontrar algo que tuviera un significado relacionado con los viajes, el futuro y la esperanza, y no hay nada mejor que un faro para commemorar el día. Un faro da luz y seguridad a los barcos en la noche,y siempre es guía para llegar a buén puerto.
Encontré por la red un restaurante (El semáforo de Bares), que también es hotel, en Estaca de Bares (La Coruña), que pensaba que cumplía mis expectativas. Cerca del faro de Bares, un restaurante pequeño y coqueto y con una vista maravillosa.
El día por suerte era soleado, raro para Galicia en estas fechas. Las vistas espectaculares y la comida bien elaborada. El precio también es un poco elaborado, pero un día es un día.
Después de la comida y del brindis por otros muchos años más (y que tú los veas), nos fuimos buscando un sitio para realizar el acto al que fui hasta allí. No ese que pensáis, sino otro muy diferente, quería arrojar al mar una Botella con mensaje dentro. Un email del pasado, digamos. Puede ser que esta acción sea tópica o si queréis cursi, pero me apetecía hacer algo diferente, algo para recordar.
Mi vida, como la de todos, es un viaje, por eso quería en este día tan especial depositar en este punto , cercano a donde se une el cantabrico con el atlántico (el cabo Ortegal),un mensaje dentro de una botella. El mar es que como la vida, unas veces nos zarandea, otras navegamos a través de sus aguas en calma y de vez en cuando nos avisa con mar de fondo, que las cosas no son como parecen.
Quería que esta botella viajara como mi vida ha ido viajando, y si algún día alguien la encuentra y la le, yo seguiré estando allí. Porque realmente nunca desaparecemos si permanecemos en la memoria de las demás.
Siempre he tratado de hacer cosas diferentes, o darles a las comunes un toque especial, porque la vida no es un tiempo real, no se mide en años, sino en la intensidad, la variedad o la imaginación con que vives lo que haces.
Para viajar no hace falta ir hasta los confines del mundo, todos vivimos en una parte del finisterre de nuestro mundo, y si para nosotros las islas de la polinesia es nuestro confín , para ellos será cualquier ria de galicía. Todo lugar lejano nuestro es el cercano para otro que reside allí. Muchas veces estamos al lado de sitios maravillosos y viajamos miles de kilómetros para visitar algo menos hermoso de lo que tenemos a nuestro lado.
Lo que puse en el mensaje no os lo voy a decir, pero una parte del mismo fueron buenos deseos. No los tópicos de siempre, de paz mundial, la desaparición del hambre en el mundo, prosperidad y salud para todos, amor universal, etc. Deseos que nunca podemos cumplir porque escapan a nuestras posibilidades.
Yo, después de pensar un buen rato, me quedo con el siguiente:
No pretendas realizar grandes proyectos, ni ayudar a grandes causas, las mejores acciones son siempre las pequeñas, las que haces a los que están a tu alrededor. Todos somos parte de una cadena y esta cadena tiene millones de eslabones.
Una sonrisa por la mañana al encontrarte a tu vecino, una disculpa por un pequeño tropiezo, una llamada al amigo que hace tiempo que no ves, una visita al pariente que siempre te cuenta lo malo que está, un decir “que mas dará esto que no tiene importancia”. Tantas pequeñas cosas que podemos hacer y que muchas veces nunca las realizamos. Yo siempre he dicho que “lo que mas cuesta es lo que menos valor monetario tiene”. Hay que regalar, cariño, paciencia, compresión, serenidad… tantas cosas que no cuestan dinero y cuanto nos cuesta realizar.
Por eso quiero que al leer esto, ya sea en el blog o el que encuentre la botella, por lo menos piense en todo esto un segundo y que haga algo para mejorar su vida y la de los demás. La vida cambia en cada segundo y nosotros somos la que la tenemos que cambiar.
Por cierto que no fue nada fácil dejar la botella en el mar, porque como era bajamar siempre nos la devolvía. Pero bueno, ya subiría la marea y se la llevará. Y que luego viaje por ahí, y si nó, lo hará por mi mente , que por ella, estará viajando siempre.
