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Maldivas en Navidad. Qué hacer en Dhigurah (II). Lengua de arena. Parte 3

En el artículo anterior os conté cómo fue nuestra experiencia nadando con el Tiburón Ballena en Dhigurah, Maldivas, donde estábamos alojados, pero hay más actividades o cosas qué hacer en Dhigurah.

Durante los seis días que estuvimos en la Isla, considera la isla más hermosa de Maldivas tanto por los lugareños como por los turistas que la visitamos, y conocida por su incomparable belleza natural, tanto por encima como por debajo de la superficie, tuvimos tiempo de recorrerla poco a poco.

Vida local en Dhigurah.

Es verdad que cada día nos tocaba madrugar para hacer un tour en barco, de lo que os hablaré en otro artículo, pero también teníamos tiempo después de comer de disfrutar de la vida local.
Campo de fútbol de Dhigurah.

La longitud de la isla es de poco más de 3 km, y el ancho de la misma en la parte más ancha es de 300 m, pero Dhigurah se estrecha en dirección sur y termina con un precioso banco de arena o sandbank, llamado Thundi por los lugareños.
La senda que atraviesa el bosque de Dhigurah...

En dirección a la sandbank.

Para llegar hasta allí hay que caminar unos 2 o 3 kilómetros, más o menos 30 minutos, bien por la orilla de la playa, como por el centro de la isla. 
La lengua de arena de Dhigurah está al sur de la isla.

Caminando entre la selva de Dhigurah...

Por el centro se atraviesa un tramo de vegetación tropical, pues dos tercios de Dhigurah todavía están cubiertos por bosques naturales autóctonos, así que como hay sombra, es el camino más recomendable, pues es un paseo bastante chulo.
Llegando a la lengua de arena de Dhigurah.

 Dhigurah desde la lengua de arena.

Casi al final de la isla el camino o senda central hacia el banco o lengua de arena de Dhigurah va por la bikini beach, y los últimos metros ya no estaréis resguardados por la sombra.
Lengua o banco de arena de Dhigurah (sandbank).

No podíamos parar de hacer fotos...

Ese sandbanck de Dhigurah es tan alargado que se junta con la siguiente isla Dhidhdhoo, donde está el Lux South Ari Atoll Resort, donde no se puede acceder desde Dhigurah, ya que hay vigilancia y cámaras.
En el vídeo del principio se aprecia mejor cómo es.

Como veis estábamos solos.

Los viernes y sábados suele estar lleno de lugareños, por lo que os recomendamos no estar en bikini esos días, pues no está permitido, pese a ello, el resto de días no os dirá nadie nada por estar en bañador o bikini.
Depende de la hora del día y las mareas...

...cambia la amplitud de la lengua.

Nosotros vinimos aquí dos días, uno a última hora de la tarde, por la bikini beach, ya que el sol quemaba menos, y otra a medio día por la senda del bosque. Lo mejor es que si os alojáis en Dhigurah no hace falta hacer el tour del banco de arena que suelen ofrecer en las islas.
Lengua de arena de Dhigurah.

Fotos y más fotos...

Conviene que vengáis en diferentes horas, si tenéis días suficientes, ya que las mareas hacen que la longitud y amplitud de esta lengua de arena varíe entre una hora y otra.
De vez en cuando llega alguna pequeña embarcación...

...pero lo más seguro es que disfrutéis prácticamente en soledad.

Hasta aquí llegan de vez en cuando embarcaciones pequeñas de islas cercanas que traen a turistas a disfrutar de la lengua de agua, pero a pesar de eso, la isla no está nada masificada y estaréis bastante solos casi que a cualquier hora del día.
Los atardeceres en Dhigurah son fantásticos...

...a pesar de las nubes.

Aquí, además de cientos de fotos y disfrutar de la playa relajadamente, no hay más que hacer, pero merece la pena porque es preciosa.
De no ser por las nubes...

Sandbank de Dhigurah.

Así que, aunque el día estaba nublado y no fue todo lo especial que hubiera podido ser, pudimos disfrutar de un precioso atardecer desde la lengua de arena de Dhigura.
Bañarse en esas aguas es alucinante.

Hora de volver.

Para volver, podríamos haber caminado de nuevo, pero era más cómodo escribir un whatsapp al dueño de nuestro alojamiento para que mandara una de las típicas motos de tres ruedas de la isla para recogernos y llevarnos de vuelta al hotel.
La ropa aquí se seca en un rato.

Otra cosa que hicimos entre excursión y excursión es explorar el pueblo, ubicado al Norte de la isla, que con una población de poco más de 600 habitantes, se dedica a al turismo, la pesca, la carpintería y la construcción de barcos.

La gente local es amable y simpática.

La vida en Dhigurah es tranquila y difiere poco de la de otras islas habitadas del archipiélago de las Maldivas, como son musulmanes, no hay alcohol, no se come cerdo y no se puede ir sin camiseta por la isla a excepción de alguna playa, pero los locales siempre están dispuestos a ayudar, son muy amables y simpáticos, se nota que están felices de compartir su hermosa isla con todos nuestros huéspedes.

Como veis estábamos en la gloria, qué paz.

Se tarda menos de 15 minutos en explorar todo el pueblo, que posee dos escuelas y un centro médico, que a pesar de ser un lugar tranquilo, cobra algo más de vida más cerca de la noche. 

Cómo molaban los bancos.

Nos pareció realmente curioso que los bancos que hay repartidos por la isla, de hierro y con redes para pescar haciendo de "silla" se usan tanto para descansar como para tender la ropa.

El pueblo es muy tranquilo.

Aquí, en la calle principal encontrarás algunos minimarkets baratos que venden pequeños souvenirs y donde puedes y debes regatear, y en los alrededores encontraréis algún restaurante local para comer o cenar bastante más económico que en los hoteles.

Dhigurah, Beach Cafe por fuera.

Dhigurah, Beach Cafe por dentro.

Nosotros probamos dos, el más famoso, el Beach Cafe, está cerca del puerto, y a pesar de ser económico y tener mucha variedad de platos, la calidad de la comida fue la peor de la isla, aunque estaba bueno, en el otro bar local o en el restaurante de nuestro hotel la comida estaba más rica, además en ese bar no eran demasiado rápidos sirviendo. Se puede pedir comida para llevar, o encargarla y recogerla después de una excursión en barco.

Restaurante local Shell Dhigurah.

El otro, el Shell Dhigurah, lo descubrimos el último día, lamentablemente, porque aquí comimos mucho mejor, muy barato también y en el interior de un local con aire acondicionado (también hay terraza exterior), aunque la rapidez tampoco era su fuerte, algo que parece que se repite en cualquier establecimiento de la isla.


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