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Playa de las Catedrales


Playa de las Catedrales.


Del mar azul las transparentes olas

mientras blandas murmuran

sobre la arena, hasta mis pies rodando,

tentadoras me besan y me buscan.


Inquietas lamen de mi planta el borde,

lánzanme airosas su nevada espuma,

y pienso que me llaman, que me atraen

hacia sus salas húmedas.


Mas cuando ansiosa quiero

seguirlas por la líquida llanura,

se hunde mi en la linfa transparente

y ellas de mí se burlan.

Y huyen abandonándome en la playa

a la terrena, inacabable lucha, 

como en las tristes playas de la vida

me abandonó inconstante la fortuna.

Rosalía de Castro "Del mar azul las transparente olas", En las orillas del Sar, 1884.


No tuvimos la fortuna de contar con un día soleado en nuestra visita, lo cual no nos permitió poder disfrutar del azul del cielo contra los arcos, pero por otro lado, pudimos experimentar un ambiente más dramático, acorde con la bravura del Mar Cantábrico.

Quizás ser por la vena gallega que tengo por parte de mi abuela, pero no puedo encontrar mejor forma de empezar esta publicación sobre una de las playas más maravillosas de nuestra costa que con la obra de Rosalía de Castro, una de las poetas más importante de nuestras letras, en gallego y en castellano, y una de las precursoras de la poesía española moderna.


Las vistas de lo alto de los acantilados nos dan una idea de la belleza de la playa.

Nubes dramáticas sobre los acantilados y la playa.

Disfrutar de las vistas nos puede llevar horas y horas.

Esperando por la Bajamar, pero desde la arena o desde los acantilados, el paisaje no deja de ser maravilloso y sobrecogedor.

Tuvimos nubes amenazando tormenta durante casi todo el día, pero la fortuna nos acompaño y no hubo lluvia.



El nombre original es el de Playa de Aguas Santas o Paria de Augas Santas, pero es conocida mundialmente como la Playa de las Catedrales o Praia des Catedrais. Situada en el municipio de Ribadeo, provincia de Lugo, en la llamada La Mariña Lucense, justo al borde con el Principado de Asturias, esta declarada como Monumento Natural por la Xunta de Galicia.

Según creencias de los habitantes de esta localidad, en esta playa se podía encontrar un manantial de aguas medicinales con propiedades milagrosas, razón por la cual se la denominó como Playa de Aguas Santas.

Según Google, la Playa de las Catedrales es la más buscada a nivel nacional por encima de la Playa de las Américas en Tenerife, la Playa de la Barceloneta en Barcelona o la Playa de la Concha en San Sebastian.

Una vez acabada la pleamar, pudimos bajar a la playa.


Al comenzar nuestro paseo, todavía el agua esta retrocediendo, y los reflejos, a pesar de la ausencia del sol, eran muy bellos.

A pesar que ya estábamos en bajamar, todavía encontramos zonas encharcadas.


En las zonas todavía cubiertas por el mar, la claridad y color del agua era realmente increíble.


Arcos, cuevas, pasillos, todos sobre la finísima arena.


Mágica sucesión de arcos.



Su nombre más turístico de Playa de las Catedrales hace referencia a las increíbles formaciones rocosas, en forma de arcos, torres y cuevas, recordando muchos de ellos figuras de muchas de las catedrales.

Estos colosos de roca de pizarra y cuarcita tienen su origen hace más de 500 millones de años, durante los cuales, la erosión del viento y el mar han creado estas formas mágicas, arcos de más de 30 metros, pasillos y cuevas de fina arena blanca, todos ellos cubiertos por el Cantábrico en la pleamar.

Ese es otro de los detalles que hace de este lugar algo único, pues solo se puede visitar y disfrutar en su totalizas con la bajamar, cuando el mar nos permite acceder a los más de mil metros de final arenas en donde poder apreciar estos maravillas milenarias de la naturaleza.

Los colores de las rocas son increíbles.


Sucesión de colores debido a diferentes materiales comprimidos durante millones de años.




A la hora de visitarlas, hay que tener en cuenta un par de importante detalles.

  • Es necesario hacer una reserva para visitar la playa entre el 1 de Julio al 30 de Septiembre y en Semana Santa. Con esto se evita la excesiva masificación en la playa durante la época estival cuando es la temporada alta de turismo. Las reservas se pueden hacer con un máximo de 15 días de antelación, y se puede hacer a través de esta página.
  • Dado que el acceso a la playa solo es posible en bajamar, es aconsejable consultar la tabla de mareas para el día en que tenemos la visita para poder planearla adecuadamente. Aquí tenéis donde poder consultar la tabla de mareas.
Arcos...


grietas...


pasillos...

cuevas...


acantilados...

y sobre todo, agua y arena.

El hecho que este declarada Monumento Natural, significa tanto la fauna como la vegetación de la playa esta protegida por ley, y no podemos coger nada de ella, percebes y lapas incluidas.

Y como en cualquier otra playa no debemos dejar ningún rastro nuestro, solamente nuestras huellas en la arena.

Encontramos gran cantidad de percebes en las rocas ahora descubiertas por la bajamar. Eso sí, recordar que es Monumento Natural y no podemos dañarlo en absoluto.



Dado que nuestra visita fue a finales de Octubre, no tuvimos necesidad de pedir ningún permiso, aunque si que hubiera sido muy útil el consultar el horario de las mareas, pues llegamos todavía en pleamar.

Lo mejor en caso de llegar con la marea alta es la de recorrer los acantilados, los cuales nos ofrecen unas vistas increíbles de la playa y son más que recomendable de visitar, al menos en los miradores que podemos acceder directamente con el coche.

Para los que quieran usar transporte público, hay servicios de autobuses y tren que nos puede llevar hasta Ribadeo, en donde podemos alojarnos, y en la época estival hay un autobús circular que cuenta con tres servicios diarios entre Ribadeo y la Playa de las Catedrales.

Una vez ya con la bajamar, podemos bajar a la área, pasear entre los arcos, entrar en las cuevas o recorrer los estrechos pasillos.

Gaitero con traje tradicional de la región.




Además la experiencia se vuelve inolvidable si como en nuestro caso oyes los acordes de una gaita mientras caminas por la playa. Sientes como la música de la gaita, el rugir del mar y el susurrar del viento se mete en tu piel como la sal del océano. Irrepetible.





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