En esta ocasión visitamos la ciudad de Béjar, declarada Conjunto Histórico, recuerda su pasado medieval con la muralla defensiva. Su esplendor pasado como centro de fabricación de paños le ha valido el título de ciudad textil. En el casco antiguo destacan pequeñas plazas, interesantes iglesias románicas o al majestuoso Palacio de los Duques de Béjar, que cuenta con una singular cámara oscura en una de sus torres. Encontramos museos entre los cuales destaco el del afamado escultor Mateo Hernández.
Dejamos el coche junto a la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial, cruzamos el Parque de la Corredera donde encontramos un mercado de productos artesanales y de la comarca, un bonito parque, aún más en otoño con las hojas cayendo como una original lluvia. Desde la Plaza de España caminamos por la Calle Mayor, que no es la de sus mejores momentos dado que gran parte de sus comercios y tiendas están cerrados, ya queda poco de su máximo esplendor, aún así es un placer caminar por esta bonita calle.
Dejamos el coche junto a la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial, cruzamos el Parque de la Corredera donde encontramos un mercado de productos artesanales y de la comarca, un bonito parque, aún más en otoño con las hojas cayendo como una original lluvia. Desde la Plaza de España caminamos por la Calle Mayor, que no es la de sus mejores momentos dado que gran parte de sus comercios y tiendas están cerrados, ya queda poco de su máximo esplendor, aún así es un placer caminar por esta bonita calle.
El Palacio Ducal en Béjar, también conocido como Palacio de Béjar o palacio de los Duques de Béjar, es un claro exponente renacentista construido por el mandato de Don Francisco Sotomayor y Zúñiga en el siglo XVI, con un aspecto de gran fortaleza con amplios cubos y torreones en los ángulos.
Repoblada la villa por Alfonso VIII, en los finales del siglo XII, y alejado el peligro de la guerra hacia el sur, ordenó la ampliación de dichas defensas y dotó a la ciudad de una nueva cerca que, partiendo de la anterior, seguía un trazado similar, esto es, largo y estrecho, que cerraba en la llamada Puerta de la Villa (hoy de Ávila), que persistió hasta los años finales del siglo XIX.
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