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Como construimos nuestra furgoneta en Nueva Zelanda

No es lo normal, ni estaba en nuestros planes, y aunque si que nos lo planteamos en plan cachondeo nunca nos hubiésemos imaginado construyendo nuestra propia furgoneta en Nueva Zelanda.

Pongamonos en situación, después de aterrizar en Nueva Zelanda y de pasar una semana en Auckland de papeleos decidimos irnos a Christchurch a buscar suerte y comprar allí la furgoneta, ya que nos habían recomendado comprarla en la isla sur.

Después de un “relocation” de 5 días llegamos a Christchurch y nos pusimos manos a la obra en busca de una Furgoneta.

Contactamos con varios vendedores y quedamos con 4 o 5 de ellos. Casi todas eran Honda Estima (la furgoneta más comprada por backpackers en Nueva Zelanda) y alguna Toyota Hiace, pero fue paseando por la calle cuando nos topamos con “ella” luciendo un cartel en francés de “à vendre” -se vende-.

Llamamos y los chicos vinieron para enseñárnosla. Nos gusto, nos gusto mucho y aunque sinceramente olía a rayos, lo que vimos nos cuadraba, exceptuando la estructura que tenia dentro, así que con nuestras dudas nos fuimos a casa.

Al día siguiente teníamos una última cita para ver una furgoneta igual que la habíamos visto el día anterior pero con la estructura interna que nos gustaba. Sinceramente la visita fue un chasco, era más antigua y tenia problemas mecánicos.

Por suerte nos estábamos alojando en una casa de Airbnb y Jude, el dueño de la casa, nos acompaño a ver varias furgonetas. Al vernos desanimados nos dijo “¿cual es el problema que tenéis?“, le comentamos que aunque nos gustaba la de los chicos franceses, mecánicamente estaba mejor, era 4 años más nueva que la que habíamos visto ese día y el precio era bueno, el interior no nos gustaba. Teníamos claro que buscamos (interiormente hablando) pero esa no lo cumplía.

Jude nos miro serio y nos dijo “si el problema es el interior yo os dejo las herramientas para que lo construyáis“.

Y así es como de la noche a la mañana los planes cambiaron y nos pusimos a construir nuestra furgo en Nueva Zelanda ¡Quien nos lo iba a decir!.

Nos dispusimos a pensar el diseño, tomar medidas y dibujarlo en el papel. Finalmente Sergio se fue a comprar todo lo que habíamos calculado que necesitábamos, bisagras, madera, tornillos de varios tamaños…etc.

Depues de medir varias tablas nos pusimos manos a la obra y montamos el primer cajón. Lentos pero seguros, aunque cuadrar la caja al principio se complico finalmente quedo perfecta.

Sobre la marcha decidimos que no haríamos solo una tapa para los dos cajones, si no que construiríamos dos cajones ya que iba a ser más cómodo de abrir y junto con Jude creamos unos huecos redondos con el taladro y una sierra para hacer agujeros para los focos de la luz en el techo.

Tras un parón de varios días por la lluvia nos pusimos de nuevo en marcha.

Construimos los otros cajones y la parte de la cama junto con toda la estructura móvil de la mesa.

Ahora ya solo nos quedaba decidir como construíamos la parte de atrás, es decir, que estructura elegíamos para la parte de la cocina.

Después de pensar que necesitábamos, nos pusimos manos a la obra, cortar, tornillos, un par de ideas improvisadas y la cocina estaba acabada.

Una de las cosas que más nos costo elegir, decidir y encontrar fue el colchón. ¡Que de vueltas le daríamos!

Finalmente nos decidimos por comprarlo nuevo y en la misma tienda nos lo cortaron en 3 piezas para poder adaptarlo a la estructura de la furgoneta.

Gracias al consejo de Jude, también nos recorrimos varias tiendas de segunda mano donde terminamos de encontrar todo lo que necesitábamos. Una sabana para cubrir el colchón cuando este montado y lo mantenga unido ( el resto de la ropa de cama venia con la furgo y solo hizo falta lavarla), cortinas oscuras que luego cortamos y adaptamos a las ventanas de la furgo.

¡Ya estábamos listos para rodar! bueno, en realidad no. Nos faltaba ponerle un nombre y después de meditar un ratito (tampoco mucho más) la llamamos Yeti.

Es grande, es blanca y además nuestro gato se llama así, así que, sin discusiones nuestra Yeti estaba lista para viajar por todo Nueva Zelanda.

Con el tiempo hemos ido añadiendo algunas mejoras. Hemos pintado toda la parte de la cocina y la mesa ya que no queríamos que la madera se estropeara con la lluvia, agua, aceite..etc.

Hemos tintado los cristales nosotros mismos ya que eran totalmente transparentes  y así podemos tener total intimidad dentro sin llamar la atención de que es un coche de backpackers.

También hemos cambiado la radio, ya que no funcionaba bien y hemos puesto altavoces nuevos.

Estamos pensando si hacerla “self containment” y esperando un inversor de corriente para poder cargar los ordenadores o las baterías en cualquier lugar, sin depender de un enchufe o un McDonalds.

Sabemos que nos va a dar mucha pena venderla.

Le hemos cogido mucho cariño ya no es solo nuestra compañera de viaje, es que además nosotros la construimos… ains.

Si te has quedado con ganas de ver el proceso de construcción te lo mostramos todo en 2 min. de time lapse

¿Te gusta como ha quedado?

Si crees que puedes darnos alguna idea para mejorarla ¡somos todo oídos!

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