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La empresa J. A. Topf und Söhne – 10 cosas que deberías saber sobre los fabricantes de crematorios de Auschwitz

J.A. Topf und Söhne – la empresa alemana de ingeniería que ayudó a industrializar a la muerte en el campo de exterminio Auschwitz

Una de las primeras escenas de la película Zona de interés de Jonathan Glazer (galardonada con el Óscar para Mejor Película Internacional) es, cuando el infame comandante del campo de exterminio nazi Auschwitz-Birkenau Rudolf Höß recibe en su despacho los ingenieros de la empresa J. A. Topf und Söhne. Le exponen en una manera fría y analítica el nuevo prototipo de los hornos de incineración. Con mucho orgullo explican que el nuevo diseño innovador permite quemar los cadáveres humanos 24 horas por día, sin descanso en una forma perpetua. Además de los escalofríos que causa este escena, le viene a la mente al espectador una pregunta. ¿Qué tipo de personas en su sano juicio diseñan algo tan inhumano? ¿Existe algún límite moral para un científico? En este post intentaremos responder a estas dudas. Te vamos a presentar la perturbadora historia de la empresa de Turingia – J.A. Topf e Hijos. Fueron ellos que proveyeron la mayoría de hornos de cremación a los campos de concentración nazi en BuchenwaldDachau, MauthausenGusen y antes de todo Auschwitz-Birkenau – el campo de genocidio nazi más grande de la historia. ¿Porque ayudaron a industrializar a la muerte? Es una caso muy abrumador de la historia que puede servir como una advertencia a donde nos puede llevar la tecnología separada de la integridad humana y moralidad.

1. Topf e Hijos – una empresa con tradición

J. A. Topf und Söhne fue establecido por Johann Andreas Topf en el año 1878 en Erfurt, Turingia. Era la época dorada de la industria alemana caracterizada por un gran avance tecnológico e innovación. La empresa comenzó a especializarse en la industria cervecera produciendo sistemas de calefacción, malterías, silos y chimeneas. Después de la muerte de su fundador, la gestión pasó a las manos de los hijos, Gustav, Julius y Ludwig. Para 1914 los hijos Topf transformaron la empresa en uno de los líderes globales de su sector, empleando a más de 500 empleados y exportando a 50 diferentes países del mundo. La época de la prosperidad continuó durante la Primera Guerra Mundial, gracias a varios contratos para proyectiles y vehículos militares.

2. Los hornos de cremación – el nuevo segmento del negocio

Al inicio del siglo XX cambiaron las prácticas funerarias de la sociedad alemana. La cremación, criticada fuertemente por la iglesia, comenzó a ganar popularidad dentro de algunos grupos y clases sociales – activistas de izquierda, socialistas, agnósticos o masones. Respondiendo a esta demanda J. A. Topf und Söhne abrió un pequeño departamento dedicado al desarrollo y fabricación de hornos crematorios, aunque este negocio nunca superó 3% de los ingresos totales de la empresa. Durante esa época comenzaron a vender a los municipios incineradores para quemar residuos municipales y carroñas. La empresa se extendió bastante en el mercado de la cremación civil debido a sus altos estándares. En cada etapa del procedimiento se trataba con respeto y honra los restos humanos. El acto tenía que ser voluntario y se tenia que cumplir con estrictas normas para no mezclar las cenizas de diferentes difuntos. 

3. La tercera generación de familia Topf toma el mando

Ludwig Topf (1903–1945) y Ernst-Wolfgang Topf (1904–1979)

Con la muerte de la segunda generación de hermanos Topf la propiedad pasó a la viuda de uno de ellos – Else Topf (1882-1940). Los lucrativos contratos acabaron con la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial. La firma sufrió serios problemas financieros muy típicos de la inestabilidad económica de la República de Weimar. Con la llegada al poder de los nazis, tomó el liderazgo la tercera generación del los Topf – los hijos de Else – Ludwig y Ernst-Wolfgang. Aunque reacios de la nueva doctrina vigente, se inscribieron en el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. Igual que su padre, los hermanos tenían buenas relaciones con judíos – tanto personales como comerciales. También contrataban en la fábrica opositores al régimen nazi— los socialistas y comunistas. ¿Por qué entonces se unieron al partido nazi? ¿Tal vez por la apariencia?, o quizás les convenía acercarse a los dirigentes políticos del Tercer Reich– potenciales clientes de los productos de su fábrica?

4. Los pedidos especiales para la SS

En el 1933, el mismo año que Adolf Hitler asumió el poder en Alemania, recibió empleo en el departamento de crematorios, el ambicioso ingeniero Kurt Prüfer. El sistema dictatorial introducido por los nazis intensificaba la opresión política. La policía secreta del estado Gestapo – junto con otra fuerzas de seguridad encarcelaban presos políticos – comunistas, socialista, homosexuales, gitanos y judíos. Se comenzaron a establecer los campos de concentración (uno de lo primeros fue Sachsenhausen cerca de Berlín) En 1937 se erigió en la colina Ettersberg , uno de los peores campos de concentración Buchenwald (consulta tu visita aquí), situado apenas 22 km de la sede de la empresa Topf. Las precarias condiciones higiénicas y las enfermedades causaron una tasa muy alta de mortalidad entre los presos del campo. Hasta 1938 los cadáveres de las víctimas fueron quemadas en los crematorios civiles de la vecina ciudad de Weimar. Esto provocaba creciente rumores  entre la población local sobre la crueldad del sistema, ya que 90% de los cadáveres incendiados provenía del campo.

Para ello, el comandante de la SS, responsable de gestionar a Buchenwald le pidió a la empresa «una ayuda» con este problema. La solución hecha a medida era un nuevo horno de cremación de dos cámaras entregado en noviembre de 1939. Con el elevado costo de 8000 Reichsmark, el ingeniero Kurt Prüfer ofreció a los nuevos clientes una tecnología rápida y eficiente. De inmediato omitió todas las normas previas y estándares de la incineración humana. Sabiendo cuál sería la función de las cámaras, se mandó construirlas más pequeñas, sin espacio para el ataúd, un gasto innecesario según los nazis. Aunque se trataba de seres humanos, Kurt Prüfer diseñó los nuevos crematorios siguiendo los principios de los hornos industriales para quemar basura y cadáveres animales. ¿Qué pasó con la regla de voluntad? Ya no se requería el consentimiento. Es más, muchas víctimas fueron judíos, cuya religión de manera categórica prohíbe la cremación. Además, se ignoraba toda la integridad anterior y las cenizas de varias víctimas se mezclarían sin escrúpulos. A las familias alemanas, todavía se mandaban las urnas. Estas se puede ver hasta el día de hoy en el memorial. Las cenizas de los demás se arrojaban en bosques.

5. El Modelo Auschwitz y la enferma rivalidad entre los ingenieros

La empresa J. A. Topf und Söhne se convirtió en el proveedor más importante de la SS para los campos de concentración. El estadillo de la Segunda Guerra Mundial – ocupación de Polonia y luego desde junio 1941 la Operación Barbarroja– la invasión de la Unión Soviética provocaría una creciente necesidad para los hornos crematorios. Los campos de concentración se llenan con presos políticos y los prisioneros de guerra de otros países europeos sometidos por los nazis. Los hermanos Topf comienzan la fructífera cooperación con la SS. En la correspondencia oficial, además del típico saludo de la época, Heil Hitler siempre dejaban otra fórmula – Stets gern für Sie beschäftigtSiempre feliz de estar de servicio.

Los alemanes al inicio de las aniquilaciones masivas estaban experimentando con diferentes substancias. Durante la así llamada operación Reinhardt en los campos de exterminio de Bełżec, Sobibór y Treblinka estaban usando el monóxido de carbono proveniente de los escapes de motores de tanques. En Auschwitz comenzaron usar a Zyklon B, cianuro de hidrógeno – una substancia usada antes para la fumigación. En los inicios de septiembre de 1941 en Auschwitz I, en plan de experimento, fueron gaseados 600 prisioneros de guerra soviéticos. Con la construcción de campo de extermino Auschwitz II – Birkenau las 4 cámaras de gas convirtieron este lugar en una verdadera fábrica de la muerte con miles de víctimas diarias. El ingeniero Kurt Prüfer comenzó una estrecha cooperación con la SS diseñando los hornos de cremación cada vez grandes y con más capacidad. Su superior – Fritz Sander, ni siquiera encargado del departamento de los crematorios, supuestamente por envidia, comenzó o competir con su colega, quien sería capaz de diseñar el horno crematorio más eficiente. Ambos hablaban de los asuntos técnicos, de las dichas instalaciones como si fuera cualquier otro tipo del proceso industrial. Expresaban sus dudas, por ejemplo, sobre el ángulo del cual deben de caer los cadáveres para no tapar los ductos.

6. Zyklon B calentado mata más rápido

AlexandreJubran/Mundo Estranho

En Auschwitz-Birkenau los nazis veían la capacidad de sus cámaras de gas reducidas, ya que después del gaseo, los interiores tenían que ventilarse por la circulación del aire libre. Esto, según los alemanes, prolongaba el siguiente uso de la cámara en tiempo. Para esto, en el inicio de 1943 gracias a Kurt Prüfer se instaló el nuevo sistema de ventilación del los crematorios y de los cámaras de gas que contribuyeron a recortar significativamente las esperas entre cada exterminio.

El ingeniero de Topf und Söhne tenía hasta el plan de reusar el aire caliente de crematorios y mandarlo directamente en los cámaras de gas. Entre más caliente la temperatura de aire, el Zyklon B asfixiaba mejor. Este diseño nunca se realizó por demasiados obstáculos técnicos. Sin embargo, la empresa Topf e Hijos durante la era del Tercer Reich entregó en total al menos 25 hornos con 76 cámaras de incineración a los campos de concentración de Buchenwald, Dachau, Mauthausen, Gusen, Auschwitz, Groß-Rosen y Mogilew. Además, cuando era necesario, Topf und Söhne también proporcionaba a las SS hornos de incineración móviles. Visitando el antiguo edificio de la administración donde trabajaron los ingenieros, se ve que desde sus tablas de dibujo técnico podían ver la colina de Buchenwald. ¿Cómo creer en la explicación que dieron después de terminada la guerra, que sólo cumplían su trabajo? En los testimonios posteriores los dirigentes y encargados señalaban que desconocían el verdadero uso de sus productos. Sabían, que iban a ayudar solucionar una cuestión meramente sanitaria. Parece muy difícil de creerlo, ya que los técnicos e ingenieros de la empresa visitaban Auschwitz-Birkenau pasando a veces allí semanas dedicándose al montaje, control y mantenimiento.

7. Los aliados entran a Erfurt

Soldados del ejército estadounidense hacen ver a los ciudadanos de Weimar el campo de concentración de Buchenwald.

El 11 de abril 1945 las tropas norteamericanas liberaron el campo de concentración Buchenwald. Lo que encontraron allí dejó de inmediato un abrumador impacto entre los anglosajones de los crímenes y atrocidades cometidos por los alemanes. Desde luego se reconoció los logotipos de la empresa Topf und Söhne de los hornos. Los servicios de inteligencia militar comenzaron investigar la empresa y sus dirigentes. Uno de los hermanos Topf – Ludwig – decidió cometer suicido. En su carta de despedida se presentaba como una inocente víctima. El segundo hermano Ernst-Wolfgang decidió huir al Alemania Occidental, ya que la parte de Turingia quedó al final de la administración soviética.

Las nuevas fuerzas de ocupación eran mucho más eficientes en buscar todos los involucrados en industrializar a la muerte. Ambos ingenieros –Kurt Prüfer y Fritz Sander fueron detenidos y no sobrevivieron los campos de trabajos organizados por los soviéticos. La fábrica fue nacionalizada y el departamento de crematorios fue cerrado en 1955. En 1957 la firma fue renombrada VEB Erfurter Mälzerei- und Speicherbau (VEB EMS, Construcción de graneros y silos de Erfurt). El incómodo pasado eran un tema tabú y nunca se menciono entre los empleados. Después de la reunificación alemana, la fábrica fue privatizada. Sin embargo, no obtuvo un éxito económico y se declaró insolvente en 1996.

8. Los hornos de incineración y crematorios Topf – reactivación

Sorprendentemente, Ernst-Wolfgang Topf volvió al antiguo negocio. En 1951, fundó una nueva empresa en Wiesbaden que se dedicaba a fabricar crematorios e incineradores de residuos. Luego, desde la nueva sede en Mainz la empresa vendía sus productos a varios municipios en Alemania Occidental. Todo acabó con la publicación del libro de Raimund Schanbel Macht ohne Moral (Poder sin moral) en 1957. Muy bien documentado el autor expuso la colaboración del negocio de los Topf con el régimen nazi en su afán aniquilador. La empresa se declaró en quiebra en 1963 y el mismo Ernst-Wolfgang falleció en 1979.

9. Demanda de la restitución de la propiedad

Después de la caída del muro de Berlín y la reunificación alemana, la empresa recién privatizada declaró la bancarrota. El recinto de la fábrica se convirtió parcialmente en una ruina. Es cuando grupos anarquistas ocuparon una parte del conjunto, transformándolo en un pequeño centro cultural. Quizás todo el mundo se hubiera olvidado del oscuro pasado de este lugar si no fuera por la demanda de la nuera del Ernst-Wolfgang Topf. En 1996 se levantó un caso oficial para la restitución de la propiedad o la indemnización.

Se enteró de ello otro descendiente de la familia, Hartmut Topf, nieto del difunto Ludwig. Comenzó una campaña, en la cual advocaba que seria muy inapropiado e inmoral pedir cualquier tipo de beneficio económico del legado de la empresa, tomando en cuenta que contribuyó el proyecto del holocausto y exterminio masivo de los judíos. Según él, si fuera posible sacar cualquier beneficio de estos inmuebles, deberían servir como indemnización a las víctimas o para crear un centro de conmemoración y educación para futuras generaciones. Las autoridades locales se mostraron muy reservados a esta idea. El alcalde del Partido CDU (Unión Demócrata Cristiana de Alemania) Manfred Ruge preguntaba retóricamente: ¿deberíamos castigar públicamente las empresas que proveían también pan y lápices al Campo de Concentración Buchenwald? El señor Hartmut Topf, argumentaba que la empresa Topf und Söhne para siempre quedará como parte de la historia de la ciudad de Erfurt junto con el famoso Puente de los comerciantes o la medieval Catedral de la Virgen María.

Jacek Lepiarz Deutsche Welle

10. Expulsión de los okupas y creación del Memorial Topf und Söhne

Todas estas discusiones y querellas locales despertaron un creciente interés de la opinión pública acerca del lugar de la fábrica. En 2009 las fuertes tropas policíacas equipadas con helicópteros lograron desalojar los okupas del perímetro. La gran parte del recinto fue demolido. Sin embargo, desde 2011 en el antiguo edificio administrativo de la empresa se abrió el centro de conmemoración. Un lugar muy interesante que permite conocer la historia de los Topf y su sus ingenieros en la industria de la muerte nazi. En la fechada aparece una frase simbólica escrita en alemán – Stets gern für Sie beschäftigtSiempre feliz de estar de servicio (porque con esta frase terminaban la correspondencia con los nazis).

Resumen: La empresa J. A. Topf und Söhne

Aquí termina nuestro post sobre las 10 cosas que deberías saber sobre la empresa Topf und Söhne. Es una historia escalofriante que siempre nos hace preguntar a dónde nos puede llevar la tecnología sin moral. Visitando los interiores reflexionamos sobre una cuestión importante; la responsabilidad de cada uno de nosotros en nuestras vidas profesionales. El ejemplo de los empleados de Topf e Hijos confirma que la integridad humana y la industria deben tener estrecha relación. Es importante a la hora de crear nuevas tecnologías, sea clonación o el reciente desarrollo de la inteligencia artificial, reflexionar sobre lo que hacemos. ¿Beneficia esto realmente a la humanidad? ¿Estoy contribuyendo a través de mi trabajo al sufrimiento o daño de alguien? La historia de la empresa Topf nos enseña esto, cuéntanos ¿cuáles son tus reflexiones sobre este blog?



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