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10 Motivos para una visita a Cerdeña

Abundan los extraordinarios motivos para una visita a Cerdeña: sus playas de aguas color esmeralda, las grutas marinas en espera de exploración, bastante terreno de aventura y el estupendo queso pecorino. Una excursión emocionante a la isla italiana de Cerdeña con diez paradas fijas.

Cerdeña destaca como destino exótico, casi exclusivo, pero a la vez cercano. Uno de esas esquinas del Mediterráneo que parecen sinónimo de excelentes días de relax. Tan cercano como sus conexiones aéreas low cost más su ferri directa desde Barcelona, lo que permite viajar por libre con coche propio y ahorrando dinero.

10 Razones para las vacaciones en Cerdeña

Cerdeña es diferente al resto. Que parece un slogan turístico, pero la realidad es que realmente hay pocos lugares en los que se pueda caminar por bosques muy parecidos a los alpinos, recorrer grandes grutas marinas, pasear entre excelentes viñedos o antiguas ciudades con resonancias de asaltadores de caminos. En el breve repaso que vamos a ver hoy no olvidaremos algunas de las playas más bellas y espectaculares de Europa y diversas curiosidades gastronómicas, como los erizos de mar y anémonas, salchichas de asno (de asno si) y el casu marzu (queso pecorino con gusanos para los paladares más valientes).

1. Por las playas

Una de las cosas más espectaculares de Cerdeña son las aguas que la rodean. Con una transparencia y un color cinematográficos.

Nos fijamos primero en las golfo di Orosei, en la costa este central. Las excelentes playas que le rodean están entre las más conocidas (y filmadas). Podrás vivir chapuzones en aguas de color aguamarina, arenas blancas como el azúcar y escarpados acantilados calcáreos como telón de fondo.

Esta medialuna forma parte del parque nacional del Golfo di Orosei e del Gennargentu, y dispones de actividades para todos los gustos: senderos por las cimas de acantilados, grutas marinas accesibles en kayak, paseos en barca por recónditas y bellas calas…

Cambiando un poco de eje geográfico nos desplazamos a la costa Esmeralda, al noreste, posiblemente las playas más famosas de Cerdeña. En este entorna destacan la bahía de Capriccioli, Cala di Volpe y spiaggia (playa) del Príncipe, rincones paradisiacos con forma de semicírculo, arena blanca y las mismas aguas cristalinas que rodean la isla. Solo con ver los impresionantes yates anclados en resorts de lujo ya te puedes entretener algunas horas.

Que como no todo es tranquilidad y relax podemos recomendar también una parte del litoral sardo algo más agreste e indómito: la costa Verde. Sus delimitaciones van desde el cabo Pecora hasta el complejo turístico de Torre dei Corsari y son toda una sucesión de playas que parecen inexploradas y dunas cinceladas por el viento. Destacan Spiaggia di Scivu y Spiaggia di Piscina, de una belleza ancestral donde destaca el conocido como el desierto de Cerdeña.

Viajando más al interior nos encontramos con el monte Arcuentu, entre las últimas reservas naturales del ciervo sardo, y donde podemos ver pintorescos pueblos como Argus y su museo de cuchillos sardos.

No queremos abandonar la costa sin degustar el ajetreo turístico de la Grotta di Neptuno, en el cabo Caccia, al noroeste de la isla y cerca de Alguero. Podemos llegar a la cueva de dos maneras:

  • En barco desde Alghero
  • Descendiendo 656 peldaños que zigzaguean durante 110 metros por un escarpado acantilado hasta su catedral natural con bosques de estalactitas y estalagmitas.

2. Por las carreteras sardas

Cerdeña es una isla, pero de las grandes: es siete veces más que Mallorca por ejemplo. Y además es muy diversa en paisajes, esto fomenta en el viajero curioso intentar no perderse nada. Si lo tuyo no es el manido sol y playa en resort, necesitarás un coche para poder moverte con libertad. Claro que hay muchas opciones para alquilar, pero también puedes llevarte tu coche ya que desde hace ya más de 10 años hay línea directa de ferri desde Barcelona a Porto Torres, al norte de la isla, cerca de Alghero. Los barcos de la línea marítima de Grimaldi salen varias veces por semana durante todo el año y todos los días durante el verano (y puedes embarcar tu coche claro).

Por supuesto que durante todo el verano hay buenas combinaciones en avión, con líneas aéreas de bajo coste, pero hay que echar cuentas si queremos alquilar coche.

3. Por las vistas y recuerdos

La orografía de Cerdeña descubre rincones realmente espectaculares como Belvedere, una espectacular terraza panorámica sobre el mediterráneo. Es accesible desde Nebida, en el suroeste, por un camino de acantilado. Pan di Zucchero, de 133 metros de altura, es el mayor de varios farallones que emergen desde las aguas azules frente a unos magníficos y escarpados acantilados blancos. Esta es una de las mejores vistas de la costa y con ella puedes jalonar tu instagram de increíbles imágenes para el recuerdo. Contamos también en esta costa con pueblos y aldeas coronando las colinas:

  • Castelsardo, cuyo bello centro medieval domina el Mediterráneo desde las alturas.
  • O el diminuto pueblo de Ulassai, a donde se llega por una extremadamente sinuosa carretera.

Si decidimos venir por aquí, podemos recorrer concienzudamente la zona con algunas rutas a pie sobre los acantilados sardos:

  • Selvaggio Blue, excursión clásica y difícil y que exige estar en forma. Discurre al este de la isla y se compone de siete jornadas para conocer el litoral más espectacular de Cerdeña. Son 45 kilómetros caminando sobre precipicios costeros que quitan el aliento en el golfo de Orosei.
  • Bastante más asequible es el camino interior por el L’Altopiano di Golgo hasta la Cala Goloritzè, con aguas de un azul increíble
  • La ruta ciclista por la anteriormente mencionada costa Verde, con sus vistas constantes a farallones, acantilados y aguas cristalinas
  • Y para terminar la ruta desde playa de Fuili hasta Cala Luna, una cautivadora bahía en forma de media luna, al sur del golfo di Orosei.

4. Para vivir la vida mediterránea

Vale, puede que las vacaciones tan movidas no sean lo tuyo, pues como te puedes imaginar, Cerdeña es ideal también para experiencias más intimistas, como el agroturismo, que invita a conocer de primera mano la vida más tradicional de la isla.

  • Los viñedos de Sorgono, en el llamado Trenino Verde, donde se pueden visitar bodegas familiares, granjas donde se elabora el queso pecorino de oveja fresco, o asistir a los alegres festivales gastronómicos locales.
  • Mezclando el mes de Marzo con la localidad de Alghero, podemos degustar los modestos ricci (erizos de mar) y a comienzos de junio participar en la famosa mattanza (pesca del atún) de Carloforte.
  • Y una actividad más diferente e inmersiva nos propone Come Mai. En esta escuela de cocina, de italiano y de cultura local podemos asistir a sus cursos vacacionales para todos los niveles. Viviremos así una verdadera inmersión cultural y gastronómica a través de experiencias únicas. Su sede se encuentra en el pequeño pueblo de Triei, a 10 kilómetros de la costa este de Cerdeña y en medio de un bosque mediterráneo.

Y no nos podemos marchar de la sección vida mediterránea en Cerdeña sin mencionar las fiestas populares sardas, como las carreras de caballos en S’Ardia o los mamuthones que conjuran a los demonios del invierno en Mamoiada. Tan auténtico como lo anterior son:

  • El torneo medieval de Sa Sartiglia, en Oristano
  • La Festa di Sant’Efisio, en Cagliari
  • Los desfiles folclóricos de la Sagra del Redentore de Nuoro.

5. Para viajar a tiempos pretéritos

Los nuraghes son edificaciones que datan de la Edad del Bronce, y Cerdeña cuenta con 7000. De entre ellos destacamos al mejor conservado y más grande; el complejo de Nuraghe Su Nuraxi. Declarado patrimonio mundial y situado en la costa suroeste, en la campiña de Barumini, tiene como elemento central su torre del año 1500 antes de Cristo. En torno a ella se levanta el resto de la fortaleza. Se convierte así en una especie de colmena circular que se extiende ladera abajo y que solo puede visitarse en circuitos guiados. Como consejo debemos decir que evitaremos los meses de verano, por las colas y el excesivo calor.

Pero la isla sarda invita a un auténtico viaje al pasado por más razones:

  • Las inquietantes tombe dei giganti, sepulturas megalíticas colectivas cubiertas por estelas de piedra
  • Tiscali, que resultando aún todo un enigma, es el más popular de sus yacimientos arqueológicos.

6. Para comprobar que aún quedan pueblos remotos y auténticos

Aquí solo podemos decir que Cerdeña está jalonada de pueblos auténticos en los que parece que el tiempo se ha detenido, vamos a hacer una pequeña ruta saliendo desde Bosa, uno de esos pueblos preciosos de Sardínia, en su costa oeste. Desde este pueblo de elegantes casitas en tonos pastel dispuesta a lo largo de una empinada ladera que sube hasta un robusto castillo y frente a los barcos pesqueros que cabecean en el río Terno, iniciamos una ruta hacia el interior, cuajado de originales municipios.

Como el Orgosolo de ajadas fachadas, de casas y cafés. En una época anterior, este montañoso pueblo de la provincia de Barbagia fue sinónimo de bandolerismo, aunque actualmente podemos verlo como un gran lienzo urbano para grafitis con gran carga emocional.

Si seguimos la ruta hacia el sur, nos topamos con la también agreste provincia de Ogliastra, donde abundan más localidades pintorescas, enriscadas en lo alto de una cumbre y rodeadas de bellas montañas y bosques profundos.

Otra excursión algo menos concurrida y tan auténtica como las anteriores pasa por pueblos como Ulassai, Aritzo y Fonni, todos bellos y remotos.

7. Para vislumbrar el pasado de la corona aragonesa

Cerdeña vivió la presencia española desde principios del siglo XIV hasta finales del XVIII. La corona de Aragón dejó su impronta y su huella en el idioma, la gastronomía y también en muchas ciudades. Tomamos como ejemplo el animado centro histórico de Alghero, de ambiente muy español y rodeado por murallas de color miel, con sus callejones adoquinados, palacios góticos y piazzas repletas de cafés. Aquí mismo podemos degustar la langosta a la catalana por ejemplo.

Lo ideal es llegar a este laberinto medieval al atardecer, sentarse a observar el movimiento callejero en alguna de las terrazas de la plaza Cívica con sus mesas ligeramente iluminadas y disfrutar de una cena con vistas ininterrumpidas del mar y las estrellas.

Podemos seguir vislumbrando las huellas aragonesas en la ciudad más grande de Cerdeña: Cagliari. Es la capital histórica y además es sofisticada y cosmopolita, con sus museos, galerías e iglesias barrocas.

En el sureste divisamos la histórica ciudad de Iglesias, también con un ambiente muy español y una vida que despierta en la temporada estival. Contiene un centro histórico plagado de piazzas, iglesias y edificios con balcones de hierro forjado de estilo aragonés, vestigio de su pasado español. Para comprobarlo, la intensidad con la que se vive la Semana Santa por las estrechas calles del centro histórico.

8. Por su naturaleza inexplorada

En Cerdeña disponemos de varios lugares donde respirar naturaleza, aire puro e incluso especies endémicas:

  • El parque nacional de Asinara, en el lejano extremo noroeste de Cerdeña, presume de conservar un paisaje salvaje e inexplorado, un territorio desierto que es una de las pocas zonas vírgenes costeras de la isla. Es además hábitat natural del asno albino, el halcón peregrino, el muflón, el jabalí y la tortuga boba. Podemos hacer circuitos guiados a pie o en bici por los rincones más remotos de esta isla o bucear en las límpidas aguas que bañan sus acantilados graníticos y playas singulares.
  • El Parco di Porto Conte, que se extiende 60 kilómetros por la costa noroeste, una zona que Jacques Cousteau describió como una de las más bellas del Mediterráneo.
  • El parque nacional del Archipiélago di la Maddalena es otro lugar mágico: está formado por siete islas y varios islotes frente a la costa noreste. A lo largo de los siglos, el mistral ha cincelado las rocas graníticas de este archipiélago, mientras bajo el agua la isla Maddalena0 es uno de los puntos preferidos por los submarinistas: pulcras aguas de color zafiro, unas las más limpias del Mediterráneo. La islita está rodeada por una carretera panorámica de 20 kilómetros.

Y entre los espacios naturales más excepcionales de la isla conviene no perderse Gola Su Gorropu. Apodado el Gran Cañón europeo, con paredes de roca de hasta 400 metros de altura y salpicado por inmensas rocas esféricas, cual canicas de un gigante, y en el que apenas hallaremos la presencia de algún que otro senderista o escalador.

9. Por la slow food

Durante mucho tiempo Cerdeña se conoció exclusivamente por su Costa Esmeralda, un paraíso para millonarios, aristócratas, modelos y magnates de los medios de la comunicación. En 1962 Karin Aga Khan creó un consorcio para comprar una franja del intacto litoral del noreste de Cerdeña, y cada socio se hizo con un pequeño pedazo de paraíso, que bautizaron como Costa Smeralda por la deslumbrante tonalidad de sus aguas. Porto Cervo y Porto Rotondo todavía lucen sus yates y los paparazzi se agolpan en su espectacular paseo marítimo. Ese aire sibarita y exclusivo es compatible, sin embargo, con su gastronomía local, convertida en uno de los imanes para quienes visitan la isla. A pocos kilómetros de los refinados restaurantes de la Costa Smeralda encontramos productos sencillos y auténticos, convertidos ahora en un nuevo lujo. Cultivo ecológico y slow food son términos para definir lo que en Cerdeña nunca ha dejado de hacerse. Como visitar granjas que venden su propio pecorino, salami y recio tinto cannonau; adquirir panes de artístico aspecto y dulces de almendra en panaderías de Cagliari y Nuoro, así como dar cuenta de la gran variedad de marisco local. Es más, se puede saborear todo en un rústico agroturismo, donde sirven un sinfín de platos de antipasti, culurgiones (raviolis) rellenos de ricota, cochinillo asado y sebadas (buñuelos) bañados en miel.

10. Para una aventura acuática

Con 2.000 kilómetros de costa, y un interior montañoso, Cerdeña está repleta de oportunidades para la aventura, y mar adentro triunfan deportes como piragüismo, buceo, surf o kitesurf. En Porto Pollo, al noreste, suele haber una alta concentración de windsurfistas y amantes del kite procedentes de toda Europa, aprovechando el viento bravío que sopla en el canal entre Cerdeña y Córcega. Los surfistas suelen dirigirse a la península del Sinis, al noroeste de Oristano, donde las olas alcanzan los cuatro metros. Y los submarinistas suelen escoger entre las islas rocosas que bordean Cerdeña para sus inmersiones, como la isla di San Pietro, en el suroeste, isla Tavolara, al noreste, y en las aguas protegidas del archipiélago de la Maddalena, en el norte. Otra experiencia interesante es navegar alrededor de la isla o apuntarse a un curso de vela en alguno de sus puertos deportivos, como el de Porto Pollo.

Quienes prefieran experiencias emocionantes en tierra firme, el senderismo tiene posibilidades infinitas, por ejemplo por la deshabitada y verde campiña cercana a Montiferru, en el sur. O en el bosque de Le Prigionette, cerca de Alghero, para dar paseos o montar a caballo junto a su litoral rocoso. Una propuesta más: los amantes del ciclismo de montaña pueden ponerse a prueba en las remotas cimas de Ogliastra.

Y hasta aquí llega el post dedicado a los 10 motivos para visitar Cerdeña en casi cualquier época del año, ya te dejamos para que puedas visitar más entradas en nuestro blog de viajes, destinos, excursiones y más.

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